No es inusual que un autor dedique un libro a sus padres, pero que Garrard Conley haya reconocido y agradecido a su papá y mamá en su libro biográfico Boy Erased (Un chico eliminado) es muy sorprendente, debido a lo que ellos lo sometieron.
Fueron sus padres los que lo obligaron a tomar parte en terapias de «conversión antigay» o abandonar a la familia para siempre.
La homosexualidad de Conley fue revelada a sus padres por su propio violador, después de que lo asaltó en la universidad. Pero, para su padre —que era un pastor bautista— y su madre, el verdadero crimen fue que era gay.
Vivían en Arkansas, en lo que se conoce como el «Cinturón de la Biblia», en el sur de Estados Unidos.
En ese estado conservador se enseñaba que hacer yoga es malo y que Harry Potter es malvado. Conley, que estaba tan aterrorizado como en conflicto con su sexualidad, sintió en ese entonces que la única solución era someterse a la polémica práctica.
«Llegué a pensar que estaba poseído por verdaderos demonios», comentó Conley a la BBC. «Había vivido 18 años de mi vida en este ambiente de casi culto».
El programa al que lo enviaron fue de «culto total», dice, pero encontró la fuerza para liberarse y seguir otro rumbo al que su familia esperaba.
Después, estudió cultura y política homosexual, conocida en países angloparlantes como teoría queer (raro). Ahora vive con su esposo en Nueva York, tras escribir sobre sus experiencias en Boy Erased.
Esas memorias están siendo pasadas al cine por el actor y director Joel Edgerton, con Lucas Hedges interpretando Conley. Las estrellas Russell Crowe y Nicole Kidman interpretarán a sus padres.
«Estaba en caída libre»
«Esperé 10 años antes de escribir una palabra del libro», explica Conley. «Estaba tan preocupado de no verme estúpido. Pensé que me ya estaban juzgando mis antecedentes, el hecho que yo creía en estas cosas».
«En realidad estaba minimizando toda mi experiencia. Para mí era algo normal. Pero, luego, leí unos blogs que hablaban sobre la gente que había sufrido y empecé a reconocer de vez en cuando algunos de sus síntomas en mí. No podía tocar a mi pareja sin sentir vergüenza».
Decidió escribir sobre sus experiencias en lo que llama una historia en tres partes; sobre él, sus padres y los terapeutas en el centro donde supuestamente lo iban a «curar» de ser gay.
Lucas Hedges. que interpreta a Garrard Conley, con Joel Edgerton (der.), que escribió el guión basado en Boy Erased y también produce y dirige la película. Foto: GETTY IMAGES
Pero, ¿por qué accedió a la «terapia»?
«Estaba en caída libre tras ser violado y que el violador dijera que también había violado a un niño de 14 años», cuenta, añadiendo que lo habían criado para creer que los homosexuales eran pervertidos.
«Fue cuando mi padre me dio un ultimátum. Estaba aterrorizado de perder a Dios. Rezaba todas las noches».
«Mis padres tenían la esperanza de que pudiera llevar una ‘vida normal’, yo había salido con una chica durante dos años. Realmente la amé de muchas formas y ella me había protegido. Así que pensé, ‘bueno, solo se trata de sexo, ¿qué importa?'».
«Mis padres no tenían idea»
Se sometió a un programa de 12 etapas, que se concentraba en estudiar la Biblia, con lo que se preveía que Conley saliera de la institución como un hombre heterosexual, «limpio» de sus pensamientos «impuros».
Había reglas de cómo comportarse durante las dos semanas de «terapia» intensiva. A Conley le confiscaron su teléfono y le dijeron que todas las fotos y los mensajes tendrían que ser inspeccionados.
La experiencia —esas dos semanas y, luego, seis meses de terapia uno a uno— lo dejaron al borde del suicidio.
«No había manera de cuestionar a estos líderes», expresa. «Así que mis padres nunca supieron lo que sucedía allí hasta que se lo conté, muchos años después».
«No tenían idea de lo que pasaba. Mi madre empezó a hacer preguntas al final y ahí fue cuando me sacaron del programa. Se suponía que no podíamos hablar de lo que había ocurrido allí adentro».
«Sí, mis padres cometieron errores horribles que me hubieran costado la vida. Pero no sabían lo que me estaban haciendo», reconoce.
«Por eso es que realizo esta labor de activismo. Es muy importante para las personas que estén considerando someter a sus hijos a esto».
Russell Crowe y Nicole Kidman interpretan los papeles de los padres de Conley en la película. Foto: GETTY IMAGES
Aún cuando su madre leyó Boy Erased, dice Conley, «no sabía todo lo ocurrido».
«No les di copias adelantadas», menciona. «Mi madre lo descargó al minuto que salió. Estaba muy preocupada de que fuera a pasar vergüenza y que fuera una diatriba en su contra».
«Así que realmente fue un alivio para ella. Pero mi padre asegura que no lo ha leído, lo que no creo que sea posible».
Al respecto de su padre, Conley añade: «Todavía tenemos desacuerdos en cuanto a los temas LGBT. Él sostiene que es una opción. Y tiene una congregación que, si saliera en mi apoyo, se saldrían de la iglesia».
«No predica contra los asuntos LGBT. Diría, entonces, que ha progresado».
«Es mi historia»
No obstante, el rehusar atacar a sus padres le ha ganado la crítica de algunos que dicen que los ha estado humanizando demasiado.
«Mi respuesta es que esta es mi historia y yo elijo cómo me debo sentir», afirma. «Una de las cosas que realmente me molestó de la terapia de conversión es que se suponía que debía odiar a mi padre».
«Siento lo mismo de lo que la gente dice en Twitter, no me digan cómo debo sentirme sobre mi padre. Tengo sentimientos tridimensionales».
Joel Edgerton quedó fascinado con la historia de Conley y escribió el guión de la película que también produce, dirige y en la actúa. Su estreno está programado para septiembre, en EE UU.
Cuando Russell Crowe estaba haciendo investigaciones para la película, la estrella de Hollywood se apareció en la iglesia del padre de Conley sin anuncio previo.
«Russell Crowe visitó la iglesia y luego él y mi papá intercambiaron mensajes de texto durante semanas. Esto ha agregado un nivel de escrutinio a sus vidas que no existía cuando el libro salió (en 2016, en Estados Unidos)».
«Ya no pueden ir a la oficina postal sin que alguien les mencione a Russell Crowe».
Indica que hacer la película fue «estresante», pero añade: «Joel está apasionado con el proyecto».
«Desde el momento que me senté con él, quería hablar con otros sobrevivientes de la terapia de conversión. Pensé: ‘Aquí hay alguien que se preocupa’. Y cuando me senté con Lucas Hedges, él había subrayado cada página del libro».
«He visto la película unas cuantas veces y sigue muy de cerca el libro. No es nada sensacionalista. Me parece que no le dieron ese toque hollywoodense».