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La desesperación de los venezolanos que cruzan Ecuador por rutas ilegales

Frangely Dale se encuentra sola con su hijo en una carpa en la fría noche de Ipiales, a pocos kilómetros de Ecuador.

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Frangely Dale se encuentra sola con su hijo en una carpa en la fría noche de Ipiales, a pocos kilómetros de Ecuador.

Juan David, el niño de seis años, lleva una gorra con los colores de la bandera venezolana para soportar los fuertes vientos que azotan esta zona en esta época del año.

Esperan a Carlos Medina, el novio de Frangely y padrastro del menor, con quien intentarán llegar a Perú.

Sin embargo, hay un problema… uno de ellos no tiene pasaporte.

«Vamos a intentar cruzar con mi pasaporte. Parece que a mi hijo lo van a dejar pasar conmigo, pero Carlos tal vez tenga una dificultad», cuenta la mujer a BBC Mundo.

BORIS MIRANDA / BBC MUNDO Frangely, su pareja y su hijo esperan no tener que separarse en su viaje a Perú.

Llevan cuatro días de travesía desde Maracaibo, al norte de Venezuela, y quieren llegar hasta Lima.

Eso significa que les faltan al menos tres días más de viaje, siempre y cuando Carlos pueda pasar.

¿Y si no pasa?

«No hay más opción, iremos por las trochas (caminos sin pavimentar) con los demás que no tienen pasaporte», confiesa con algo de pesar.

El éxodo

Desde el sábado pasado que Ecuador comenzó a exigir pasaporte a los ciudadanos venezolanos que cruzan masivamente a su territorio.

Aquello dejó en el limbo a millares de migrantes en la frontera de Ipiales, por donde lograban ingresar con su cédula venezolana y recibían la Tarjeta Andina, el documento con el que podían circular libremente por Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú.

BORIS MIRANDA / BBC MUNDO Cientos de venezolanos decidieron ingresar a Ecuador por pasos ilegales en los últimos días.

«Esperaron tres días en las carpas, pero desde ayer (martes) comenzaron a irse por las trochas», explica Frangely Dale.

La mujer relata que primero fueron los más jóvenes los que comenzaron a caminar en medio de la desesperación e impaciencia, pero luego familias con niños optaron por correr el riesgo ante la negativa ecuatoriana de dejarlos ingresar.

A la falta de dinero y alimentos, el agotamiento físico y mental, decidieron sumarle la incertidumbre de la ilegalidad y los riesgos que conlleva cruzar estos senderos.

«No hay más opción», repite Frangely otra vez con el temor y casi resignación de que su pareja deba seguir ese camino.

Como no están casados y no tienen ningún documento que acredite que son familia, a Carlos Medina le dijeron que no puede pasar con el pasaporte de Frangely.

Esperarán un poco más a ver si Ecuador flexibiliza las exigencias, pero sienten que la suerte ya está sellada.

Los controles en el lado ecuatoriano se han multiplicado.

El peligroso camino

En Ipiales son muchos los venezolanos que hablan de estos caminos y conocen los riesgos que conllevan.

El más fácil puede llevarte a la población de Tulcán, en el norte de Ecuador, desde donde salen buses con destino a Quito y Perú.

Otras trochas demandan bordear e incluso cruzar ríos, preferentemente de noche, para burlar los controles.

La policía ecuatoriana y colombiana tienen detectados al menos 24 pasos de este tipo en la franja fronteriza de los dos países, sin mencionar el paso marítimo que también se está aprovechando en las costas.

Francisco Miranda, de la Cruz Roja de Colombia, señaló a BBC Mundo que estos caminos son los mismos que hace unos años se usaban «en sentido contrario», en la época que cubanos y haitianos ingresaban por allí a Colombia en su intento por llegar a Estados Unidos.

«Desde entonces hay ‘coyotes’ que controlan estas zonas y las restricciones migratorias han reactivado este movimiento», cuenta Miranda.

El representante añade que los venezolanos que optan por cruzar por las trochas quedan lejos del alcance de cualquier ayuda humanitaria, lo cual los vuelve aún más vulnerables.

«Hemos visto que la mayoría llegan con un cuadro de salud precario, con diversidad de diagnósticos físicos y también mentales».

BORIS MIRANDA / BBC MUNDO La Cruz roja presta ayuda en ambos lados de la frontera.

Miranda añade que es muy peligroso que personas con enfermedades que requieren tratamiento y control como la diabetes tomen una decisión tan radical.

La Cruz Roja llegó a realizar más de 100 atenciones diarias en el puesto de Ipiales en los últimos meses.

Migración Colombia informó este miércoles que en lo que va del año son 600.000 los venezolanos que cruzaron de Colombia a Ecuador.

«Intentan pasar por sitios no autorizados y trochas poniendo en riesgo su integridad», indicó el director de esa entidad Christian Krüger, en una entrevista con RCN radio.

«Nos vamos a ver en Perú»

Diego Soto, ingeniero industrial, fue uno de los tres afortunados de su grupo que logró pasar a Ecuador antes de que empezaran a pedir pasaporte.

El resto de sus amigos llegó un día tarde porque tomó el bus un día después.

«Hoy (miércoles) pasaron como 300 por las trochas. Hay venezolanos y colombianos que conocen los caminos y guían los grupos. Ahí se fueron mis amigos», señala el venezolano nacido en Acarigua, en el centro del país.

Soto está acompañado por dos amigos e intentarán llegar a Perú lo más pronto posible.

«Juntamos el dinero para los boletos en estos tres días vendiendo café, perros calientes y gorros de lana», cuenta a BBC Mundo el joven.

Perú es uno de los principales destinos de la diáspora venezolana.

BORIS MIRANDA / BBC MUNDO Diego Soto y sus amigos esperan llegar a Perú.

Es normal que en Ipiales los venezolanos te cuenten que se dirigen a ese país en busca de conseguir trabajo o dar alcance a esposos, hermanos, hijos, etc.

La travesía de llegar Perú no es fácil ni barata, por eso las familias migran casi a cuentagotas.

Primero se va un miembro de la familia en medio toda clase de sacrificios y, con el dinero que llega a juntar, intenta costear la salida de los demás.

Diego Soto dejó a su esposa y sus dos hijas y espera poder conseguir trabajo rápido en Perú para que puedan alcanzarlo.

Vendió su auto «por una miseria» para viajar con su grupo de amigos que también decidieron abandonar el país.

Ahora el grupo está dividido, pero Diego es optimista pese a que están en una auténtica carrera contra el reloj.

Perú comenzará a exigir pasaportes a los venezolanos desde este sábado, algo que puede ocasionar que se repitan las dramáticas escenas vistas en la frontera entre Colombia y Ecuador esta semana.

«Nos vamos a ver en Perú», afirma Soto como un mensaje de aliento a sus amigos que ahora cruzan como ilegales.

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