A monseñor Romero todos lo conocen como «el Santo de América».
Pero será este domingo cuando Oscar Arnulfo Romero reciba por parte de la Iglesia católica la condición oficial de santo.
El arzobispo de San Salvador, quien fue asesinado en 1980 mientras celebraba misa, solía denunciar las injusticias en sus homilías, y defendía a los más pobres y desprotegidos.
Para iniciar el proceso de canonización de Romero se necesitaron 24 años.
Normalmente, se debe esperar hasta al menos cinco años después de la muerte de la persona para iniciar los trámites para convertirlo en santo.
Pero el Papa puede renunciar al período de espera, como lo hizo Benedicto XVI con su predecesor, Juan Pablo II, en 2005, el mismo año en el que murió.
Juan Pablo II se convirtió en santo en abril de 2017 | GETTY IMAGES
Juan Pablo II también había prescindido del período de cinco años para la Madre Teresa de Calcuta y comenzó el proceso en 1999, a menos de dos años de su muerte.
Pero ¿cuáles son los pasos que aplica la Iglesia católica para convertir a una persona en santa?
1º paso: siervo de Dios
La Congregación para las Causas de los Santos es la encargada de «regular el ejercicio del culto divino y de estudiar las causas de los santos».
Por este «ministerio de la santidad» pasan los candidatos a la canonización.
Sin embargo, es el Papa quien tiene la última palabra, el único con poder para decretar la santidad. En las últimas décadas, este poder se ha ejercido cada vez con mayor asiduidad.
Monseñor Romero fue asesinado el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba misa en El Salvador | GETTY IMAGES
El obispo de la diócesis donde murió la persona puede abrir una investigación sobre la vida del individuo para saber si cuenta con virtudes suficientes para ser considerado santo.
Otros grupos religiosos en la diócesis también pueden pedirle al obispo que inicie la investigación.
Se reúnen pruebas sobre la vida y los hechos de la persona, incluidos los testimonios de quienes lo conocieron.
Si hay evidencia suficiente, el obispo le pide a la Congregación para las Causas de los Santos permiso para abrir el caso.
Una vez que el caso es aceptado para su consideración, el individuo puede ser llamado un »siervo de Dios».
El obispo de la diócesis donde murió la persona puede abrir una investigación sobre la vida del individuo para saber si cuenta con virtudes suficientes para ser considerado santo.
Otros grupos religiosos en la diócesis también pueden pedirle al obispo que inicie la investigación.
Se reúnen pruebas sobre la vida y los hechos de la persona, incluidos los testimonios de quienes lo conocieron.
Si hay evidencia suficiente, el obispo le pide a la Congregación para las Causas de los Santos permiso para abrir el caso.
Una vez que el caso es aceptado para su consideración, el individuo puede ser llamado un »siervo de Dios».
2º paso: venerable
Uno de los requisitos es que los creyentes le recen a la persona y pidan su intersección con Dios | GETTY IMAGES
La Congregación para las Causas de los Santos examina la evidencia de santidad, trabajo y señales del candidato por las que las personas le rezan.
Roma debe dar el nihil obstat, término en latín que señala que nada impide el comienzo de la causa.
Una vez que la Congregación aprueba el caso, el Papa es el encargado de analizarlo.
Si el Papa decide finalmente que el candidato vivió una vida de »virtud heroica», como un hábito de buena conducta que para una persona ordinaria hubiese significado una dificultad muy grande, entonces se lo puede llamar »venerable».
3º paso: beato
Para llegar a la siguiente etapa, la beatificación, se debe atribuir un milagro a las oraciones hechas al individuo después de su muerte.
Los pedidos realizados a partir de esas oraciones son vistos como una prueba de que el individuo ya está en el cielo y, por lo tanto, puede interceder ante Dios en nombre de otros.
El milagro debe ser »verificado» con evidencias antes de ser aceptado como tal.
Después de la beatificación, el candidato recibe el título de »beato».
A monseñor Romero lo conocen como «el Santo de América» | GETTY IMAGES
4º paso: santo
La canonización es el paso final para declarar santa a una persona fallecida.
Para llegar a esta etapa, normalmente se debe atribuir dos milagros.
Sin embargo, el Papa puede dispensar al candidato de esta condición y pedir solo uno.
También los «mártires», aquellos a quienes la Iglesia considera que «murieron como consecuencia de su fe», quedan eximidos de esa premisa.
Este es el caso de monseñor Romero.
El 3 de febrero de 2015 fue reconocido como mártir ya que fue asesinado mientras celebraba misa el 24 de marzo de 1980 en El Salvador.
El milagro que se le atribuye a monseñor Romero es el de Cecilia Flores que estaba embarazada y a punto de morir pero mejoró por razones científicamente inexplicables, que la Iglesia católica aceptó como un «milagro» atribuido al cura | GETTY IMAGES
El milagro que se le atribuye a monseñor Romero para ser canonizado es el de la curación inexplicable de una mujer salvadoreña embarazada cuya vida estaba en peligro en el momento del parto.
Cecilia Flores tenía una enfermedad terminal en 2015 y le rezó a monseñor Romero para que intercediera por ella, y por su hijo ante Dios. Ambos se salvaron.
Durante la ceremonia de canonización, el Papa celebra una misa especial, lee en voz alta la historia de la vida del individuo y luego canta una oración en latín que declara a la persona santa.