Paul Rusesabagina fue para muchos todo un héroe cuyos esfuerzos salvaron la vida de más de 1.000 personas durante el genocidio de Ruanda en 1994.
Sus acciones fueron inmortalizadas en la película «Hotel Ruanda», que fue nominada a tres premios Oscar.
Ahora Rusesabagina, quien fue detenido el pasado 31 de agosto, enfrenta una pena de 25 años de prisión por delitos relacionados con el terrorismo.
Un tribunal lo encontró culpable de formar y financiar el Frente de Liberación Nacional (FLN), el brazo armado del partido Movimiento de Ruanda por el Cambio Democrático (MRCD).
El hombre de 67 años se considera víctima de una «farsa» y ha rechazado todas las acusaciones.
¿Cómo es que cayó en desgracia?
La masacre de 1994.
En el transcurso de 100 días, desde abril de 1994, unos 800.000 personas, en su mayoría de la etnia tutsi, fueron masacradas por extremistas de la comunidad hutu.
Como un hombre casado con una tutsi, Rusesabagina no dudó en usar sus propios medios para persuadir a los asesinos de no atacar a la gente que estaba en el Hotel Mille Collines.
Ahí se estaban refugiando decenas de tutsis y otros hutu moderados.
Según su autobiografía, «Un hombre ordinario», en un momento el hotel estaba rodeado por «cientos de milicianos con lanzas, machetes y rifles» poco después de que le dijeron que tenía que evacuar el edificio.
«Sería una zona de muerte… en una hora», aseguró.
Para evitarlo, usó sus conexiones y pidió favores a algunas personas poderosas que solían visitar el hotel de lujo. Incluso gastó su propio dinero para evitar el derramamiento de sangre ahí.
La historia de Rusesabagina fue desconocida durante muchos años.
Apareció en una sección del libro del periodista Philip Gourevitch de 1998 sobre el genocidio, pero se hizo conocida a nivel mundial en la película de Hollywood de 2005 «Hotel Ruanda», en la que el actor Don Cheadle hace el papel de Rusesabagina.
El opositor exiliado
Rusesabagina se exilió en 1996 y en poco tiempo fue considerado un enemigo del Estado en Ruanda a medida que aumentaban sus críticas al gobierno de Paul Kagame desde el año 2000.
El político también es un tutsi y lideró las fuerzas que pusieron fin a la masacre.
Pero varios de sus críticos han sido asesinados o han sido víctimas de atentados fallidos, aunque el gobierno siempre ha negado estar involucrado.
Rusesabagina se había quejado durante mucho tiempo del acoso de los agentes ruandeses. En 2009, se fue de Bélgica a Estados Unidos después de que su casa fuera asaltada varias veces. En los siguientes años viajó por otros países.
Ha usado su influencia para exigir un cambio de régimen en su país.
En un video en 2018 decía que había llegado «el momento de utilizar todos los medios posibles» para lograr un cambio en Ruanda: «Como se han intentado todos los medios políticos y fallado, es hora de intentar nuestro último recurso».
En ese momento era el líder de una coalición de oposición en el exilio, el Movimiento de Ruanda por el Cambio Democrático (MRCD).
El brazo armado del grupo había sido acusado de llevar a cabo ataques en Ruanda a principios de 2018.
«Héroe fabricado»
La reputación de Rusesabagina en Ruanda fue cuestionada con el paso de los años.
Los medios estatales comenzaron a criticarlo y Kagame lo llamó un «héroe fabricado», en lo que fue visto como un intento deliberado de destruir la reputación de alguien que se atrevió a desafiarlo.
Y también algunos de los supervivientes de la masacre empezaron a contradecir el relato de Rusesabagina.
Pero sus partidarios lo han descrito como un defensor de los derechos humanos que denuncia un gobierno opresivo.
Fueron los vínculos de Rusesabagina con el FLN, que había llevado a cabo ataques en Ruanda, lo que dio a las autoridades motivos para arrestarlo. Él ha defendido sus conexiones con el grupo.
«Lo formamos como un brazo armado, no como un grupo terrorista como sigue diciendo la fiscalía. No niego que el FLN cometió crímenes, pero mi papel fue la diplomacia», argumentó. También dijo que nunca le pidió a nadie que atacara a civiles.
Su detención en agosto del año pasado fue muy controvertida.
Su familia dijo que lo habían secuestrado en Dubái y llevado a la fuerza a Ruanda, violando sus derechos humanos.
Pero en otra versión de los hechos, descrita en los tribunales, su exsocio Constantin Niyomwungere dijo que lo había engañado para que subiera a un avión haciéndole creer que volaría a Burundi cuando en realidad iba a Ruanda.
A principios de este año, decidió retirarse del juicio en su contraargumentando que no estaba recibiendo una audiencia justa.
«Es un preso político», dijo su hija Carine Kanimba a la BBC, y agregó que «Paul Kagame es el único juez de la corte» que dice que ha tenido una «venganza personal» contra su padre.
Como resultado, el veredicto de culpabilidad no fue una sorpresa para Kanimba.