Por eso, en un país usualmente predecible en lo político, las presidenciales y legislativas que se celebrarán el 27 de octubre tienen un ingrediente particular.
Incluso si el Frente Amplio logra mantener la presidencia, las encuestas estiman que lo más probable es que pierda las mayorías que gozó en el Parlamento por década y media.
Y, en una eventual segunda vuelta, pautada para el 24 de noviembre, se espera que el frenteamplista Daniel Martínez tenga que pelear cabeza a cabeza con un candidato opositor —Luis Lacalle Pou, Ernesto Talvi o Guido Manini Ríos— que en nombre del cambio intentará aglutinar al diverso electorado anti-Frente.
Los observadores coinciden en que la coalición ha sufrido un «desgaste natural» por no haber cumplido todas sus promesas desde que en 2005 asumió la presidencia por primera vez en la historia.
Creado en 1971, el Frente Amplio es un partido heterogéneo no exento de luchas internas. En él hay sectores comunistas, socialistas y demócrata cristianos, entre muchos otros.
A diferencia de otras corrientes de izquierda contemporáneas, como el chavismo en Venezuela o el kirchnerismo en Argentina, en términos generales el frenteamplismo puede definirse como una izquierda especial: pragmática en lo político, progresista en lo social y más liberal en lo económico.
os dos periodos de gobierno de Tabaré Vázquez (2005-2010, 2015-2020) y el de José Mujica (2010-2015) estuvieron marcados por reformas que resonaron por el mundo y por controversias que la historia reciente de Uruguay no había experimentado.
En el balance económico, se suelen destacar dos números: 4,3%, del crecimiento promedio anual, el más largo en la historia moderna del país; y 4,8%, del déficit fiscal de 2018, el más alto en 30 años y motivo de preocupación de muchos.
Pero más allá de lo económico, estos algunos de los hitos que marcaron los años de gobiernos frenteamplistas.
1. Legalización de la marihuana
En diciembre de 2013, cuando gobernaba un carismático y excéntrico José Mujica, Uruguay fue noticia mundial al convertirse en el primer país del planeta que legalizaba la venta y el cultivo de cannabis plenamente.
Desde que la ley entró en vigor, los consumidores uruguayos empezaron a poder comprar marihuana en farmacias o clubes especializados y cultivar hasta seis plantas.
Los resultados de una medida tan novedosa, implementada en una zona del mundo afectada por el narcotráfico, no son concluyentes.
El gubernamental Instituto de Regulación y Control del Cannabis destaca que la legalización quitó al narcotráfico negocios por US$22 millones y, para sus defensores, mostró al mundo que hay una alternativa a la llamada «guerra contra las drogas».
Pero muchos en Uruguay aún critican la medida, en parte porque algunos voceros de la oposición y analistas aseguran que el aumento de los homicidios registrado en el país en los últimos años está relacionado con la legalización.
2. Aumento de la inseguridad
Acostumbrados a la calma, el aumento de los robos y homicidios ha cambiado la forma de vida de los uruguayos.
Empresas privadas de seguridad domiciliaria han reportado hasta 50% de aumento de demanda. Las cercas eléctricas, las rejas y las alarmas son cada vez más comunes en los hogares.
Y, de hecho, la inseguridad es, según distintas encuestas, la mayor preocupación de los uruguayos.
Aunque proporcionalmente Uruguay sigue siendo uno de los países menos violentos de la región, ningún otro país registró un aumento de la inseguridad tan grande en los últimos años: según cifras oficiales, desde 2005 (con un aceleramiento en 2017) los homicidios aumentaron 80% y las denuncias de hurto, un 200%.
El gobierno frenteamplista ha mantenido una política garantista de seguridad que busca evitar la intervención de los militares y proteger el debido proceso.
En esa línea se reformó el Código de Proceso Penal, pero hay quienes señalan que, más que otorgar mayores garantías, convirtió a los juzgados en una «puerta giratoria» para los delincuentes.
La gestión del ministro del Interior, Eduardo Bonomi, está en el centro de la polémica. La oposición lleva pidiendo su renuncia desde 2012. Tal es así que la frase «renunciá, Bonomi» se convirtió un chiste para cualquier cosa que sale mal.
3. Defensa del liberalismo social
Una de las caras internacionales más visibles del Frente Amplio fueron las reformas en defensa del liberalismo social.
En 2012, por ejemplo, Uruguay despenalizó la interrupción temprana del embarazo en cualquier circunstancia. Cuba era el único país de la región con una ley de aborto similar.
Un año después, Uruguay se convirtió en el segundo país de América Latina después de Argentina en permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo. Ya en 2009 se había legalizado el derecho a la adopción para estas parejas.
En 2018 el Parlamento de mayoría frenteamplista aprobó una ley para proteger a la población transgénero, dándole derechos que garantizan acceso al trabajo, salud, cultura y vivienda.
El Frente Amplio también aprobó reformas para garantizar la igualdad de género y las asignaciones sociales, entre otras.
Sin embargo, una crítica frecuente de la oposición en este sentido es que Uruguay es pionero en liberalismo y derechos sociales desde mucho antes que 2005.
4. La renuncia de Sendic
En un país institucionalista y considerado el menos corrupto de América Latina en el índice de percepción de Transparencia Internacional, una falta ética es una crisis política.
Eso pasó en Uruguay con Raúl Sendic, para entonces vicepresidente de Tabaré Vázquez, cuya renuncia provocó una inestabilidad política extraña en la historia uruguaya.
El desgaste de su figura empezó en 2016 con una controversia por su título de licenciado que no existía.
Pero la caída fue un año después, cuando medios locales publicaron las transacciones realizadas con las tarjetas de crédito de Ancap, la petrolera estatal de la que fue presidente años antes.
Los extractos, que registraban gastos personales, fueron a un tribunal de ética del Frente Amplio, donde consideraron que Sendic tuvo un «proceder inaceptable en la utilización de dineros públicos».
Días después, Sendic presentó su renuncia a la vicepresidencia. En 2018 fue procesado sin prisión por ese mismo caso.
5. Lucha contra el cigarrillo
En 2005, cuando fumar aún era más o menos común en muchas partes de América Latina, Uruguay dio el salto hacia los altos impuestos y las restricciones de consumo en espacios públicos.
Las leyes contra el consumo de tabaco fueron impulsadas por un recién elegido Tabaré Vázquez, oncólogo de profesión y declarado defensor del medio ambiente.
Por dichas medidas, Uruguay recibió fuertes demandas de las empresas tabacaleras que, después de años de litigios, el país ganó.
La lucha de Vázquez contra el cigarrillo le valió dos victorias: contra el consumo y contra las tabacaleras.
Hoy muchos lo consideran el logro más importante del Frente Amplio en 15 años.