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8 cosas que Raúl Castro hizo en sus 12 años como presidente de Cuba

El hermano de Fidel Castro realizó proyectos que por medio siglo el ex presidente fallacido se habia negado a hacer. Por primera vez desde la Revolución triunfó en 1959, el país va a estar dirigido por alguien que no se apellida Castro 

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Un hombre de 62 años vende maní bajo un enorme cartel que muestra a los hermanos Castro vestidos con uniforme militar. Raúl, mucho más joven de los 86 años que tiene hoy, tiene la boca abierta y parece gritar alguna consigna.

Fidel, que antes de su muerte declaró que no quería ningún homenaje iconográfico hacia su persona y al que poco caso le han hecho en Cuba, se ve serio y mira a algún punto con el brazo extendido.

«Son los que han dirigido Cuba», dice el manisero.

«Ellos ya hicieron lo que iban a hacer, no estará ninguno ya. Ahora es cuando es. Cuando esto se va a poner bueno de verdad».

Por primera desde que la Revolución triunfó en 1959, el país va a estar dirigido por alguien que no se apellida Castro.

Esta semana, por decisión propia, Raúl dejará el cargo al que había accedido cuando su hermano cayó gravemente enfermo: primero de forma interina en 2006 y oficialmente en 2008.

Aquí te contamos los principales hitos de la década de gobierno de Raúl Castro.

1. El deshielo con EE.UU.

En sendos discursos televisivos al unísono el 17 de diciembre de 2014, Raúl Castro y Barack Obama declararon al mundo que sus países hacían las paces después de más de medio siglo de Guerra fría.

El acercamiento, fruto de negociaciones secretas entre las dos naciones en las que medió el Vaticano, comenzó con un trueque de prisioneros en el que tres espías cubanos encarcelados en Estados Unidos fueron canjeados por un contratista estadounidense preso en la isla bajo cargos de espionaje.

Oficialmente, el 20 de julio de 2015 los dos países reanudaron relaciones diplomáticas y reabrieron sus respectivas embajadas.

En marzo de 2016, Obama visitó La Habana, 88 años después de la última visita de un inquilino de la Casa Blanca.

El deshielo fue visto como un claro logro de Raúl sobre el que Fidel expresó en varias ocasiones sus reticencias.

El embargo comercial y financiero que impone Estados Unidos a Cuba desde 1962 sigue en pie y las relaciones entre las dos naciones han sufrido un retroceso desde que Obama salió de la Casa Blanca y la administración de Donald Trump asumió el poder.

2. Reformas migratorias: los cubanos ya pueden viajar

En 2007, Rolando se lanzó al mar. Estaba hastiado y esa fue la solución que encontró. Armó junto a dos amigos una rocambolesca embarcación para intentar marcharse de Cuba.

«No había alternativa, esto estaba muy duro y no se podía salir. Esa era la única manera de buscar otra vida», dice.

Seis años después, en enero de 2013, el gobierno de Raúl Castro eliminó los requisitos de viaje y autorizó a los cubanos a salir legalmente del país hasta por dos años sin perder sus bienes o residencia.

«Yo no me arrepiento, todo lo contrario, me alegro, así ya nadie tiene que pasar por lo que yo pasé», dice Rolando que ahora vive en Texas, Estados Unidos.

Rolando tiene 38 años y está de visita en la isla. Desde que cruzó el estrecho de Florida a mar abierto en su improvisada embarcación, no había regresado. «Evidentemente, si los cubanos pueden viajar y conocer al fin el mundo, el país tiene que cambiar», dice.

La reforma migratoria de 2013, que fue actualizada en abril de 2016 y en enero de 2018, facilitó las visitas temporales a los cubanos que antes de 2013 salieron ilegalmente del país -si no lo hicieron por la base naval de Guantánamo- o rebasaron el límite de estancia en el exterior.

Las nuevas leyes migratorias supusieron el fin del permiso de salida, la llamada «tarjeta blanca» que las autoridades debían conceder para viajar al extranjero, y de la carta de invitación que avalaba la salida. En la actualidad, las únicas personas que aún necesitan permisos especiales para dejar la isla son los médicos y los militares.

Según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), en los últimos cinco años 819.749 cubanos residentes viajaron al exterior y el 11% de ellos establecieron su residencia permanente en otro país y pasaron a tener estatus de emigrado.

Desde la implementación de la reforma, los cubanos que habían emigrado pudieron reasentarse de vuelta en la nación.

Los llamados repatriados en los dos últimos años ascendieron a más 25 mil ciudadanos.

3. Cuentapropismo: la isla se abre a la propiedad privada

«Los sueldos del estado son de risa. Además de que cada vez más la gente quiere tener lo suyo, sus propias ganancias, no depender del gobierno para vivir», comenta Alejandra detrás de un mostrador.

Alejandra, 22 años, estudia filología en la Universidad de La Habana y tres veces a la semana «para ganarse la vida» trabaja en una cafetería privada.

En 2010, el gobierno de Raúl Castro tomó la decisión de ampliar el trabajo por cuenta propia en el país. Una reforma que se convirtió en un revulsivo económico y social en la isla.

Según los últimos datos brindados por el Ministerio de Trabajo, los llamados «cuentapropistas» representan alrededor del 12% de la fuerza laboral del país y la cifra asciende a 579.415 personas afiliadas a la propiedad privada.

La «elaboración y venta de alimentos» (que incluye las llamadas paladares o restaurantes) es la actividad más desarrollada con 61.000 licencias otorgadas.

Existen 58.000 trabajadores dedicados al transporte de carga y de pasajeros. Hay 40.000 licencias autorizadas a trabajar en el arrendamiento de viviendas y espacios, una de las modalidades más demandadas.

«Es una lástima que ahora el Estado tenga detenido esto, nadie lo entiende, al final es un freno al crecimiento económico del país», expresa Alejandra refiriéndose a la determinación que adoptó el gobierno cubano de detener la entrega de licencias desde agosto del pasado año.

La disposición ha congelado el ascenso de la propiedad privada en Cuba y según el Ministerio de Trabajo esta disposición forma parte de un «proceso sistemático de revisión y perfeccionamiento encaminado a corregir deficiencias» en el funcionamiento del sector no estatal.

4. Los cubanos pueden comprarse un auto y una casa. Y venderlos también

«El carro que había heredado de mi padre se estaba cayendo a pedazos porque yo no tenía para mantenerlo y no lo podía vender», dice César con el dorso de su cuerpo recostado a un auto de la marca rusa Lada.

En Cuba, no fue hasta 2011 que el gobierno autorizó la compraventa de automóviles usados entre cubanos.

«Recuerdo que dos semanas después que salió la noticia, vendí el carro y salí de aquel suplicio», cuenta César.

Pero esa primera apertura no eliminó la prohibición para comprar autos nuevos. La restricción que exigía tener un permiso gubernamental para adquirir un vehículo fue eliminada por el gobierno de Raúl Castro el 19 de diciembre de 2013.

Desde que inició la revolución cubana en 1959 con Fidel Castro al frente, el gobierno determinó que para que los cubanos pudieran comprarse un auto, debían conseguir un permiso estatal, privilegio solo otorgado principalmente a los altos funcionarios, deportistas de renombre y artistas.

La reforma fue recibida con aliento por los cubanos, pero a modo de sueño, pues los precios de los autos, instaurados por el gobierno, están al alcance de los bolsillos de pocas personas en la isla.

«Todo el mundo se quedó mudo cuando nos enteramos de los costos. Es una cosa absurda y abusiva. Nadie entiende que en otros países los carros tengan un valor y que aquí se lo multipliquen cuando tendrían que hacer todo lo contrario por los bajos salarios de los cubanos», dice César.

Los precios de los autos en Cuba distan de los costos comunes en el extranjero. Por ejemplo, un Peugeot 508 cuesta US$262.000, ocho veces más que su valor en Reino Unido.

También en 2011, el estado cubano permitió la compraventa de casas en el país, tras mantenerla prohibida por décadas, surgió así un mercado de bienes raíces que, aunque limitado, continúa creciendo.

«Revolico», uno de los sitios de clasificados más consultados por los cubanos, tiene más de 40.000 anuncios en su sección de «compra/venta».

5. Internet llega a la isla

Las plazas públicas y los parques cubanos han cambiado su dinámica social. Ya no son aquellos sitios donde la gente iba a ver correr a los niños en las tardes o a tomar la brisa en compañía de su pareja.

Desde 2013, en Cuba, los parques y plazas públicas son oficinas de trabajo y, sobre todas las cosas, el lugar donde los cubanos se pueden comunicar con el mundo a través de un servicio público de internet.

Antes de esa fecha era imposible que la mayoría de los cubanos pudieran acceder con frecuencia a la red.

Pero si bien cada vez más crecen las posibilidades de conexión, las condiciones para acceder a ella siguen siendo arcaicas y limitadas por su baja calidad y su alto costo comparado con los salarios cubanos y a los precios en el resto del mundo.

Según datos de Etecsa, la única empresa de telecomunicaciones que existe en la isla, más de 2 millones de personas tienen correo electrónico y se han contratado millón y medio de cuentas permanentes de navegación.

En todo el país existen 635 áreas públicas con conexión Wifi y el gobierno ha comenzado a habilitar servicios de internet a domicilio, de los cuales hay funcionando en todo el país 11.980 hogares.

6. Los cubanos pueden ir a los hoteles de su propia isla

En marzo de 2008, el gobierno cubano rompió con la prohibición que impedía a los ciudadanos de la isla alojarse en los hoteles de turismo internacional.

Hasta ese momento, solo estaban autorizados a hospedarse las parejas en luna de miel o estudiantes y trabajadores destacados en los centros laborales estatales que se acogían a un plan especial.

«Para nosotros ir a un hotel era lo más sublime que nos podía pasar. Si nunca habíamos ido, era lógico que pensáramos así», recuerda Elier, de 37 años.

Antes de la nueva medida, la población con acceso a pesos cubanos convertibles podía utilizar los servicios de los hoteles como restaurantes, tiendas y gimnasios, pero no hospedarse.

«Ese es uno de los grandes problemas de Cuba, que a veces ni con dinero uno resuelve las cosas», dice Elier, quien desde 2008 se ha hospedado en varios hoteles en compañía de su familia.

Después de acabar con la prohibición, las autoridades cubanas justificaron la medida alegando que el turismo padecía una escasez de habitaciones y que además el acceso a los hoteles rompía con la igualdad social de la revolución.

«Al final tantos años con la puerta cerrada en vano, porque cuando la abrieron nada cambió, todo sigue igual en Cuba», dice Elier.

7. Cuba aumenta la inversión extranjera

El mal estado de la economía cubana hizo que al gobierno de Raúl Castro no le quedara más remedio que reformar una ley para otorgar más incentivos a los inversionistas extranjeros.

La fórmula encontrada fue diseñar un megapuerto para convertirlo en el principal polo industrial de la isla.

El sitio seleccionado fue el puerto del Mariel, a unos 45 kilómetros al oeste de La Habana.

Antes de inaugurar el puerto del Mariel, Castro también renegoció la deuda con el Club de París a finales de 2015.

En ese instante, la deuda se encontraba congelada desde hacía más de 30 años. Raúl logró una condonación de US$8.500 millones y su gobierno se comprometió a desembolsar US$2.600 millones en un plazo de 18 años para así acceder a créditos.

8. Límites de mandato en los cargos políticos

Raúl Castro deja de ser el presidente de Cuba por decisión propia.

Una proposición suya al Partido Comunista de Cuba (PCC) terminó modificando la antigua forma de gobierno en la isla y estableció límites de edad y de tiempo de mandato para los cargos políticos.

Los mandatos de los dirigentes fueron limitados a dos períodos de cinco años y se fijó los 60 años como edad máxima para ingresar al Comité Central del Partido y hasta los 70 años para los cargos de dirección en el PCC.

Raúl deja el poder y por primera vez en más de medio siglo alguien que no lleva el apellido Castro asume las riendas de Cuba.

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