Para llegar al barrio Niño Jesús de Catia, un sector popular en el extremo oeste de Caracas, hay que serpentear estrechas calles construidas de manera improvisada que surgen en todas direcciones como un laberinto.
Algunas subidas son tan empinadas y algunas calles tan estrechas que sólo son accesibles en automóviles todoterreno y en motocicletas. A algunas casas sólo se pueden llegar subiendo o bajando cientos de escaleras.
Durante la campaña presidencial de 2012, el difunto expresidente Hugo Chávez describió al barrio como «un bastión de la revolución bolivariana».
Pero hay señales de que ya no lo es.
“Siempre voté por Chávez y en la elección pasada voté por Maduro. Esta es la primera vez que voto por la oposición”, afirma Carla (no es su verdadero nombre).
Añade que su padre es un “chavista de los duros” y siempre vio que ser chavista era la normalidad.
“Aquí nunca había ganado la oposición, pero ya hasta los chavistas se cansaron de Maduro», concluye Carla.
La noche del domingo, tras el cierre de las mesas de votación, los habitantes del barrio se reunieron en las afueras de la Escuela Básica San Martín, un centro de votación ubicado en lo más profundo de Niño Jesús, para escuchar los resultados que ofrecieron los testigos de mesa tras contar las papeletas.
Uno de ellos le anunció al grupo, que esperaba ansiosamente, que Maduro había obtenido 326 votos, pero que el ganador allí había sido Edmundo González con 854, más del doble.
El anuncio fue recibido con aclamaciones, aplausos y gritos llenos de emoción que quedaron registrados en videos verificados por la BBC.
En otro centro de votación instalado en el Colegio Eugenio Mendoza Fe y Alegría, en otra zona de Niño Jesús, el candidato opositor obtuvo 1.518 votos, el 63%, mientras que Maduro cosechó 818 votos, de acuerdo a las actas presentadas por la oposición.
En toda la parroquia Sucre, la división administrativa a la que pertenece Catia, Edmundo González obtuvo el 61,93% de los votos, de acuerdo a la misma fuente.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) aún no ha hecho públicas las actas que respalden el anuncio oficial que dio como ganador a Nicolás Maduro, algo que la oposición ve como una muestra clara de que hubo un fraude electoral.
«Catia siempre fue chavista»
“Catia y Niño Jesús siempre fueron chavistas. Yo siempre voté por Chávez. Voté por él tres veces”, le dice a BBC Mundo Maikel Torres.
“Chávez hizo mucho por el barrio, pero este tipo (Maduro) lo que ha hecho es empobrecernos. Ya basta”, prosigue.
“¿Cómo es posible que un presidente diga que va a correr sangre si pierde? Da miedo tener a alguien así en el poder”, añade.
Torres asegura que para él y para la mayoría en el barrio Niño Jesús y toda Venezuela es “muy obvio” que Nicolás Maduro perdió la elección.
“Ese dictador se la robó. ¿Cómo va a decir que 5 millones votaron por él? Ellos (los chavistas) perdieron el apoyo del pueblo y eso es evidente. Aquí en el barrio lo puedes ver”.
Desde que anunciaron los resultados la tensión persiste en Niño Jesús. Cuando llego al barrio, Maikel está discutiendo con una señora que votó por Maduro.
“Yo sí soy chavista y dejen de buscarme peo (problemas). Si me quieren matar por ser chavista, mátenme”, le grita la señora, de unos 60 años.
“Señora, aquí nadie le está buscando problema. Nosotros somos pacíficos. Además, yo no peleo con mujeres”, le responde con calma este exmilitar de 45 años.
“¿Pacíficos? Ustedes son unas basuras. Anoche me estaban pateando la puerta y yo sé que fuiste tú, becerro”, le responde la señora.
Pero la tensión no es exclusiva de este sector popular.
El chavismo y su defensa «de la paz»
Este martes se produjeron nuevas protestas en varias ciudades venezolanas como consecuencia del controvertido resultado anunciado por CNE, según el cual Maduro habría ganado con el 51% de los votos, por delante de Edmundo González con el 44%.
Miles de personas se reunieron en varias partes de la ciudad para mostrar su rechazo al anuncio y aseguraron que permanecerían en las calles hasta que lograran un cambio de gobierno.
La más grande de todas las manifestaciones tuvo lugar en los alrededores de Altamira y la urbanización Los Palos Grandes, en el este de la ciudad, donde Maria Corina Machado y Edmundo González se pasearon en un gran camión con una tarima.
El oficialismo también salió a la calle para “defender la paz”.
Algunos se congregaron en la plaza Sucre de Catia donde el gobierno organizó un concierto.
Carlos Ponce, un caraqueño de 61 años, fundador del Movimiento Nacional Comandante Eterno, una organización chavista, le dijo a BBC Mundo que la oposición debe aceptar los resultados del CNE.
“Cuando uno va a una competencia y hay un arbitro simplemente hay que aceptar su veredicto. El CNE dice que Nicolás Maduro ganó y la oposición debe aceptarlo”, afirmó.
“Somos mayoría, somos alegría, somos los hijos de Hugo Chávez Frías”, añadió.
Hablar sí, nombres no
En Niño Jesús la gente también ha salido a protestar denunciando un fraude.
Esta “nueva oposición” ha tomado varias calles del barrio con cacerolas para mostrar su descontento a los resultados del CNE.
“Ayer estaban quemando basura”, me dijo una comerciante que prefirió no revelar su identidad.
“Yo también voté por Edmundo, pero no estoy de acuerdo con estas protestas porque al final nos jodemos nosotros. Desde el domingo no hay trasporte y todo está cerrado. No he podido vender nada ni hacer dinero”, añadió.
Muchos tienen miedo de dar abiertamente su opinión. Durante mi visita muchos querían hablar, pero casi nadie quería revelar su identidad por miedo a represalias.
Según me contaron varios catienses, allí vive la familia de Cilia Flores, diputada al parlamento y esposa del presidente venezolano Nicolás Maduro.
“Allá abajo, casi llegando a Boquerón (otro sector de Niño Jesús), al frente de donde están todos los militares parados”, me dijo casi susurrando un habitante del sector.
“Mucha gente no te va a querer hablar porque además aquí están activos los colectivos. Ellos amedrantan a la gente y siembran miedo”, explicó.
Los colectivos son organizaciones creadas por Hugo Chávez que algunos en la oposición describen como paramilitares. El gobierno ha llegado a definirlos como «grupos civiles armados al margen de la ley”.
Suelen contar con armas, sus críticos dicen que gozan de impunidad y son completamente leales al gobierno. Algunos cobran “impuestos” a comerciantes.
“A mí me sabe a mierda si el presidente es Edmundo o Maduro”, me dice otro habitante del sector que no quiso revelar su verdadero nombre porque le paga a los colectivos para poder vender su mercancía.
“Yo voté por Edmundo. Es primera vez que voto por la oposición, pero la verdad es que si yo no trabajo, ni como yo ni comen mis dos niños”.
«Mi mujer me dijo anoche que se iba a ir a protestar a Miraflores (el palacio presidencial) y yo le dije que si estaba loca. Le recordé que tenemos dos hijos y si la matan se jode es mi familia».
Él dice estar convencido de que el gobierno «se robó las elecciones».
«Ellos no van a querer soltar el poder. Controlan los 5 poderes, controlan el ejército, las armas. ¿Quién va a dejar el poder así? Yo tampoco me iría», añade con rabia.
«No le temo la muerte»
Según las autoridades, unas 750 personas han sido detenidas en las protestas posteriores a la elección.
Dos importantes ONG del país afirman que varias personas han muerto y decenas han resultado heridas.
El martes, el ministro de Defensa de Venezuela calificó las protestas como «un golpe de Estado».
Rodeado de tropas armadas, el general Vladimir Padrino leyó un comunicado diciendo que el presidente Nicolás Maduro tenía la «absoluta lealtad y el apoyo incondicional» de los militares.
Pero muchos nuevos opositores del barrio me dijeron que no se dejarán amedrentar y continuarán en las calles.
Maikel Torres dice que no tiene miedo.
“No le temo a la muerte, al final todos nos vamos a morir”, afirma.
“Yo nunca he querido problemas con mi vecina. Pero el chavismo sólo ha hecho eso: inculcar odio”, agrega mientras su rival chavista sigue gritando al otro lado de la calle.
“Pero no me voy a esconder. Voy a seguir en la calle hasta que este gobierno caiga”.