La «segunda ola» del coronavirus en Venezuela está haciendo que, cuando ya ha pasado más de un año de pandemia, se esté hablando del «peor momento» con un aumento de casos y muertes.
Aunque Venezuela reporta condiciones mejores que otros países del entorno, el gobierno ha reforzado la cuarentena y admite el aumento en la ocupación de camas hospitalarias y en el número de contagios.
Tras una Navidad y un carnaval que se vivieron con flexibilidad, el gobierno de Nicolás Maduro impuso «cuarentena radical» esta semana y la próxima, que coincide con la festividad de Semana Santa.
«Ahora estamos ante la segunda ola. Sin lugar a duda, a partir del 16 de marzo detectamos una segunda ola del coronavirus que tiene como causal fundamental la llegada de la variante brasilera a nuestro país», dijo Maduro el domingo para justificar la «cuarentena radical» por dos semanas, hasta el domingo 4 de abril.
Venezuela implementó durante la pandemia un sistema 7+7 que consiste en una semana de cuarentena y una de flexibilización. Pero ahora el gobierno se ha visto obligado a endurecer las medidas.
«La variante brasilera nos está forzando a ir al punto cero de 2020, no es juego», advirtió Maduro, al que se le achaca su reciente flexibilización durante carnaval.
La llamada variante brasileña es una de las principales causas detrás de la crisis que vive Brasil y del repunte en países vecinos como Uruguay y Paraguay.
Y aunque las cifras oficiales del gobierno de Venezuela han sido puestas en duda, esos mismos números reflejan ahora la mayor incidencia.
La semana pasada se superaron los 1.000 casos diarios reportados. «Desde septiembre no pasábamos de los 1.000 casos. Habíamos logrado contener esa primera ola y la habíamos llevado a una meseta y control», dijo el presidente el domingo.
Ahora, en cambio: «Ha aumentado el número de fallecidos, veníamos con promedio de 3-4 por día lamentablemente y hemos pasado a 8 por día, y eso podría crecer».
«Va aumentando la ocupación de camas hospitalarias», confirmó lo que ya habían denunciado gremios médicos.
«Hemos pasado de 20 casos positivos por cada 100.000 habitantes a 27 por 100.000», comparó la primera y la tercera semana de marzo.
«La gente se está muriendo, se está muriendo. Los contagios están aumentando», reforzó esta semana Rafael Lacava, gobernador oficialista del estado Carabobo, en el centro del país.
El miércoles 24 de marzo, el gobierno reportó 807 nuevos casos en las últimas 24 horas y diez fallecidos para un total de 1.521, números muy inferiores, pese a todo, a otros de la región.
Los hospitales
Maduro no dio cifras sobre ocupación de camas, pero varias fuentes del sector consultadas por BBC Mundo constatan el aumento de casos que, como se temía desde hace un año, tensan el sistema hospitalario de un país que lleva años en una severa crisis económica.
«Caracas está en una situación compleja, difícil», dijo Maduro.
Y se refleja en los hospitales de la capital.
«Urgencias está colapsado, saturado. Las 36 camas de covid que tenemos están ocupadas todo el tiempo», dice a BBC Mundo María Eugenia Landaeta, jefa del Servicio de Infectología del Hospital Universitario de Caracas.
«Al principio del año, en enero y febrero, no todas las camas estaban ocupadas, y había posibilidades de ofrecer hospitalización, pero desde carnaval ha colapsado», agrega la doctora.
«Tenemos a muchos pacientes controlados en sus casas, y a los que requieren hospitalización tratamos de referirlos a otros centros, pero ninguno recibe pacientes porque están colapsados», dice la médica, que es crítica con la dotación de recursos del gobierno y que lamenta la pérdida de personal por unos salarios públicos devorados por la hiperinflación.
Landaeta también apunta a una creciente demanda de bombonas oxígeno, cuyo alquiler para cuidados domiciliarios ha aumentado, lo que encarece su costo.
«Esta oleada es mucho más severa porque la demanda de camas de hospitalización es brutal«, resume.
Felipe, nombre ficticio, es asesor de una clínica privada en Caracas que prefiere mantener el anonimato para hablar abiertamente, dice que Venezuela pudo contener bien la pandemia el año pasado por la ausencia de vuelos internacionales y por la dificultad de movilización por la falta de combustible.
Pero ahora la situación cambió.
«Ahora empezamos a ver las costuras de los problemas estructurales«, dice Felipe, que asegura que los hospitales centinela del gobierno están bien dotados para el tratamiento del covid-19.
La ocupación de camas para covid en las clínicas privadas de la capital está en torno al 95%-96%, dice, y es mayor en los centros públicos.
En su clínica, Felipe ha visto cómo se pasó de tratar a 10-15 personas por covid al día a atender ahora de 50 a 60.
«En enero las camas para covid estaban totalmente vacías y ahora todo está totalmente lleno», compara.
«Este es el peor momento de la pandemia en un año», constata. «Estamos con los dedos cruzados para que no siga escalando. Si se desborda, habrá consecuencias duras porque los hospitales están abarrotados«.
Lo mismo sucede en la ciudad de Valencia, en el centro del país, a unos 150 kilómetros de Caracas.
«Contamos con ocho camas para pacientes críticos de covid-19 y estuvimos a punto de cerrarlas en enero por el descenso de casos de noviembre a diciembre. A partir de enero hay una mayor ocupación, con mayor rotación, y las camas se ocupan inmediatamente», dice a BBC Mundo un directivo de una clínica privada de Valencia que prefiere mantener el anonimato.
«Es el peor momento de la pandemia hasta ahorita, pero creo que no hemos llegado a lo peor todavía», prevé.
Las vacunas
Venezuela tomó medidas restrictivas hace un año que le permitieron contener la pandemia. Para hacerlo en adelante será vital la vacunación, pero es uno de los países de la región más atrasados en ese aspecto
No hay cifras de cuánta gente ha sido vacunada, pero se estima que al país han llegado unas 700.000 dosis de la rusa Sputnik V y de la china Sinopharm.
La semana pasada, el gobierno y la oposición, que puede acceder a recursos congelados por el Tesoro de Estados Unidos, país que no reconoce a Maduro como presidente, llegaron a un acuerdo que permitirá la llegada de vacunas del mecanismo Covax, por el que los países más pobres acceden a dosis a un precio muy ventajoso.
Se liberaron fondos por US$18 millones para acceder a Covax, pero aunque es un primer paso imprescindible, no es suficiente.
«Luego del pago es necesario ratificar que existen fondos suficientes, alrededor de US$100 millones, para completar el (pago del) resto de la vacuna, que son alrededor 2,4 millones de vacunas que llegarían conforme se haga el pago y se haga la asignación de vacunas para los países», explicó esta semana Ciro Ugarte, director de emergencias de salud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Pese a la ausencia de vacunas, la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, reiteró este miércoles que Venezuela no importará vacunas de AstraZeneca, previstas en el mecanismo Covax, por los supuestos riesgos de efectos secundarios que tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los organismos reguladores de medicamentos de Reino Unido y la Unión Europea han rechazado.
En cambio, Maduro anunció que en la primera semana de abril llegarán dos vacunas desarrolladas en Cuba (Soberana-02 y Abdala) para realizar ensayos clínicos en Venezuela.