Si en Uruguay el fútbol es el deporte nacional por excelencia, la calculadora debería ser el segundo.
La frase «matemáticamente tenemos chances» es algo que se escucha una y otra vez siempre que la Celeste disputa las eliminatorias para un Mundial o el pase de una fase de grupos en un campeonato internacional.
Ese vicio por hacer cuentas para establecer cada posible escenario se ha trasladado a las elecciones de este 27 de octubre, donde se elige al presidente y Parlamento para los próximos cinco años.
No es de extrañar, teniendo en cuenta que se trata de las elecciones más reñidas de los últimos 15 años.
El Frente Amplio, la coalición de izquierda que lleva tres periodos de gobierno en el poder, tiene por primera vez posibilidades reales de perderlo.
En Uruguay, es necesario lograr la mitad más uno de los votos para obtener la presidencia, es decir, una mayoría absoluta.
Si nadie la consigue, entonces se va a una segunda vuelta o balotaje, prevista para el 24 de noviembre, donde solo participan los dos más votados y se gana por mayoría simple.
Y, según los analistas, las probabilidades de que el Frente Amplio gane en la primera vuelta son casi nulas.
Pero vayamos a los números.
De acuerdo a distintas encuestas locales sobre intención de voto publicadas en la semana previa a las elecciones, el Frente Amplio obtendría entre el 41% y 33% de los votos, el Partido Nacional del 27% al 22%, el Partido Colorado del 16% al 10% y Cabildo Abierto del 12% al 10%.
En una lectura simple de los números, el balotaje sería entre Daniel Martínez, el candidato oficialista, y Luis Lacalle Pou del Partido Nacional.
Pero aquí es donde empieza la calculadora.
En el caso de Martínez, los analistas aseguran que para ganar debe pasar la barrera del 40% en la primera vuelta, ya que es probable que no consiga sumar una cantidad sustancial de votos de los otros partidos en la segunda vuelta.
Lacalle, por su parte, precisaría formar un gobierno de coalición con el Partido Colorado, algo que ya sucedió en el pasado, y posiblemente también deba sumar a Cabildo Abierto, que por ser una formación nueva es más impredecible.
Dicho todo esto, Ernesto Talvi, candidato por el Partido Colorado, y Guido Manini Ríos de Cabildo Abierto, todavía podrían meterse en la segunda vuelta con Martínez.
Como explicó Alain Mizrahi, director de la encuestadora uruguaya Grupo Radar en un análisis publicado en su web, «un 10% de los encuestados que contestan una intención de voto X (o sea, descontando los votos en blanco o anulados y quienes no saben o no quieren responder) aun no descarta otra opción».
«Estos votantes son los que van a terminar definiendo si el Frente Amplio supera el 40% y por cuánto, o si Talvi alcanza a Lacalle», ejemplificó.
Por eso, en su opinión, el escenario electoral es «bastante volátil».
Si bien hay 11 partidos que buscan llegar a la presidencia, los cuatro candidatos aquí mencionados son los que matemáticamente tienen más oportunidades de alcanzar el poder.
1. Daniel Martínez (Frente Amplio)
Así como es poco probable que el Frente Amplio gane en la primera vuelta, es igual de poco probable que Daniel Martínez quede afuera del balotaje.
Como candidato oficialista, el ingeniero socialista de 62 años basó su campaña en la necesidad de un cuarto gobierno de izquierda consecutivo para «no perder lo bueno» y, a su vez, «hacerlo mejor».
«Hay que tratar de sacar todo ese ruido de que el país es un desastre», afirmó recientemente en un acto de campaña Martínez, quien es considerado la renovación del partido.
Martínez lleva años en la política uruguaya y hasta fue electo alcalde de Montevideo en 2015, cargo al que renunció en abril de este año cuando se confirmó su candidatura a la presidencia.
Sin embargo, no es un líder natural dentro del Frente Amplio como Tabaré Vázquez y José Mujica.
«No puede dejar de ser un ingeniero», dijo Mujica a BBC Mundo hace unas semanas.
«Su especialidad no es la dialéctica (sino) la gestión y el compromiso concreto frente a los problemas: en eso es muy valioso», agregó el expresidente y ahora candidato al Senado.
«Si puede ser o no un nuevo liderazgo -continuó Mujica-, eso se resuelve de abajo para arriba y nunca de arriba para abajo».
De resultar electo, Martínez no solo tendría que negociar dentro de su partido –una coalición de izquierda que abarca facciones diversas– sino también dentro del Parlamento, donde todo parece indicar que el Frente Amplio tendrá que gobernar sin mayoría por primera vez en sus 15 años en el poder.
Y el respaldo del Congreso es muy importante en el sistema político uruguayo, que es semipresidencial o semiparlamentario.
Ante este escenario, Martínez ha destacado en las últimas semanas las similitudes entre su programa de gobierno y el del Partido Colorado, considerado el responsable histórico de la impronta liberal y fuerte estatismo del país.
Pero también dijo que esperaba captar a los votantes de Cabildo Abierto, que ideológicamente está en las antípodas del Frente Amplio.
2. Luis Lacalle Pou (Partido Nacional)
Martínez no es el único que ya está cortejando a los votantes del Partido Colorado y Cabildo Abierto: Luis Lacalle está en el mismo camino, pero sus probabilidades de lograr coaliciones son mayores.
Con solo 46 años, Lacalle podría ir a su segundo balotaje representando al Partido Nacional.
En las elecciones anteriores, el abogado y actual senador perdió en segunda vuelta con Vázquez.
Además de haber sumado esa experiencia, esta vez llega como «el líder del partido y no solo el candidato», dijo el politólogo Gerardo Caetano en entrevista con el programa televisivo Desayunos informales.
Para Caetano, su compañera de fórmula, Beatriz Argimón, es a su vez «una figura que tiene llegada en el Parlamento y tiene vocación de acuerdos».
No en vano, el eslogan de su campaña es «Lo que nos une», al cual suma la etiqueta o hashtag «es ahora», en referencia a la necesidad de un recambio democrático.
Pero Lacalle tiene una cantidad de etiquetas concebidas sobre su persona, quizás más evidentes que en otros candidatos, las cuales debe tirar abajo para sumar votos que vengan de fuera de su partido.
«Tenía la idea de él como una persona de una familia acomodada, hijo de un expresidente (Luis Alberto Lacalle), que vive en un barrio privado y que no tiene ni idea de la realidad que lo circunda», reconoció la semana pasada en la radio Carve el periodista Alfredo García, quien publicó un libro sobre el candidato.
A esto se suma la etiqueta que desde el Frente Amplio se le suele colocar, haciendo un paralelismo entre Lacalle y el presidente de Argentina, Mauricio Macri.
«(Macri) pintaba todo fácil y lamentablemente ya sabemos lo que pasó, que la verdad fue un desastre», dijo Martínez en la apertura del debate presidencial que mantuvo con Lacalle a principios de este mes.
En esa oportunidad, Lacalle catalogó a la comparación como «una falta de respeto a la opinión pública» y dijo que no cometería «el error» de decir que el Frente Amplio es similar al kirchnerisimo.
3. Ernesto Talvi (Partido Colorado)
Si bien Ernesto Talvi tiene 62 años y es candidato de uno de los partidos políticos más antiguos del mundo, su trayectoria política comenzó hace poco más de un año.
Hasta entonces el economista era conocido como director académico de CERES, un centro de investigación sin fines de lucro dedicado al análisis de las economías de América Latina.
Al igual que Martínez, Talvi es la cara de la renovación de su partido y se destaca más por su capacidad técnica que de liderazgo de masas.
Pero tras el impuso de las elecciones internas, donde le ganó al expresidente Julio María Sanguinetti e incluso llegó a parecer que lograría sobrepasar a Lacalle en las encuestas, su candidatura perdió fuerza.
A algunos problemas de salud y errores en la campaña se sumó el hecho de que fue dejado de lado del debate presidencial, donde solo fueron invitados Martínez y Lacalle.
«Talvi tiene razón cuando se queja, porque si es el único debate que va a haber antes de la primera vuelta, se le coloca en una posición como a alguien que no puede disputar el primer o segundo lugar», dijo Caetano a Radio Uruguay.
De no llegar al balotaje, Talvi se convertiría igualmente en el socio político más codiciado para futuras coaliciones tanto en el Ejecutivo como en el Parlamento.
Hace tan solo una semana, Martínez afirmó: «Hay propuestas de Talvi que se parecen más a las nuestras que a las de Lacalle», destacando en concreto el plan del Colorado en materia de educación y seguridad.
No obstante, en la historia moderna, el Partido Colorado ha estado más cercano al Partido Nacional y los analistas señalan que una coalición entre estos dos es más probable.
4. Guido Manini Ríos (Cabildo Abierto)
El partido de derecha Cabildo Abierto, fundado en marzo de este año por el general retirado de 60 años Manini Ríos, es la gran sorpresa de estas elecciones.
El rápido ascenso de las ideas conservadoras y nacionalistas de Cabildo Abierto tomó por sorpresa a gran parte del electorado de Uruguay, un país que además de liberal, tiene una tradición de líderes políticos civiles.
Calificado por muchos como «el Bolsonaro uruguayo» en referencia al presidente de Brasil, la candidatura de Manini Ríos ha estado rodeada de polémicas vinculadas al último gobierno de facto (1973-1985), las torturas y los detenidos desaparecidos durante el periodo.
Los analistas apuntan que Cabildo Abierto se nutre de los votantes de derecha y ultraderecha que históricamente estuvieron dispersos dentro de los partidos tradicionales, así como de la «decepción» provocada por los 15 años de gobierno del Frente Amplio.
De hecho, Manini Ríos cobró protagonismo a nivel nacional durante sus cuatro años de comandante en jefe del Ejército nacional, designado durante el gobierno de José Mujica y cesado este año por Vázquez tras varias controversias por las que incluso está siendo investigado por la Justicia.
Como dijo Caetano a Radio Uruguay, «el Frente Amplio eligió a un general entonces joven, con vocación de liderazgo», e «insólitamente» terminó por generar «un caudillo militar».
Aunque Manini Ríos no llegue a disputar la segunda vuelta con Martínez, los votos de su partido también serán claves para las aspiraciones presidenciales de quien efectivamente quede en esa posición.
Y eso es algo inédito, ya que significaría que el sistema tripartidista que ha caracterizado a Uruguay desde hace cinco décadas pasaría a ser tetrapartidista tras estas elecciones.
Tal y como ha dicho el politólogo Oscar Bottinelli una y otra vez, en el balotaje se mantendrá lo que él llama «bibloquismo»: de un lado estará el Frente Amplio y del otro, el Partido Nacional, Colorado y Cabildo Abierto.
Pero ya tener «cuatro partidos relevantes» en Uruguay, según Bottinelli, es sin duda un hecho «histórico».