En un caso que mezcla la política con los negocios de una empresa famosa globalmente, un tribunal en Corea del Sur condenó al multimillonario heredero de la firma Samsung a cinco años de cárcel por corrupción y tráfico de influencias.
Lee Jae-yong, líder de facto del mayor fabricante de teléfonos inteligentes del mundo, es protagonista de un escándalo que también ocasionó el juicio político y destitución de la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye.
Lee fue hallado culpable este viernes de destinar millones de dólares en sobornos al gobierno, para allanar el camino hacia la fusión de dos compañías bajo control del imperio empresarial de su familia y así consolidar su poder al frente de Samsung Electronics.
«La esencia de este caso es el vínculo sin ética entre política y dinero», sostuvo el juez Kim Jin-dong.
«Chaebol»
El escándalo cautivó la atención de un público cada vez más indignado con las grandes empresas surcoreanas conocidas como «chaebol», un término que procede de la combinación de las palabras «riqueza» y «clan».
De 49 años y considerado por algunos el hombre más poderoso de Corea del Sur, Lee estaba detenido desde febrero, acusado de una serie de delitos de corrupción que incluyen soborno, malversación y ocultación de bienes en el exterior.
La Fiscalía observó especialmente donaciones por US$36 millones a fundaciones sin ánimo de lucro operadas por Choi Soon-il, una amiga de la ahora expresidenta Park, afirmando que buscaban favores políticos.
El heredero de la gigantesca firma de tecnología niega todas las acusaciones y sus abogados declararon que apelarían la condena.
«Estamos confiados en que el fallo será anulado», declaró el abogado Song Wu-cheol a los periodistas.
«Responsabilidad social»
La corresponsal de la BBC en Seúl, Yogita Limaye, explica que el fallo sucedió en un tribunal menor y que la defensa puede llevar el caso a una instancia superior.
Pero el veredicto es significativo porque es la primera vez que un alto empresario surcoreano recibe una sentencia de esta severidad.
Limaye señala que, en casos anteriores de corrupción contra jefes de grandes empresas, generalmente las penas fueron conmutadas.
El juez Kin Jin-dong aludió a la «responsabilidad social» de grandes empresas como Samsung y advirtió que para el público no será fácil recuperar la confianza en las instituciones mientras permanezcan los vínculos de corrupción revelados por este caso.
El veredicto contra Lee es un duro golpe al mayor imperio empresarial de Corea del Sur y plantea la pregunta de cómo reaccionará la familia Lee ahora que está en dudas el liderazgo del conglomerado.
Lee pasó a encabezar Samsung después que su padre, Lee Kun-hee, sufriera un ataque cardíaco en 2014 y quedara en un delicado estado de salud.
El gigante tecnológico nacido en 1938 enfrentó recientemente una de las peores crisis de su historia tras las explosiones de baterías de su teléfono Galaxy Note 7.
Y previamente el propio Kun-hee protagonizó controversias al ser acusado de evasión de impuestos en 2008, pero fue indultado dos años más tarde por el gobierno surcoreano.
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