«Me siento entusiasmado, listo, aunque sé que soy la única persona lo suficientemente estúpida como para hablar justo después de Michelle Obama«.
Esa fue la primera frase de Barack Obama este martes en la Convención Nacional Demócrata.
El expresidente y la que fuera primera dama fueron las estrellas de la jornada, la segunda del evento.
Y el matrimonio demostró que, a pesar de que ya no está en primera plana, sigue manteniendo intacta su capacidad de emocionar a una audiencia demócrata, como la que este martes llenaba hasta la bandera el United Center de Chicago.
Para Barack Obama fue un regreso al escenario que hace dos décadas lo puso en el ojo público, en la ciudad en la que inició su carrera política.
Pero no solo eso volvió especial su comparecencia. También el hecho de que la candidatura que apoya ahora, el de Kamala Harris para la presidencia, es de alguna manera una prolongación de su legado.
Y es que Harris es la primera mujer negra en aspirar al cargo, al igual que él fue el primer hombre negro que llegó a la Casa Blanca. En ese sentido, una victoria de la ahora vicepresidenta en las elecciones del 5 de noviembre sería tan o más rompedora que la primera de Obama en 2008.
«Kamala Harris está lista para ese trabajo», proclamó, tras rendir homenaje a quien fuera su vicepresidente, Joe Biden, y arremeter contra el candidato republicano, Donald Trump.
«Ella puede», dijo, mientras la audiencia le hacía de coro.
«Nuestro trabajo es convencer a la gente de que la democracia realmente puede dar resultados», afirmó. «Y Kamala lo entiende».
«EE UU está preparado para la presidenta Harris», subrayó, y advirtió: «Ahora todos debemos luchar por el Estados Unidos que queremos. Y va a ser una pelea».
Harris «por la gente» vs. el «egoísta» Trump
Obama le dedicó una gran parte de su discurso comparar una potencial presidencia de Harris con un posible segundo mandato de Trump, al que tachó de «peligroso».
El republicano “ve el poder nada más que como un medio para sus fines”, subrayó.
Y puso de ejemplo la crisis en la frontera entre México y EE UU, uno de los temas más complejos a los que se tendrá que enfrentar quien ocupe la presidencia.
“Mató una propuesta migratoria bipartidista que nos ayudaría a asegurar nuestra frontera sur solo porque pensó que solucionar el problema perjudicaría a su campaña”, aseguró.
«Y no parece que le importe que las mujeres pierdan sus libertades reproductivas, ya que eso no afecta a su vida», agregó.
Fueron comentarios en la línea de la idea que quizá más se está repitiendo en la Convención: que Trump es un candidato “egoísta”, mientras que Harris “trabaja para la gente”.
Así, prometió a los presentes que la ahora vicepresidente se centraría en los problemas de todos, «y no se limitará a atender a sus propios votantes y a castigar a aquellos que se nieguen a doblar la rodilla».
«¡Buuu!», abucheó el público, a lo que Obama respondió: «Bu no, ¡voten!».
También tuvo palabras amables para Tim Walz, el compañero de fórmula de Harris. «Es el tipo de persona que debería estar en política: alguien que nació en un pueblo pequeño, sirvió a su país (en la Guardia Nacional), dio clases a los niños, entrenó a fútbol americano y cuidó de sus vecinos».
«Él sabe quién es y qué es importante», siguió Obama.
“La mayoría de nosotros no queremos vivir en un país amargado y dividido. Queremos algo mejor. Queremos ser mejores”, aseguró.
“Y la alegría y la emoción que estamos viendo sobre esta campaña nos dice que no estamos solos”.
Carreras paralelas y apoyo mutuo
Prácticamente coetáneos, él de 63 años y ella de 59, a Obama y Harris les une una longeva relación y unas carreras que por momentos se han desarrollado en paralelo y otras se han cruzado.
Se conocieron en 2004, siendo ambos estrellas demócratas en ascenso, durante un evento para recaudar fondos en California.
Tres años después ella se prestaría voluntaria para la primera campaña presidencial de él, ayudándole a hacerse con el cargo en 2008.
Y en 2010 él le devolvería el favor, apoyándola en su aspiración de convertirse en fiscal general de California.
Dos años después, en 2012, Harris sería la invitada estrella durante la Convención Nacional Demócrata en la que Obama se lanzó a la reelección.
Y este martes él trató con su discurso de impulsar a su «muy querida amiga» al despacho oval.
Michelle Obama: «Debemos hacer algo»
Como él mismo dejó claro, antes del invitado más esperado subió al escenario alguien que compite con él en carisma y brillo: su esposa, Michelle Obama.
«Algo mágico está pasando, ¿no lo notan?», dijo la ex primera dama. «No solo en esta arena, también en todo el país. Es la fuerza contagiosa de la esperanza», clamó.
«EE UU, la esperanza está de regreso».
Encuesta tras encuesta muestran que la ex primera dama es la demócrata más popular de EE UU.
Supera en admiración incluso a expresidentes que gozaron del favor del público, desde su marido hasta Bill Clinton, sin nunca haber aspirado al cargo.
Y a pesar de que se le ha preguntado en repetidas ocasiones y hasta la actualidad si consideraría la candidatura, siempre ha asegurado que no tiene ninguna intención de volver a la Casa Blanca. Llegó hasta a decir que odia la política en general y Washington en particular.
Pero no por ello deja de tener aptitudes para ello, como se volvió a comprobar este martes en el United Center de Chicago, donde dejó frases para el recuerdo, en la línea de aquella con la que en 2016 retó a los republicanos: «Cuando ellos juegan bajo, nosotros volamos alto» (When they go low, we go high).
Harris es «una de las personas más calificadas que jamás haya aspirado a la presidencia», aseguró desde el escenario de Chicago, mientras repasaba la historia personal de la candidata.
«Y es una de las más dignas, un homenaje a su madre, a mi madre y probablemente también a la de ustedes», prosiguió Obama. «Es la encarnación de las historias que nos contamos a nosotros mismos sobre este país«.
También se tomó el tiempo para arremeter contra Trump, al igual que luego haría su marido.
En su día «hizo todo lo que estuvo en su poder para que la gente nos temiera (a Barack Obama y a mí)», dijo.
«Sus miras estrechas y limitadas del mundo le hicieron sentirse amenazado por la existencia de dos personas trabajadoras, muy inteligentes y exitosas que además eran negras«, siguió.
Y adelantó que es una estrategia que también está empleando y empleará contra Harris.
«No hay tiempo para tonterías. Ustedes ya saben lo que tienen que hacer«, le dijo al público.
«Es el momento de hacer algo», siguió, pidiendo registrarse y salir a votar por los demócratas el 5 de noviembre. «Nuestra esperanza está en nuestras manos».
El marido de Harris sube al escenario
Justo antes de que la ex primera dama tomara la palabra, fue el turno del segundo caballero, el esposo de Harris, Douglas Emhoff.
Lo presentó su hijo, después de emitir un emotivo video que mostraba imágenes de su vida familiar.
«Hola a mi gran y mezclada familia», empezó diciendo, en referencia a los comentarios del candidato republicano a vicepresidente, J.D. Vance, quien en un video criticaba a Harris porque no tiene hijos biológicos.
La candidata demócrata es la madrastra de los hijos de Emhoff, quienes la llaman cariñosamente «Momala».
«Siempre ha estado ahí para nuestros hijos, y sé que estará también ahí para los de ustedes», dijo en esa línea su esposo.
«Tal como ha mostrado con su familia, ahora lo demuestra con su país: está lista para liderar».
En la segunda jornada de la Convención también tomaron la palabra otros destacados demócratas, como el senador Bernie Sanders o la gobernadora de Nuevo México Michelle Lujan Grisham.