Son los más débiles, los más vulnerables, los más indefensos. Y en España, el coronavirus se está cebando especialmente con ellos.
Se cuentan ya por decenas y decenas los ancianos fallecidos en residencias de la tercera edad españolas a causa del Covid-19.
Algunos en condiciones absolutamente aterradoras, como esos ancianos cuyos cadáveres completamente abandonados, yaciendo desatendidos en las camas de varios centros de mayores, fueron encontrados el pasado lunes por miembros de la Unidad Militar de Emergencias, UME, cuando acudieron a desinfectar esas instalaciones.
Y no sólo eso: en algunos casos también había residentes conviviendo con esos cadáveres.
Las circunstancias en las que estos días subsisten en algunos centros de mayores los ancianos son deplorables.
Se trata de personas de avanzadas edad, algunas de ellas enfermas, «residiendo en situaciones extremas y malas condiciones de salubridad, así como residentes fallecidos», en palabras de la ministra de ministra de Defensa española, Margarita Robles.
La pandemia de coronavirus está causando estragos en España, donde el covid-19 ya se extiende de manera más rápida y extensa que en Italia. Madrid, de hecho, es la ciudad del mundo en la que más vertiginosamente avanza el Covid-19.
Y este miércoles España se convirtió en el segundo país del mundo con más víctimas mortales por el coronavirus después de Italia, con cerca de 3.500 fallecidos.
Sin mascarillas ni guantes
Las residencias de ancianos literalmente no dan abasto… Sólo en el centro Monte Hermoso de Madrid han fallecido al menos 17 ancianos y unos 70 están contagiados.
«No tenemos nada, las autoridades no nos han dado nada: ni mascarillas, ni guantes de nitrilo, ni bastas, ni tests rápidos… Nada. Nos llaman a diario inspectores, pero la realidad es que el gobierno se ha olvidado de los ancianos, los tiene totalmente abandonados. Culpan a las residencias pero, ¿dónde están las autoridades?», se lamenta Alicia Szurek, directora de la residencia de ancianos Concesol, en Madrid, que aloja a 59 ancianos.
Las autoridades aseguran que están haciendo todo lo posible para dar asistencia a las residencia y han mandando efectivos del ejército a algunas de ellas para realizar, entre otras, tareas de desinfección.
En Concesol están trabajando estos días a destajo. Y sin medios. Los empleados de esta residencia llevan mascarillas de esas que emplean los pintores y que la propia Alicia se encargó de ir comprar a una tienda de bricolaje antes de que se decretara el estado de alarma en España.
También hizo acopio de monos, guantes, termómetros de contacto, gel hidroalcohólico para lavarse las manos, solución alcohólica para limpiar las superficies… Y adquirió asimismo unas bolsas de basura grandes a las que les han practicado un orificio por el que meten la cabeza los operarios para lavar a los ancianos.
Los servicios funerarios también están desbordados
Pero, por si eso fuera poco, a la falta de medios se suma la falta de personal: en los últimos días Concesol ha perdido a 11 empleados, algunos de baja médica por tener fiebre compatible con una posible infección de coronavirus y otros (en concreto tres) que han pedido la baja voluntaria por miedo al covid-19.
«Pero los empleados que están trabajando realmente están dando el todo por el todo, se están desviviendo por tener bien atendidos a nuestros ancianos. Y lo seguiremos haciendo. A pesar de no contar con absolutamente ningún apoyo por parte de las autoridades lucharemos hasta el final por nuestros abuelitos y abuelitas. De hecho, ya nos estamos dejando la vida por ellos. Literalmente: dos de mis tres hijos, Carlos y Alicia, empleados ambos en Concesol, han dado positivo de covid-19 y no puedo verlos», explica la directora de esta residencia.
Alicia está enfadada, triste, preocupada… Y eso que en Concesol sólo ha habido un fallecimiento en los últimos días. «Un anciano que murió el sábado, no sabemos si por coronavirus. Todos los abuelitos tienen patologías previas, cualquier gripe estacional les puede matar, son muy frágiles», asegura a BBC Mundo.
Los servicios funerarios tardaron 17 horas en llevarse el cadáver de ese fallecido. «También ellos están desbordados», explica Alicia Szurek.
«A nosotros no nos falta material de protección, pero nos sobra estrés», nos cuenta M.M, empleada en un centro de ancianos en Madrid con unos 120 residentes que ha habilitado dos plantas para los afectados por coronavirus.
«Andamos escasos de personal, muchos trabajadores están de baja y están siendo sustituidos por otros que apenas tienen experiencia, estamos haciendo más horas de las que nos corresponden porque no queda otro remedio».
«Llamamos a urgencias, no vino nadie»
«Además, ahora hemos decidido poner a todos los mayores en cuarentena en sus respectivas habitaciones, y eso supone que muchos se levantan ellos solos y se caen, porque no puede haber una persona vigilando a cada uno. El otro día un anciano se cayó, se rompió la nariz y aunque llamamos a urgencias, no vino nadie. El pobre murió porque no podía respirar», añade M.M.
Algunos familiares de ancianos ingresados en residencias de ancianos, en concreto en el centro Monte Hermoso de Madrid, denuncian falta de medidas para hacer frente a la epidemia, opacidad, engaños…
En Concesol han adoptado la costumbre de escribir un email a las familias de sus residentes un día sí y otro no para explicarles cómo se encuentran sus seres queridos.
También han adquirido tablets para poder hacer videoconferencias y han ampliado sus líneas telefónicas. «Entiendo perfectamente la angustia que deben de sentir las familias de nuestros ancianos, y estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para mantenerles debidamente informados».
«Es fácil quejarse, pero le aseguro que hacemos todo lo que podemos y más. Lo que tendrían que hacer los familiares sería llevarse a casa a esos ancianos. Yo desde luego si mi padre viviera y estuviera en un centro de la tercera edad ya le habría sacado», sentencia M.M.