Este lunes el Sol y la Luna nos brindarán un hermoso espectáculo: un eclipse solar total que será visible en varios países de América Latina.
¿Y quién será la protagonista del show?: la corona solar, la región más externa de la atmósfera del Sol.
En un día normal, la luz de la superficie del Sol impide ver la corona, pero durante un eclipse, se puede apreciar el brillo de la corona sin la necesidad de instrumentos especiales.
Y este 14 de diciembre no solamente podremos ver la corona, sino que quizás la veamos en una de sus versiones más llamativas.
¿Qué hace a la corona una zona tan importante y por qué los científicos tienen la expectativa de que sea distinta a la que vimos en años anteriores?
Tapando el Sol
Durante un eclipse solar total, la Luna se interpone entre la Tierra y el Sol.
En ese momento, la Luna bloquea el resplandor de Sol y solo queda visible la brillante corona que lo rodea.
Ese es uno de los momentos cumbres del espectáculo.
Cuando el eclipse alcanza su totalidad, durante unos pocos minutos el día se oscurece y solo se ve un anillo blanco en el cielo.
Los científicos aprovechan esos instantes para estudiar la estructura de la atmósfera del Sol y analizar su evolución.
Existen instrumentos con los que los investigadores pueden tapar el disco solar para estudiar la corona cuando no hay un eclipse, «pero nunca son tan eficientes como la Luna durante un eclipse», según le dice a BBC Mundo la astrofísica Teresa Nieves-Chinchilla, científica del Departamento de Heliofísica del Centro Goddard de la NASA.
Una región dinámica y misteriosa
La corona solar es una región de violentas explosiones que lanzan plasma, un gas súper caliente y con carga electromagnética que conforma la atmósfera exterior del Sol.
También es una zona misteriosa.
Uno de esos enigmas es por qué la corona es mucho más caliente que la superficie del Sol.
Mientras la superficie solar supera los 5.500 Cº, la corona puede alcanzar una temperatura 400 veces mayor.
Es como si al estar en una fogata, sintieras más calor a medida que te alejas de ella.
Según la NASA, una de las posibles explicaciones para este fenómeno es que en la corona explotan «bombas de calor» que viajan desde partes más internas del Sol, liberando energía en forma de calor.
Los campos magnéticos del Sol también hacen de la corona un lugar muy agitado.
Estos campos magnéticos afectan las partículas de la corona y crean eventos espectaculares como serpentinas, turbulencias, bucles y penachos.
Además, la corona es el lugar donde se originan los vientos solares, que viaja a través del espacio.
Este viento está conformado por un flujo constante de partículas, radiación y campos magnéticos que salen disparados desde el Sol.
Si es muy intenso, el viento solar puede filtrarse hasta la Tierra y crear una aurora cerca de los polos.
Finalmente, en la corona también se originan las eyecciones de masa coronaria, que son grandes expulsiones de plasma y campo magnético.
Estas eyecciones pueden tener un efecto sobre las redes eléctricas y las telecomunicaciones en la Tierra.
Un ejemplo fue el llamado evento Carrington en 1859, cuando una feroz tormenta solar quemó cables de telégrafo en varias partes del mundo.
Un Sol en pleno rendimiento
Los científicos aprovechan los eclipses para estudiar los fenómenos de la corona solar, y el de este lunes despierta particular expectativa.
«Venimos de una etapa en la que el Sol estaba tranquilo, con poca actividad», dice Nieves-Chinchilla, pero «justo en las últimas semanas el Sol ha comenzado a despertar«.
La experta se refiere a que estamos ante el comienzo de un nuevo ciclo solar, un fenómeno en el que el campo magnético del sol aumenta y disminuye en períodos de 11 años.
El Sol terminó el ciclo anterior, el 24, con poca actividad. Pero este nuevo ciclo, el 25, lo muestra mucho más dinámico.
Este año, el aumento de las tormentas solares podrían mostrar una corona más turbulenta y conprominencias.
«Esperamos ver al Sol en pleno rendimiento«, dice Nieves-Chinchilla.
«Quizás veamos emisiones de masa coronal. Si esto ocurre durante el eclipse sería emocionante«.
Nieves-Chinchilla explica que si durante el eclipse ocurrieran prominencias o eventos activos en el Sol, las personas podrían distinguirlos siempre y cuando la atmósfera esté lo suficientemente clara.
«En cualquier caso veremos una corona muy diferente a la que se vio en 2019», dice.
Esta vez «será una corona mucho más dinámica y activa. En el eclipse de 2019 se vio una corona muy estática y estable«.
Finalmente, la científica enfatiza en un aspecto clave para disfrutar el eclipse.
«Es muy importante observar el eclipse con gafas protectoras«, advierte.
«Además así se ve mejor, porque los filtros solares permiten ver la corona con mayor nitidez«.
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