En el mundo se hablan más de 7.000 lenguas, pero no todas sobrevivirán a la era digital. Unas 2.500 de ellas están en peligro. Y gran parte de la culpa la tienen los smartphones.
El lingüista y matemático húngaro András Kornai lleva años investigando este fenómeno, que define como la «muerte digital de los idiomas».
Internet tiene sus claras favoritas. Son las lenguas que dominan el escenario virtual y que Kornai llama «hiperconectadas».
Hay una docena de ellas, como el inglés, el español, el japonés, el árabe y el portugués. Y, sobre todo, el chino mandarín -con sus mil millones de hablantes-, cuyo uso en el mundo digital superará al del inglés.
Extinción digital
El universo online, con sus más de mil páginas web, está creando toda una revolución idiomática potenciada por el uso de nuevas tecnologías en nuestra vida diaria, como el GPS o el uso de comandos de voz en el celular.
Ha llegado incluso a imponer un nuevo lenguaje plagado de tecnicismos informáticos y anglicismos.
Y el desarrollo de nuevos dispositivos y tecnologías que no reconocen todos los idiomas agudiza el problema.
«Muchos de los idiomas que se hablan en el mundo no sobrevivirán a la sociedad de la información digital globalizada», explica la Alianza Tecnológica Multilingüe de Europa (META, por sus siglas en inglés) en su informe «Europe’s Languages in the Digital Age» (lenguajes europeos en la era digital), de su serie de investigaciones «Libros Blancos», en la que trabajaron 200 expertos.
«Se calcula que al menos 2.000 idiomas se enfrentan a la extinción en las próximas décadas», dicen los analistas. «La brecha entre las lenguas ‘grandes’ y las ‘pequeñas’ es cada vez mayor».
Solamente en Europa encontraron «más de 20 lenguas en riesgo de extinción digital». Entre ellas, el croata, el gaélico irlandés, el letón, el maltés o el lituano. También el euskera, el catalán, el rumano, el búlgaro y el islandés, entre otras.
El caso del islandés
Si eres una de las apenas 350.000 personas en el mundo que hablan islandés sabrás que se trata de una lengua compleja (tiene tres formas verbales diferentes y adjetivos para géneros y números).
Por eso muchos smartphones ni siquiera la hablan.
Además, el aumento del turismo ha fomentado el uso del inglés en el país, en detrimento del idioma oficial.
El uso del islandés en tecnología del lenguaje se volvió prácticamente inexistente en 1999. Todo lo que había era un corrector ortográfico y un sintetizador del lenguaje. Pero la situación apenas ha mejorado con los años.
Las 3 señales de «muerte inminente» de una lengua
1. Falta de funcióncuando otros idiomas resultan más útiles.
2. Falta de prestigio reflejada por las generaciones más jóvenes.
3. Falta de competencia’semihablantes’ que simplifican la gramática.
Fuente: András Kornai (lingüista y matemático)
Los navegadores GPS de los automóviles no detectan los nombres de calles y las autopistas islandesas, y asistentes digitales como Siri (de Apple) o Alexa (de Amazon) no comprenden el idioma, según explicó META en su informe.
Ásgeir Jónsson, profesor de economía en la Universidad de Islandia dice que la nación nórdica está experimentando una fuga de cerebros y que muchos sistemas informáticos están diseñados para reconocer el inglés, pero no el islandés.
El lingüista islandés Eiríkur Rögnvaldsson dice que muchos niños en el país ya no lo aprenden.
«A mucha gente le preocupa el futuro de esta lengua debido a cambios radicales sociológicos y tecnológicos», le cuenta Rögnvaldsson a BBC Mundo.
El especialista dice que la influencia del inglés es «enorme» debido a la explosión turismo, el aumento de trabajadores extranjeros y la influencia de smartphones, canales de YouTube y juegos online interactivos.
«El islandés está amenazado por la tecnología de la información», afirma el lingüista.
«Todos los equipos y aplicaciones en el futuro serán comandados por tecnologías de voz. No poder usar islandés en este tipo de dispositivos significará que perdemos una parte importante del día a día a favor del inglés».
«Eso será probablemente el principio del fin para el islandés», afirma el experto. «Y, si eso ocurre, perderemos una conexión importante con nuestro pasado».
Quechua y otras lenguas latinoamericanas
Pero el problema es global.
La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) creó un «Atlas de lenguas del mundo en peligro» en el que señala la «necesidad de salvaguardar la diversidad lingüística del mundo».
Su lista incluye 2.465 lenguas de todos los continentes.
¿Por qué tenemos que salvar a las lenguas en peligro de extinción?
Uno de ellos es el quechua, a pesar de que lo hablan unos ocho millones de personas en Perú, Ecuador, México, Bolivia, Colombia, El Salvador, Nicaragua, Argentina y Chile.
Solamente en Brasil hay 190 lenguas en peligro (¿te suenan el kamá, dení o el javaé?), otras 143 en México(por ejemplo, el zacatepeco o el mazateco), 68 en Colombia(como el guayabero y el guajiro), 62 en Perú(el aymara es una de las más conocidas), 39 en Bolivia (bauré, chimané, acahuara…) y 7 en Chile (como el rapa nui, que solamente se habla en la Isla de Pascua).
Las posibles soluciones
Sin embargo, la tecnología también puede servir para «rescatar» los idiomas.
Georg Rehm, investigador de las lenguas en el mundo tecnológico, le dijo a BBC Mundo que es importante «hacer inversiones estratégicas en nuestras lenguas, sobre todo en tecnologías multimedia como máquinas de traducción».
Wikipedia tiene un programa para el rescate de dialectos y Google lanzó en 2012 su proyecto «Idiomas en peligro de extinción», que ha ido ampliando con los años.
«Necesitamos concientizar sobre la amenazas de las lenguas y hacer que la gente se dé cuenta de que es importante usar el idioma en todas las esferas de nuestra vida diaria», dice Rögnvaldsson.
«También tenemos que invertir en el desarrollo de tecnologías de voz o traducción automática», añade el experto.
«Los idiomas con pocos hablantes (como el islandés) que se hablan en sociedades modernas y dependen mucho de la tecnología de la información y de internet son muy vulnerables», dice el islandés.
Pero Kornai tiene una visión algo más esperanzadora: «Si un idioma no está en web, no existe. Pero una lengua no muere del todo hasta que muere su último hablante».