Es la elección presidencial más incierta de las últimas tres décadas.
Chile acude este domingo a las urnas para elegir a su próximo presidente —y renovar buena parte del Parlamento— en medio de un escenario altamente polarizado, donde no se descartan sorpresas.
Según diversos pronósticos, de los siete competidores presidenciales en carrera, ninguno sobrepasa el 30% de adhesióny en el proceso ha habido un alto número indecisos, que no se identifican con ninguno de los candidatos.
Además, la volatilidad en los respaldos ha sido una tónica en los últimos meses, posicionando a cada uno de ellos en distintos niveles de intención de voto, algo que varía semana a semana.
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«Desde el año 1989 a la fecha, en Chile siempre supimos quién iba a ser el próximo presidente con dos años de anticipación. Ahora, la incertidumbre es total», le explica a BBC Mundo el doctor en filosofía política y profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez, Cristóbal Bellolio.
«La ciudadanía está muy permeable e influenciable a lo que está pasando día a día. Y la verdad es que en los últimos meses hemos tenido candidatos punteros que duran un par de semanas y se caen», agrega.
Una opinión similar tiene el cientista político Kenneth Bunker.
«Todo es posible; es una elección muy abierta. Hay un cambio constante en el orden de preferencias que antes no veíamos. Hay muchas cosas que están pasando, que obliga a los candidatos a cambiarse de posiciones y con eso fuerzan a los votantes a que ellos también lo hagan», le dice a BBC Mundo.
¿Qué factores explican este alto nivel de incertidumbre y cuáles son los posibles escenarios que pueden configurarse tras los resultados?
Desconfianza en las encuestas
La incertidumbre se ve alimentada por la desconfianza hacia las encuestas, un fenómeno que afecta a buena parte del mundo.
La imprecisión de sus resultados ha hecho que cada vez sea más difícil medir acertadamente por quiénes votarán los ciudadanos.
Un ejemplo claro es lo que sucedió en las elecciones primarias presidenciales, realizadas en Chile en julio de este año, cuando los sondeos señalaron, durante meses, que los dos grandes favoritos eran Daniel Jadue, por el bloque de izquierda, y Joaquín Lavín, por la derecha.
Pero no triunfó ninguno de ellos. Se impusieron Gabriel Boric, del Frente Amplio, y Sebastián Sichel, un candidato independiente apoyado por la centroderecha.
Según los expertos, la precisión de los estudios públicos se ha visto afectada por diversos factores, entre ellos, el voto voluntario, su carácter metodológico (han proliferado las encuestas telefónicas y online en desmedro de las presenciales), y la misma liquidez de las preferencias electorales.
Declive de partidos tradicionales
Estos comicios tienen otra particularidad: son los primeros luego del estallido social, que comenzó en octubre de 2019, y que remeció a Chile poniendo en duda el sistema político y económico que imperaba desde el retorno a la democracia en 1990, e instalando en el debate demandas que habían sido resagadas, como la reforma a los sistemas de pensiones, la salud y la educación.
De alguna manera, eso consolidó a nuevas fuerzas políticas que han venido a remecer el tablero político chileno y a inyectarle una buena cuota de incertidumbre a estos comicios.
De acuerdo con diversos pronósticos de expertos electorales, dos de los candidatos que tienen probabilidades de imponerse en las elecciones son José Antonio Kast y Boric, quienes no pertenecen a los partidos tradicionales, sino a la derecha radical, el primero, y al Frente Amplio, el segundo.
Este es un escenario impensado hace unos años, considerando que la centroizquierda y la centroderecha se alternaron el poder de este país sudamericano durante los últimos 16 años, con dos períodos presidenciales liderados por Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018), y otros dos por Sebastián Piñera (2010-2014 y 2018 hasta la fecha).
Ahora, los candidatos que representan esas fuerzas —Yasna Provoste, en la centroizquierda, y Sichel, en la centroderecha— no han logrado monopolizar las preferencias.
«Hoy estamos frente a un desmoronamiento completo del andamiaje político partidista al cual estábamos acostumbrados en Chile», apunta Bellolio.
El cientista político indica que la preferencia por los partidos tradicionales ha disminuido abruptamente en los últimos años.
«En 1999, por ejemplo, los dos candidatos presidenciales de partidos tradicionales, Ricardo Lagos y Joaquín Lavin, sumaron juntos el 98% de los votos. Es decir, no había espacio para terceras fuerzas, muy parecido a lo que pasa en Estados Unidos. Luego, en la última elección presidencial en 2017, entre Sebastián Piñera y Alejandro Guillier, la suma de sus votos comenzó a declinar, aunque igualmente alcanzaron el 60% de las preferencias».
«Ahora, sin embargo, lo increíble es que quizás los dos representantes de esas coaliciones, Sichel y Provoste, no lleguen ni a segunda vuelta», señala.
«Creo que el estallido social terminó por enterrar a las dos culturas políticas de la transición, la centro izquierda y la centro derecha, que nunca se renovaron mucho y son las que parecen estar sucumbiendo», indica Bellolio.
Para la investigadora del Centro de Estudios Públicos (CEP), Carmen Le Foulon, este era un proceso que venía de antes y que, de hecho, forma parte de las causas de las protestas sociales.
«La identificación por partido político se ha ido perdiendo progresivamente y, en consecuencia, el voto ya no está anclado en identificaciones partidarias; no es un voto a largo plazo, predecible», le dice a BBC Mundo.
Esto le ha abierto la puerta a opciones más radicales, con un centro que aparece debilitado.
Posibles escenarios
Debido a la enorme incertidumbre y a los errores en las encuestas, hoy resulta complejo prever quién liderará estas elecciones.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que lo más probable es que este domingo no haya un único ganador, es decir, que ninguno de los candidatos logre mayoría —50% +1 de los votos— como para convertirse en presidente de inmediato.
Un factor que será importante observar es cuánta gente votará (y quiénes lo harán). Esta es una de las preguntas que más le causa dolor de cabeza a los expertos electorales chilenos pues, desde que comenzó a regir el voto voluntario en el año 2012, la mayoría de los comicios —tanto presidenciales como municipales y otros—, se han caracterizado por una baja convocatoria de votantes.
En la segunda vuelta—que se realizaría el domingo 19 de diciembre—, competirán las dos opciones que hayan logrado más votos en esta primera vuelta.
Uno de los escenarios más mencionados por analistas consultados por BBC Mundo, apunta a que Boric y Kast serán quienes consigan la mayor cantidad de sufragios.
Kast, que no es el candidato del bloque oficialista «Chile Podemos Más», sino el líder del partido republicano —que se encuentra más a la derecha de esta coalición—, habría logrado duplicar sus apoyos quitándole votos a Sebastián Sichel bajo la promesa de un gobierno que combatirá con mano dura la inseguridad, el narcotráfico y la migración, entre otras cosas.
«La derecha tiene un piso de 40% de apoyo generalmente. Y de ese 40%, alrededor de un 30% lo estaría obteniendo Kast. Mucha gente lo está apoyando porque él propone orden», indica Bunker, quien lidera Tres Quintos, un sitio de análisis político e información electoral.
Otro escenario apuesta a que sean Boric y Yasna Provoste, de la centroizquierda, quienes compitan en segunda vuelta.
Esto significaría un fuerte golpe para el gobierno de Sebastián Piñera y su coalición.
«Provoste viene de una coalición política que es muy grande, mucho más que la de Kast. Muchos candidatos alrededor de Chile están haciendo campaña con Provoste y, a pesar de que ella no marca mucho en las encuestas, puede haber un voto consistente que se vea ese día», aclara Bunker.
Por otra parte, si bien las encuestas han posicionado a Kast como un favorito, en el último debate presidencial, realizado el lunes 15 de noviembre, fue flanco de críticas, mientras que el desempeño de Sichel fue ampliamente celebrado en su sector.
De acuerdo con los expertos, esto podría (una vez más) cambiar las preferencias de los votantes. Así, se abre otro posible escenario: que pase Sichel a segunda vuelta (y no Kast), y que sea él quien compita con Boric o, eventualmente, Yasna Provoste.
Los candidatos que tendrían menos opciones serían el progresista Marco Enríquez-Ominami, Eduardo Artés (de la izquierda radical) y Franco Parisi, quien vive en Estados Unidos y no ha hecho campaña presencial en Chile ni ha participado de los debates presidenciales.
Si cualquiera de ellos pasa a segunda vuelta, sería un resultado muy sorpresivo.