La mayor economía del mundo está en medio de una tormenta.
Su crecimiento sufrió dos trimestres seguidos de contracción económica, un hito catalogado como una «recesión técnica», aunque en muchos países es considerado una recesión con todas sus letras.
No es el caso de Estados Unidos, donde las autoridades están a la espera de otros datos para confirmar si la economía ha entrado realmente en un terreno recesivo, un escenario definido por muchos expertos estadounidenses como «un descenso significativo de la actividad económica que se extiende por toda la economía y dura más de unos pocos meses».
El dato clave dado a conocer este jueves es que el Producto Interno Bruto (PIB) anualizado del país disminuyó 0,9% en el segundo trimestre, sumándose a la caída de 1,6% del primer trimestre.
Así, con estos números en rojo, se borran de un plumazo las expectativas de que el país resistiría la caída a pesar de la actual desaceleración económica.
La inversión empresarial, el mercado inmobiliario y la construcción cayeron, el gasto de los consumidores se desaceleró y los ingresos bajaron (ajustados por inflación), según los datos publicados por el Departamento de Comercio estadounidense.
Estas señales aparecen en medio de una inflación récord (9,1%, el mayor incremento en 40 años), un rápido aumento de las tasas de interés y la caída del crecimiento económico, un cóctel que sigue alentando la preocupación.
«No me parece una recesión»
Para hacer frente al viento en contra, la Reserva Federal (equivalente al Banco Central en otros países) ha estado tratando de enfriar la economía en un intento por controlar la inflación, y la Casa Blanca ha argumentado que la desaceleración actual es parte de una transición inevitable hacia un período de crecimiento más estable.
El presidente de EEUU, Joe Biden, rechazó este jueves las afirmaciones de que el país está en recesión, luego de que se diera a conocer la contracción económica por segundo trimestre consecutivo.
Biden señaló que existe un sólido crecimiento del empleo y un repunte en la manufactura, y agregó: «Eso no me parece una recesión«.
«Después del crecimiento económico histórico del año pasado, y recuperando todos los empleos del sector privado perdidos durante la crisis pandémica, no sorprende que la economía se esté desacelerando», apuntó el mandatario.
La reacción del presidente se suma a las declaraciones de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, quien hace unos días había destacado el buen desempeño del mercado laboral, y del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, quien tras anunciar el miércoles un aumento de 0,75 puntos base en las tasas de interés, intentó despejar las nubes en el horizonte.
«No creo que Estados Unidos esté actualmente en una recesión. Y la razón es que hay demasiadas áreas de la economía que funcionan muy bien», sostuvo Powell.
La discusión sobre si Estados Unidos está o no en una recesión es un tema que genera un acalorado debate.
«La última vez que vimos una inflación tan alta, en la década de 1980, tuvimos una recesión bastante profunda», le dijo a la BBC Laura Veldkamp, profesora de finanzas de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia.
El país ha aprendido de esa experiencia, agregó, lo que aumenta las esperanzas de que ocurra una recesión más leve.
Pero uno de los grandes temores entre los economistas es que los movimientos agresivos de la Reserva Federal (que ha estado subiendo las tasas de interés con el objetivo de reducir la inflación) afecten el crecimiento y provoquen el escenario recesivo.
Tanto los mercados como los políticos y los economistas han estado siguiendo de cerca la evolución del mercado de trabajo, un elemento clave para dar luces sobre la potencial llegada de la temida ola recesiva. Hasta ahora el nivel de desempleo se mantiene en un 3,6%.
¿Dónde está el peligro?
El profesor de la Universidad de Harvard Jeffrey Frankel sostuvo que «las probabilidades de que se produzca una recesión son sustancialmente más altas que para cualquier otro año».
Las presiones más fuertes vienen desde el frente externo, argumentó a la BBC. La desaceleración en China y en Europa, que se han visto más afectadas por el aumento de los precios de la energía por la guerra en Ucrania, aumenta los riesgos.
«Muchos otros países tienen problemas más serios… es muy probable que se vean afectados y que eso pueda derramarse sobre nosotros’‘, apuntó Frankel.
El principal peligro del escenario actual más allá de la discusión técnica sobre qué es una recesión, señalan analistas, es que se produzca una especie de «efecto contagio» entre las economías.
Ya sea porque se desaceleren Europa o China y terminen afectando a Estados Unidos, o porque -al revés- Estados Unidos se sumerja en las aguas recesivas y afecte a los demás, la estrecha interconexión entre las economías hace que los vaivenes en un lado del planeta se amplifiquen hacia el resto.
Los mercados, anticipándose a una posible recesión global, han estado deshaciéndose de las inversiones más arriesgadas para cubrirse del potencial aguacero o disminuyendo los contratos a futuro en la compra de algunas materias primas.
En medio de una estanflación (alta inflación con bajo crecimiento) que se expande rápidamente por el mundo, el riesgo de recesión es percibido por algunos como una amenaza a la vuelta de la esquina.
«Profundización de la estanflación y riesgo de #recesión en rojo intermitente», publicó en Twitter el destacado economista Mohamed el Erian.
Message is clear from the negative US GDP print (-0.9%) and unfavorable miss on jobless claims:
The US #economy is slowing at a significant rate.
Add to that the 8.7% price change in today's data and the bottom line is clear:
Deepening stagflation and flashing red #recession risk— Mohamed A. El-Erian (@elerianm) July 28, 2022
Algunos expertos son más cautos sobre la idea del contagio recesivo desde Estados Unidos hacia otras partes del mundo.
«Por el momento no esperamos que el PIB de Estados Unidos se desacelere hasta el punto de que corra el riesgo de crear una reacción en cadena», le dijo a BBC Mundo Cailin Birch, economista del centro de estudios Economist Intelligence Unit.
«Los riesgos de recesión son altos para varios países, particularmente en Europa», agregó.
Pero estos riesgos «se deben principalmente a las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania y, en menor medida, a las interrupciones en el comercio y la fabricación creadas por los bloqueos por covid en China».
Un crecimiento mucho más lento en EE.UU. se traduciría en una menor demanda de importaciones y una menor inversión externa, pero «es probable que esto represente un lastre para el crecimiento, en lugar de un grave riesgo de recesión en la mayoría de los casos», argumentó Birch.
Cómo puede afectar a América Latina
Desde su perspectiva, el reciente fortalecimiento del dólar estadounidense presenta riesgos para varias economías.
«Esto es particularmente cierto para América Latina, que tiene fuertes vínculos comerciales con Estados Unidos».
En ese sentido, sostuvo, las perspectivas económicas más débiles para Estados Unidos han aumentado la demanda de dólares como un refugio seguro, fortaleciendo aún más la moneda.
En el caso de los países latinoamericanos muy endeudados en la moneda estadounidense, el dólar más fuerte y las tasas de interés más altas «harán que los pagos de intereses de la deuda sean mucho más difíciles de resistir», explicó la economista.
Para José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y Crecimiento Económico (IDIC) de México, lo más inquietante del escenario económico estadounidense es que el consumo interno se ha debilitado, como también la inversión privada.
De todos modos, dijo el economista en diálogo con BBC Mundo, «hay claroscuros» en el contexto actual, dado que la producción industrial ha seguido avanzando.
Sin embargo, en la medida que la economía de EE.UU. se debilita, los efectos están alcanzando a socios comerciales como China, México, Canadá y la Unión Europea, por el alto nivel de intercambio comercial.
«Se produce una ola expansiva donde el comercio exterior se ve afectado», comentó de la Cruz.
Otro canal de contagio o «factor de transmisión» hacia el exterior es el debilitamiento de los flujos de dinero que salen desde EE.UU..
Pero, al mismo tiempo, una desaceleración aumenta el envío de capitales desde el exterior hacia Estados Unidos, porque los inversores buscan protegerse de las tempestades.
En ese sentido, Latinoamérica está bastante expuesta a la fuga de capitales hacia la primera economía del mundo.
Por otro lado, si Estados Unidos sigue desacelerando, eso afectará las exportaciones que los países de América Latina envían hacia ese mercado, mermando una importante fuente de ingresos.
A eso hay que agregar, dijo el economista, que ha bajado el precio de las materias primas, lo cual incide en una caída de los ingresos.
Mirando más a largo plazo, José Luis de la Cruz advirtió que, si Estados Unidos llega a caer en recesión, «eso le abre la puerta a China en América Latina para comprar más commodities» y reforzar su presencia en la región.
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