El descubrimiento de la fosa funeraria más antigua de África ofrece una semblanza de pena humana: la pérdida de un niño hace 78.000 años.
La fosa fúnebre de un niño de 3 años del Mesolítico -o Edad media de la piedra- fue hallada en una cueva en Kenia.
En un artículo publicado en la revista especializada Nature, los investigadores que estudiaron los frágiles y antiguos restos describieron cómo la cabeza del menor parecía haber sido colocada sobre una almohada.
Los científicos le dieron el nombre de Mtoto, que significa «el chico» en el idioma suajili.
El equipo internacional de arqueólogos cuidadosamente cubrió en yeso toda la fosa fúnebre para poder conservar la configuración de los fragmentos de hueso restantes. Esto les permitió transportar el cuerpo sin riesgo a un laboratorio para estudiarlo en detalle.
«Fue como excavar una sombra», dijo la profesora María Martinón Torres, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de España (CENIEH).
«[Cuando trasladamos el yeso], no sabíamos que cargábamos un niño en nuestros brazos», le comentó al programa de la BBC Inside Science.
Los científicos pudieron estudiar la dentadura para confirmar que se trataba del pequeño cuerpo de un menor humano -de entre 2 y 3 años de edad. Escaneos revelaron que el cuerpo había sido colocado en una posición fetal.
Y los huesos se habían manipulado de una manera que sugiere que fue envuelto firmemente antes de enterrarlo, con su cabeza recostada sobre lo que originalmente parece haber sido un cojín de hojas, que luego se descompuso.
«Creemos que el niño fue envuelto en una mortaja hecha de hojas o piel de animales -como si lo hubieran puesto a dormir», explicó la profesora Martinón Torres.
«Hay tanta delicadeza e intención que realmente expresa los sentimientos del grupo hacia el menor».
Examinaciones posteriores del tamaño y forma de los fragmentos óseos llevaron al equipo a concluir que Mtoto muy probablemente era un varón.
«Lo enterraron en una cueva -donde esa gente vivía», indicó Martinón Torres. «Todo este comportamiento significaba algo, tal vez pena, tal vez el no querer dejar que se fuera».
África es considerado la cuna de la humanidad moderna, pero entre toda la evidencia encontrada del uso primitivo de herramientas y vida comunal, los científicos dicen que los entierros eran una importante pieza que hacía falta en la historia de la evolución humana en ese continente.
«La siguiente tumba más antigua en África tiene unos 74.000 años», explicó la doctora Louise Humphrey, del Museo de Historia Natural de Londres. «Llama la atención que también era de un menor, pero fue mal excavada hace unos 50 años, así que no sabemos mucho al respecto».
«Aquí, definitivamente hay un sentido de pérdida personal», añadió. «Es evidencia de un pueblo que tenía una representación más simbólica del mundo que lo rodeaba».
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