¿Visionario, avanzado a su tiempo, con problemas mentales o, simplemente, un escritor con una gran imaginación?
Edgar Allan Poe (EE.UU., 1809-1849) fue muchas cosas: padre de la novela detectivesca, maestro del relato corto y del terror, el primer estaodunidense que trató de vivir de ser escritor y que, sorprendentemente, lo logró, periodista, alcohólico, pensador.
Pero hay algo por lo que Poe sentía fascinación desde pequeño, la ciencia. Y, mente inquieta al fin, se dedicó a especular sobre el cosmos y el origen de las cosas.
Así, escribió una obra donde anticipó algunas de las teorías modernas de la cosmología, entre ellas, el Big Bang.
La obra se titula como la famosa expresión que se atribuye a Arquímedes, «Eureka».
Un universo dinámico y en evolución
Publicado en 1848, justo un año antes de morir, es un «poema en prosa», una suerte de ensayo cosmogónico. Está dedicado «con un profundo respeto» a Alexander von Humboldt (1769-1859), explorador, astrónomo y confundador de la geografía como ciencia empírica. Es precisamente su obra la que despierta la imaginación de Edgar Allan Poe y lo elogia en sus intentos por describir el universo.
Cuando se publica el libro, el acuerdo común entre los físicos era que el universo era estático, infinito, mecánico y eterno. Contraponiendo estas convenciones, Poe presenta en su ensayo un universo dinámico, en constante evolución.
Pero, ¿qué fue lo que anticipó en Eureka que, incluso hoy, llama la atención de físicos y astrónomos?:
Ya en la introducción de «Eureka», Poe previene de sus ambiciosos objetivos:
Me propongo hablar de lo Físico, Metafísico y Matemático —del Universo Material y Espiritual— de su Esencia, de su Origen, de su Creación, de su Actual Condición y de su Destino.
1. El Big Bang
Este modelo afirma que, en el origen, el universo era una materia muy concentrada y con una temperatura muy alta. Tras una explosión, se expandió y de ahí, debido a la gravedad, se formaron las estrellas y galaxias.
La teoría del Big Bang empieza a gestarse a comienzos del siglo XX de la mano del físico y clérigo belga Georges Lemaître y la desarrolla finalmente el físico ucraniano (aunque nacido bajo el imperio ruso y luego nacionalizado estadounidense) George Gamow en 1948.
Cuando Poe escribe «Eureka», la visión del universo es uno estático, mecánico y finito. Él lo plantea como lo contrario: diverso, infinito y lleno de estrellas, hechas de átomos variados. ¿De dónde salía esta variedad? Así lo describe:
Mi proposición general, entonces, es esta: En la Unidad Original de la Primera Cosa reside la Causa Secundaria de Todas las Cosas, con el Germen de su Inevitable Aniquilación.
Es decir, una partícula inicial, densa, que se divide y se expande por el universo. Una descripción que anticipa, con 100 años de diferencia, el postulado que finalmente hizo Gamow.
2. La Gran Implosión (Big Crunch) y el modelo del universo oscilante
La cosa no queda ahí, pues luego sugiere que la fuerza de la gravedad hará que todo el universo se contraiga y colapse sobre sí mismo en una nueva partícula primordial.
Esto, la contracción del universo sobre sí mismo que generaría un estado similar al que se encontraba la materia antes del Big Bang, es el enunciado que, en ya en el siglo XXI, se ha hecho con la teoría del Big Crunch o la Gran Implosión.
Además, plantea que el cosmos podría estar en un ciclo constante de expansión (Big Bang) y contracción (Big Crunch) y anticipa lo que hoy se conoce como la teoría del universo oscilante.
3. La paradoja de Olbers o «Por qué el cielo es oscuro»
La paradoja de Olbers fue un problema que puso sobre la mesa el astrónomo alemán Heinrich Olbers en 1823. En ella se afirma que, si el universo es infinito y las estrellas también, al mirar al cielo de noche debería verse completamente brillante. Entonces, ¿por qué el cuelo está oscuro?
El físico Paul Halpern (Estados Unidos, 1961), profesor de Físicas en la Universidad de Filadelfia, ha escrito varios artículos en los que desgrana el texto de Poe, en la revista Aeaon y en Medium. El profesor donde destaca que «uno de los grandes triunfos de Eureka es la inteligente solución de Poe a este desconcertante enigma científico».
Así dice Poe al respecto:
Si la sucesión de estrellas fuera interminable, entonces el fondo del cielo nos presentaría una luminosidad uniforme, como la que muestra la Galaxia, ya que no podría haber ningún sentido en todo ese fondo, en el que no existiría una estrella.
Por lo tanto, el único modo en que, bajo tal estado de cosas, podríamos comprender los vacíos que nuestros telescopios encuentran en innumerables direcciones, sería suponiendo que la distancia del fondo invisible es tan inmensa que ningún rayo proveniente de él ha sido capaz aún de de llegar a nosotros.
Poe fue el primero en sugerir que nos es imposible alcanzar a ver todo el universo, que no siempre ha estado ahí y que la luz de las estrellas puede tardar varios varios años (millones de años, en realidad) en llegar a nosotros.
En 1987, el astrónomo Edward Harrison reconoce este logro de Poe en su libro «Oscuridad en la noche: un enigma del universo».
4. Teoría de la relatividad, multiunivesos y agujeros negros
En otras secciones del libro, Poe toca la idea de que «el espacio y la duración son uno», que algunos ven como una predicción del «espacio-tiempo» relativista y reflexiona sobre la intercambiabilidad de la materia y la energía. Hablar de esto, en concreto nos lleva a pensar a Albert Einstein, quien formuló su teoría de la relatividad en 1915.
Hacia el final de «Eureka» sugiere que nuestro universo podría ser uno de los muchos que existen en un plano infinito, una de las primeras referencias a otros universos.
No es en Eureka, pero sí en un cuento anterior, «Un descenso a Maelstrom», donde Poe describe un torbellino, un vórtice mortal donde los objetos son arrastrados sin dejar huella. Aunque Poe lo sitúa en el oceáno, sin duda, esta capacidad de aniquilación total es de las más características de los agujeros negros de las astrofísica.
Denostado, amado, censurado
Para Poe, «Eureka» era su obra culmen. Se dice que estaba tan entusiasmado con ella que pidió a su editor que se imprimieran miles de copias. No le hizo mucho caso y se lanzó una primera edición de apenas 500.
La crítica fue voraz con un Poe ya bastante enfermo y afectado por la muerte de su esposa. En Estados Unidos el libro pasó sin pena ni gloria hasta finales del siglo XX. Incluso, a día de hoy, buena parte de los biógrafos de Poe y académicos versados en su obra la ven como una obra menor.
En Europa tuvo un poquito más de suerte. Llegó con las traducciones del poeta francés Charles Baudelaire y allí sí resonaron algo más sus ideas, sobre todo entre filósofos, y se consideró una obra maestra, visionaria. Tan visionaria que en la Rusia zarista, en 1871, se prohibió.
La idea de que Poe, en los últimos años de vida, alcoholizado, angustiado por la muerte de su esposa apenas unos años antes, enfermo mental, escribió esta obra como fruto de sus delirios, se mantuvo en el tiempo.
Contribuyó en buena parte a esta idea el que Marie Bonaparte, sobrina-nieta de Napoléon I y discípula de Sigmund Freud, escribiera una biografía donde psicoanaliza al autor estadounidese basándose en «Eureka» y en el resto de sus obras. En el prólogo, escrito por Freud, trata a Poe como un caso patológico, algo que también dijo en su día Albert Einstein.
¿Es «Eureka» una obra hecha con rigor científico o es literatura de la mano de un loco?
El astrónomo Alberto Cappi (Italia, 1962), quien actualmente trabaja en el Observatorio Astronómico de Bolonia, ha hecho varias publicaciones donde habla de Poe, «Eureka» y su relación con la cosmología.
Según su visión sobre la obra: «No es una chifladura ni una teoría científica. Nos ofrece una fascinante visión del Universo por parte de una mente imaginativa, que utilizando la ciencia de su tiempo pudo concebir la cosmología más revolucionaria del siglo XIX.»
Sea como fuere, «Eureka» es el último aliento creativo de Edgar Allan Poe. Tanto que el esfuerzo le dejó agotado. Así lo contaba en una carta a María Clemm, su tía y, posteriormente, suegra:
Mi querida, querida Madre,
He estado tan enfermo. He tenido cólera y espasmos tan graves que ahora apenas puedo sostener la pluma. (…)
No tengo ganas de vivir desde que hice Eureka. No pude lograr nada más.
Nunca estuve realmente loco, excepto en ocasiones en las que mi corazón ha estado conmovido (…)
La carta la firmó el 7 de julio de 1849. Exactamente 3 meses después, Edgar Allan Poe fallecía por causas que aún no están claras.
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