Les invito a viajar en el tiempo: por un momento piensen en qué hacían el pasado 20 ó 21 de diciembre y cómo se estaban preparando para la Navidad.
Ahora, imaginen que esas fiestas son la única oportunidad al año que tienen para ver a sus familiares, para reunirse y festejar.
Ese es el momento por el que pasan los chinos: este fin de semana comienzan oficialmente las festividades por el Año Nuevo Lunar, pero muchos no podrán celebrarlo como querrían.
El brote del coronavirus 2019-nCoV ha empañado su gran fiesta.
«Para evitar contagiarnos o contagiar a otros, hemos cancelado nuestra gran reunión familiar», dice con pesar una joven artista china de Wuhan, la urbe en el centro del país donde se cree que surgió el virus.
La ciudad, de unos 11 millones de habitantes y con conexiones directas con múltiples partes del mundo, fue puesta en una cuarentena de facto el jueves y a ella se sumaron otras localidades en un intento de frenar la propagación del virus, que hasta este viernes se había cobrado la vida de más de veinte personas y ya llegó a otros países.
Wuhan, la ciudad china donde se originó el nuevo brote de coronavirus y aislada por las autoridades
«Realmente parece casi como una ciudad fantasma«, dice el jueves la artista en conversación con BBC Mundo desde su casa, de la que ha optado no salir.
Cerrar Wuhan no fue una decisión fácil, reconocieron las autoridades, pero el riesgo de no hacerlo era alto.
Y es que el Año Nuevo Lunar no solo marca la mayor época de celebración en la segunda economía mundial, también es el periodo de mayor desplazamiento de personas en China y en el mundo.
La mayor «migración interna»
Si hay una imagen que retrate mejor la fiesta del Año Nuevo chino -o del Festival de la Primavera- es la de las estaciones de ferrocarril repletas de gente cargadas de maletas o simplemente bolsas con ropa o comida para el trayecto, pues, pese a la amplia red ferroviaria, la vasta extensión del país hace que algunos tengan que pasar varios días de viaje para ver a su familia.
Según las previsiones hechas por las autoridades en diciembre, este año durante el chunyun -como se conoce en mandarín a los 40 días en torno a la fiesta del Año Nuevo Lunar- se esperaban que se produjeran 3.000 millones de viajes -440 millones en tren-, en lo que se considera la «mayor migración humana» del planeta.
Y Wuhan es un punto estratégico de la red ferroviaria: dada su ubicación, es un importante núcleo en el que convergen de líneas de alta velocidad que conectan con las principales megalópolis del país.
Desde la llamada popularmente «olla de China» -por las extremas temperaturas que se alcanzan en verano- se llega en solo cuatro horas a Pekín, unas seis a Shanghái o casi cinco a Hong Kong.
«Mi compañera de piso ha decidido quedarse en Pekín. Ella es de [la provincia de] Hubei y tiene que pasar por Wuhan para llegar a su casa. Hay mucha preocupación», le dice a BBC Mundo Laura Zhang, una joven originaria de la región sureña de Guangxi que trabaja en la capital china desde hace años.
En Pekín, no obstante, la situación «está bien», apunta Zhang. Pero cuenta que las mascarillas, un recurso que de por sí es bastante común en el país, «se han agotado».
Según la información de medios oficialistas, 24 casos de este nuevo tipo de coronavirus se han registrado en Pekín, de un total de más de 600, pero ninguna muerte.
El gobierno capitalino ha tomado varias medidas para evitar las aglomeraciones en estas fechas, entre ellas, la suspensión de las populares ferias en templos, una de las principales atracciones en el Festival de la Primavera, los estrenos en cines o el cierre temporal de la Ciudad Prohibida.
La huella del SARS
En medio de esta nueva emergencia, hay un nombre que se repite: SARS.
El síndrome respiratorio agudo y grave (SARS, por sus siglas en inglés) es también de la familia de los coronavirus y mató a 646 personas en China a principios de la década del 2000, 813 a nivel mundial de un total de 8.098 casos confirmados.
Las crónicas de la época describían el pánico que se apoderó entonces de la capital y los temores en la provincia sureña de Cantón, donde se originó.
Se cree que, como en este nuevo caso de coronavirus, el SARS saltó de un animal a un ser humano en un mercado de animales salvajes.
Inevitablemente, la gente -sobre todo en Pekín y Cantón- se acuerda de aquella epidemia, subrayan varios capitalinos, si bien con los datos conocidos hasta el jueves hay notables diferencias.
Entre ellas, la tasa de mortalidad del 2019-nCoV, de acuerdo con los casos registrados, muy inferior a la del SARS (alrededor del 3%, comparado con el 10%).
La actitud de las autoridades también parece estar siendo diferente.
A principios de siglo, la OMS lanzó graves críticas al gobierno chino por la falta de transparencia -tardaron varios meses en reconocer públicamente la gravedad del problema y colaborar con otros países-, pero en esta ocasión el organismo ha alabado su respuesta.
Es por las medidas tomadas por Pekín y el bajo número de casos registrados fuera de las fronteras chinas por lo que la OMS descartó el jueves declarar al virus de Wuhan como una «emergencia internacional».
«Pero aún podría convertirse en una», advirtieron los expertos.
Entre otras cosas, subrayaron el todavía gran desconocimiento sobre el origen del virus, su velocidad de transmisión, su estructura o incluso su nivel de peligrosidad.
Los medios oficiales de China, controlados por el gobierno, muestran dos caras de la gravedad: desde los que tienen noticias con información actualizada casi en directo. Pero también está el ejemplo del principal informativo de la noche del jueves, que colocó la situación en el país por el virus en quinto lugar.
En la prensa más independiente, como es habitual, se encuentran algunas de las voces más críticas.
Guan Yi, un virólogo que ayudó a identificar el coronavirus que causó el SARS, mostró su preocupación al prestigioso portal Caixin: «Nunca he sentido miedo. Esta vez, tengo miedo».
Guan viajó a Wuhan con la esperanza de encontrarse la ciudad «en pie de guerra», pero pese a las duras declaraciones del gobierno central, no fue lo que se encontró, recogió Caixin.
«No creo que el gobierno local haya hecho lo que debería. Ni siquiera ha estado repartiendo guías de cuarentena a las personas que abandonaban la ciudad», señaló.
El virólogo, que dirige el Laboratorio Estatal de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Hong Kong, expresó su temor a que la propagación de este virus sea más de 10 veces superior a la del SARS y que la «cuarentena» anunciada el jueves sea una medida ineficaz.
Según el experto, la ventana para controlar la propagación antes del Nuevo Año Lunar ya se cerró, pues consideró que algunas personas que ya han viajado pueden ser portadores y llevar el virus a todas partes del país.
De hecho, los primeros desplazamientos por estas festividades comenzaron el pasado fin de semana y se cree que cientos de miles de personas dejaron Wuhan antes de que la metrópolis cerrara sus puertas.
¿Hasta cuándo?
Mientras tanto, entre los que se quedaron en esta ciudad pesa cierta incertidumbre.
«No tenía planes de viajar durante el Festival de la Primavera (…). Espero viajar después del festival, pero ahora no sé si podré hacerlo», cuenta la artista de Wuhan, que prefiere mantenerse en el anonimato.
«No se sabe mucho, pero lo entiendo, es el primer día [del cierre]», añade.
La joven critica la cantidad de noticias que le llegan por Wechat -un híbrido entre el WhatsApp y el Facebook occidentales- y asegura que le ponen nerviosa por no saber si «son reales o falsas», pero se muestra optimista con el desenlace de la situación.
«Pasé el SARS en Pekín, así que imagino que esto estará bajo control pronto».
Cronología del virus
- 31 diciembre: China alerta a la OMS sobre un brote de casos similares a la neumonía en Wuhan.
- 1 enero: El mercado de animales/pescado donde se cree que se originó el brote es cerrado.
- 9 enero: La OMS informa que la infección es causada por un nuevo tipo de coronavirus.
- 11 enero: Se confirma la primera muerte.
- 13 enero: El virus sobrepasa las fronteras chinas, con un caso en observación en Tailandia.
- 16 enero: Se confirma un caso en Japón.
- 17 enero: Segunda muerte, en Wuhan.
- 20 enero: Los casos se triplican hasta más de 200, se extiende a Pekín, Shenzhen y Shanghái; se confirma la tercera muerte; las autoridades confirman la transmisión de humano a humano.
- 21 enero: El gobierno estadounidense anuncia el primer caso en Norteamérica, un hombre que visitó Wuhan.
- 23 enero: Los casos superan los 600; se confirman más de 20 muertes, todas en China. En total, se registran casos en EE.UU., Tailandia, Singapur, Vietnam, Corea del Sur y Japón.