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Coronavirus en Francia: la villa nudista que se convirtió en un foco de nuevos casos de covid-19

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Para muchos naturistas, aquellos que pregonan una vida basada en la convivencia nudista en sociedad, y decenas de miles de swingers, que intercambian parejas sexuales, Cap d’Agde, en el sur de Francia, se ha convertido en los últimos años en un destino tradicional de las vacaciones de verano.

Pero un rebrote de casos de coronavirus en este lugar puso un foco de luz incómodo sobre su estilo de vida alternativo.

En las últimas jornadas, Francia experimentó un aumento en los contagios de covid-19, con 7.000 personas que dieron positivo en un solo día.

La zona sur del departamento de Hérault, y Cap d’Agde en particular, hogar del complejo naturista más grande de Europa, es testigo de algunos de los mayores números.

Pero ahora las autoridades de salud, que establecieron una unidad de prueba móvil fuera de la villa naturista, descubrieron que el 30% de 800 personas examinadas dieron positivo.

«Todos sabemos por qué estamos aquí»

Conocida como la «villa naturista», el complejo es una comunidad apartada con alrededor de una docena de clubes swinger y saunas, así como clubes nocturnos eróticos que tienen escondites para que las parejas tengan intimidad dentro o fuera de la vista de los demás.

Entre los clubes de Cap d’Agde que atraen a los swingers se encuentra el Balnéo-Club Le 2 & 2.

Por supuesto, no todos los naturistas son swingers y algunos visitantes solo prefieren el campamento más tranquilo frente el resort principal.

Pero lo concreto es que en Cap d’Agde hay mucho contacto entre personas.

«Todos están en contacto cercano durante todo el día y, por supuesto, desnudos», dijo una pareja swinger a la BBC.

«Todos sabemos por qué estamos aquí. Hay muchos otros sitios naturistas familiares más tradicionales en otras partes de la costa sin los clubes de sexo».

GETTY IMAGES Incluso fuera de temporada, el complejo es popular. Cada año, cientos de personas se dan un chapuzón tradicional de Nochevieja.

En plena temporada de verano, el pueblo atrae en promedio a unas 45.000 personas al día, y la mayoría pasa una semana en una propiedad alquilada con nombres como Babilonia, Cupido o Edén.

También hay visitantes solo por el fines de semana y por el día.

Pero eso fue antes del coronavirus.

Cómo empezó el brote

A fines de agosto, dos empleados de un lujoso resort en el pueblo dieron positivo por covid-19.

Dos empleados dieron positivo en este hotel.

El dueño del hotel admitió que se había realizado una fiesta sexual en la azotea y que las reglas de distanciamiento social habían desaparecido.

Esto «nos golpeó doblemente», explicó David Masella, director de la «villa naturista».

«El 40% de nuestros visitantes son extranjeros, la mayoría proceden de los Países Bajos y Alemania, seguidos de italianos y británicos», describió.

Esto «nos golpeó doblemente», asegura David Masella, administrador de la «villa naturista».

«Con el virus, muchos de esos turistas extranjeros habituales no vinieron este año. Y luego, por supuesto, fuimos afectados por el virus, pero tal vez eso era inevitable», analizó.

«Con 10.000 espacios para acampar y 15.000 camas en el propio pueblo, la densidad de población aquí es siete veces mayor que en la cercana ciudad de Montpellier», añadió Masella.

Cómo respondieron las autoridades locales

Las autoridades sanitarias francesas dicen que la tasa de pruebas positivas del centro móvil que se instaló en Cap d’Agde es cuatro veces mayor que en el área circundante.

El personal médico destacó que ninguno de los casos necesitó tratamiento hospitalario urgente.

El uso de mascarilla es obligatorio en la villa.

Como en el resto de Agde, cubrirse el rostro dentro del pueblo es obligatorio, pero las máscaras y el distanciamiento social no encajan realmente con el swing.

Conocí a dos parejas tomando una copa y los cuatro viven en el pueblo todo el año.

Jérôme y Nadège, de unos 40 años, se conocieron en un club de swingers en Burdeos hace unos años y se mudaron juntos.

«El pueblo pasó de la noche a la mañana de un lugar mágico a uno trágico», dijo Nadège.

«Claro que todos tomamos riesgos. El encierro fue tan duro y largo que era importante para nuestro bienestar terminarlo», opinó.

«Es la gente más joven la que toma más riesgos»

Allen y su esposa se sentaron frente a mí, ambos desnudos excepto por los visores transparentes que cubrían sus rostros.

Los dos tienen 60 y tantos años y creen que es injusto apuntar a la villa.

El antiguo pueblo de Agde está cerca, pero dista mucho de la villa naturista.

«A nuestra edad, por supuesto, somos más cautelosos sobre dónde vamos y con cuántas personas estamos en contacto cercano», dijo Allen.

«Es la gente más joven la que corrió más riesgos, pero no es solo aquí. Hay brotes en todo el país donde los jóvenes se han estado reuniendo«, afirmó.

En el momento en que surgió el brote, el prefecto local, el representante más importante del estado en el lugar, cerró temporalmente muchos de los clubes y bares de la villa donde había mucha interacción física.

Uno de ellos fue el resort Waiki Beach.

«Acabo de despedir a 22 empleados. La temporada ha terminado«, dijo el director Karim Issartel.

«Nuestro club es conocido por sus fiestas en la piscina llenas de gente y las autoridades dijeron que eso no puede continuar», añadió.

Karim Issartel, director del club de playa Waiki, ha tenido que despedir a 22 empleados por el brote.

Otro punto famoso de referencia local para la comunidad swinger es el club nocturno Le Glamour que se lo asocia a fiestas de espuma con hasta 1.000 de personas desnudas. En marzo debió cerrar.

Los carteles sugerentes en el pueblo de Agde instan a los clientes a ser pacientes, con la promesa de que Le Glamour volverá a abrir.

«Nadie está de humor para divertirse»

Philippe Barreau ha administrado tiendas de ropa sexy en el pueblo durante 30 años y, como director de la asociación empresarial que agrupa a 120 firmas en Cap d’Agde, está muy triste.

Como en tantos otros sitios, la economía de la villa se vio fuertemente afectada por el brote de coronavirus.

«Somos muy importantes para la economía local: 300 de los 800 empleados que trabajan aquí fueron despedidos. He perdido el 80% de mi negocio y no soy el único«, detalló.

«En este momento sólo hay 5.000 personas que están aquí. En esta época del año deberían ser 25.000. Nadie está de humor para divertirse«, añadió.

Pero los swingers que conocí admitieron que el coronavirus no había detenido por completo la actividad sexual no monógama.

Varios me dijeron que incluso se habían vuelto más exhibicionistas.

En la playa, muchas de las mujeres llevaban joyas de cadena en la cintura, mientras que los hombres desfilaban con el vello corporal afeitado.

Muchos que tenían entre 50 y 60 años claramente se enorgullecían de su apariencia, y también había parejas más jóvenes.

Por la noche, la mayoría se pone la ropa para ir a los bares y restaurantes al aire libre de la playa o del puerto deportivo privado del pueblo.

Pero sus trajes reveladores proclamaban «mírame», y las parejas charlaban con sus vecinos en la mesa de al lado, a veces yendo al departamento del otro o deambulando por las dunas de arena cercanas.

El brote del coronavirus hizo que muchas parejas swinger, visitantes regulares de la villa, dejaran de ir.

Por ahora, las autoridades aconsejan a los turistas que planean visitar el pueblo mantenerse alejados.

Se insta a los que se van al final de sus vacaciones a hacerse la prueba rápidamente para no propagar el virus al regresar a casa.

(Chris Bockman es el autor de «Are you the foie gras correspondent? Another Slow News Day in South West France«.

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