Por primera vez, Irán llevó a cabo un ataque contra Israel directamente desde su territorio.
Fue un acto que se consideró crucial para que la Guardia Revolucionaria de la República Islámica de Irán mantuviera su credibilidad entre sus aliados en la región y sus simpatizantes internos. Su objetivo era demostrar la voluntad de Irán y la capacidad de sus misiles y drones.
La Guardia Revolucionaria se creó hace 45 años para defender el sistema islámico del país y servir de contrapeso a las fuerzas armadas normales. Desde entonces se ha convertido en una importante fuerza militar, política y económica en Irán y en la región.
- Fuerzas de EE UU destruyó 80 drones y 6 misiles lanzados desde Irán y Yemen
- Irán lanza una ofensiva diplomática tras el ataque a Israel
Tras el ataque de la noche del sábado, muchos simpatizantes de la República Islámica de Irán salieron a las calles de Teherán para celebrarlo portando símbolos palestinos.
«Creo que fue la decisión correcta atacar a Israel para evitar más asesinatos de comandantes iraníes en Siria y otros lugares», dijo una mujer de unos 20 años, que apoya al gobierno de Irán, en un mensaje de voz enviado a BBC Persa.
Sin embargo, numerosos iraníes críticos de la república islámica afirman que el régimen no representa necesariamente las opiniones de toda la población iraní.
«No somos la República Islámica, somos el verdadero Irán. Los propios iraníes están en guerra con el régimen actual. No guardamos rencor hacia ninguna nación, incluida Israel», dijo un hombre de unos 40 años en un mensaje de voz compartido con BBC Persa.
Otra mujer de unos 50 años expresó su preocupación por la posibilidad de que el ataque se convierta en una guerra regional que conduzca a un enfrentamiento pleno entre Irán e Israel y sus aliados occidentales.
Este sentimiento se reflejó en una nueva caída del valor de la moneda iraní frente al dólar estadounidense.
El miedo a las represalias: largas filas y pánico
Las tensiones en Irán aumentaron en la noche del sábado por el temor de los iraníes a las represalias de Israel y sus aliados tras el ataque. El pánico se desató y los ciudadanos se apresuraron a hacer acopio de alimentos y combustible.
Se formaron largas filas en las gasolineras de Teherán y otras grandes ciudades, y los supermercados se llenaron de clientes.
A pesar de que Israel afirmó haber interceptado con éxito el 99% de los 300 misiles y drones lanzados contra su territorio, las autoridades iraníes celebraron el ataque como un éxito, y destacaron su impacto simbólico independientemente de las bajas reales causadas.
El jefe del Estado Mayor iraní, el mayor general Mohammad Bagheri, afirmó que entre los objetivos dentro de Israel se encontraba la base aérea israelí de Notam, desde donde volaron los aviones F35 israelíes que provocaron hace dos semanas la muerte de 7 comandantes de la Guardia Revolucionaria iraní en el consulado de Irán en Damasco.
También, aseguró que Irán logró su objetivo y no tiene intención de continuar las operaciones. El presidente iraní, Ebrahim Raisi, advirtió sin embargo que cualquier nuevo ataque provocaría una respuesta mucho más contundente por parte de Irán.
Parece que el ánimo en Irán se inclina hacia la desescalada del conflicto y la reducción de las tensiones. Tanto los militares como los funcionarios del gobierno parecen satisfechos con el ataque de anoche.
«Irán nunca pretende contribuir al desbordamiento del conflicto en la región, ni a escalar o extender la tensión», expresó el embajador de Irán ante la ONU este domingo en sesión de emergencia del Consejo de Seguridad.
Y parece que Irán, al darle tiempo suficiente a Israel para montar sus medidas defensivas, no tenía intención de causar más daños o víctimas.
La crisis de legitimidad
Muchos iraníes están en contra de las intervenciones de la Guardia Revolucionaria iraní en la región.
Durante las protestas recientes en Irán, han resonado ampliamente consignas como «No a Gaza, no a Líbano, sacrifico mi vida por Irán».
Muchos iraníes sostienen que los miles de millones de dólares gastados en organizar, entrenar y armar milicias en el extranjero podrían haberse invertido mejor en el desarrollo del país.
La intromisión de Irán en la región ha dado pie a sanciones y al aislamiento, lo cual ha perjudicado a la economía del país. La inflación está disparada, e incluso la clase media iraní tiene cada vez más dificultades para llegar a fin de mes.
Las voces que nos llegan de Irán indican que el régimen actual carece del apoyo de la mayoría de la población, especialmente en caso de producirse una guerra.
Es un escenario radicalmente diferente al que se observó durante los ocho años de conflicto con Irak en la década de 1980, cuando millones de jóvenes iraníes defendieron fervientemente a su país frente al régimen de Sadam Husein.
Un veterano de la guerra entre Irán e Irak expresó su oposición al gobierno y su dura represión de los críticos. «Nunca volvería a luchar por ellos», afirmó con firmeza.
Las políticas del régimen han hecho cambiar de opinión incluso a antiguos simpatizantes, y han alterado el panorama de forma significativa.
Irán posee la capacidad de lanzar una combinación más potente de ataques con misiles y drones, reforzada por el fuerte respaldo de las milicias chiíes en Líbano, Siria e Irak, así como de los hutíes en Yemen. Pero parece que fue deliberado causar mínimas bajas a Israel.
En tiempos de guerra, la República Islámica de Irán no sólo está preocupada por la destreza militar de Israel y su formidable aliado, Estados Unidos, sino también por posibles disturbios internos.
Las protestas de 2022 tras la muerte de Mahsa Amini bajo custodia policial evidenciaron la vulnerabilidad del régimen.
Muchos dirigentes de la República Islámica de Irán temen que poner en la mira a los centros de mando y comunicación de las fuerzas de seguridad iraníes y la Guardia Revolucionaria, en caso de guerra con Israel y Estados Unidos, podría reavivar las protestas y animar a los opositores al régimen a sublevarse de nuevo, aunque el régimen trate de controlar cualquier posible levantamiento.