Dos de los principales líderes opositores de Cuba se reencuentran por primera vez después de meses separados por la cárcel: comparten un juicio en el que enfrentan penas de entre siete y 10 años.
Los artistas y activistas Luis Manuel Otero Alcántara y Maikel Castillo, «El Osorbo», miembros del Movimiento San Isidro (MSI), un grupo de jóvenes opositores que ha plantado cara al gobierno de La Habana, fueron llevados este lunes ante los tribunales tras pasar 10 meses y un año- respectivamente- en prisión.
«El juicio es hoy y mañana en el Tribunal de Marianao (en el oeste de la capital). Solo sé que toda esa zona estaba militarizada», dice a BBC Mundo Anamely Ramos, miembro del opositor MSI.
Otero Alcántara, para quien la Fiscalía pide 7 años de cárcel, y Castillo, para el que pide 10, son acusados, entre otros, de «atentado», «desacato» y «desórdenes públicos», cargos que grupos opositores califican de persecución política.
«Además Luis Manuel tiene el delito de ‘ultraje a los símbolos patrios’ por haber realizado obras de arte con la bandera cubana y Maikel también tiene el de ‘difamación a las autoridades e instituciones del Estado’ por algunos posts que había hecho en Facebook contra algunos dirigentes y la policía», explica Ramos.
Medios independientes informaron este lunes que las áreas cercanas al lugar del juicio estaban tomadas por agentes y que le fue negado el acceso al tribunal a agencias de prensa internacionales y diplomáticos europeos que llegaron hasta allí.
«Simplemente queremos entrar para observar el juicio y hasta ahora no hemos recibido permiso», aseguró un diplomático alemán citado por EFE.
Varios activistas denunciaron este lunes que sus casas habían sido sitiadas por la policía para impedirles llegar al juicio y algunos también reportaron que les habían cortado la conexión a internet.
Las autoridades de Cuba no se han pronunciado públicamente sobre este juicio, pero con anterioridad han calificado a Otero Alcántara y Castillo de ser «mercenarios al servicio de EE.UU.» y prestarse para «farsas y show mediáticos».
Castillo fue apresado en mayo pasado y Otero, dos meses después, cuando salía de su casa para unirse a las protestas que estremecieron el país el 11 de julio.
Desde entonces, han estado en prisión preventiva, pese a que la fase de investigación de la Fiscalía en Cuba suele durar 90 días. Se les ha negado sistemáticamente recursos legales para su liberación.
Amnistía Internacional considera a Otero «preso de conciencia» y el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de Naciones Unidas calificó de «ilegal» la detención de Castillo.
Voces disidentes
Ambos artistas (jóvenes, negros, provenientes de barrios pobres y familias muy humildes) se han convertido en dos de las voces más carismáticas y seguidas de la oposición cubana.
Se hicieron conocidos a nivel internacional cuando iniciaron una huelga de hambre en noviembre de 2020 contra la detención de uno de los miembros del MSI.
La policía desalojó por la fuerza el lugar donde realizaban la huelga, lo que llevó a una manifestación de artistas frente al Ministerio de Cultura de La Habana, un país donde eventos de este tipo son inusuales y penalizados.
En abril del año siguiente, protagonizaron otra inaudita protesta cuando un grupo de vecinos impidió que la policía detuviera a Castillo y se reunieron frente a la casa de Otero para gritar consignas contra el presidente de Cuba y cantar «Patria y Vida».
Castillo fue uno de los artistas que protagonizó la sección filmada en Cuba de esa canción, ganadora de dos Grammy y que se ha convertido en un himno de la oposición en la isla.
«Es por esa protesta por la que los llevan a juicio ahora y por eso es que ellos tienen el mismo expediente», explica Ramos.
El músico fue apresado en mayo y ese mismo mes, las autoridades de Cuba tuvieron a Otero por casi un mes en un hospital, a donde fue llevado después de iniciar otra huelga de hambre.
La pasada semana, Otero se comunicó por primera vez con sus seguidores desde la cárcel a través de un audio en el que aseguró que las autoridades de Cuba le habían propuesto la salida del país como única alternativa para su liberación.
«El régimen me ha dado como única salida de prisión el exilio fuera de Cuba, de lo contrario estaré siete años en prisión», dijo.
Castillo, cuyos familiares aseguran que está enfermo, informó la pasada semana que las autoridades le habían cambiado su abogada a solo tres días del juicio.
En el último año, las principales voces opositoras de Cuba se han exiliado o han ido a la cárcel, lo que ha desarticulado el movimiento opositor que cobró auge tras las protestas de julio.
Después de esas manifestaciones, las mayores que han tenido en Cuba en la últimos 60 años, más de 1.000 personas fueron detenidas y centenares han sido condenadas a penas de hasta 30 años, aunque algunos han sido liberados en las últimas semanas.
Otero Alcántara asegura que se ha negado a abandonar el país, por lo que activistas temen que las condenas tras el juicio serán severas.
«No tenemos mucha esperanza de que el resultado (del juicio) sea favorable para ellos porque sabemos que en Cuba el sistema judicial está totalmente a merced del poder», opina Ramos.