En un abarrotado vestíbulo en un edificio de oficinas cerca del centro de Moscú, Denis se abrocha un exoesqueleto robótico. Con un fuerte zumbido, se eleva y se lanza a caminar por el corredor.»¡Es increíble!», dice.
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Esto no sería tan extraordinario si no fuera por el hecho de que Denis está paralizado de la cintura para abajo.
El exoesqueleto que muestra fue producido por ExoAtlet, una de las nuevas compañías tecnológicas de Rusia que el gobierno espera que ayuden a la economía a depender menos del sector energético.
Ekaterina Bereziy, presidenta ejecutiva y cofundadora de ExoAtlet, afirma que la máquina no promete que la gente paralizada comenzará súbitamente a caminar sin ayuda. Lo más probable es que el equipo sea utilizado para rehabilitación de personas que sufrieron accidentes cerebrovasculares.
Pero la compañía es inusual. Rusia es un país rico en recursos naturales, con una abundancia de hidrocarburos como petróleo y gas, y en estos está basada su economía.
«Nosotros en Rusia literalmente no tenemos a presidentes que son gente, es el petróleo quien es el presidente de Rusia», dice Andrey Movchan, un economista independiente del centro de estudios Carnegie Moscú.
«Cuando el petróleo está barato, la vida es mala… esencialmente cuando (Vladimir) Putin llegó al poder el petróleo comenzó a ascender y tuvimos una buena época. Ahora tenemos tiempos decentes».
¿Problema grave?
La dependencia en el petróleo queda demostrada en las exportaciones de Rusia, 80% de las cuales están directamente relacionadas a hidrocarburos, según Movchan.
Pero ¿es este realmente un problema grande?
«Sí y no», asegura. «Si miras desde el Kremlin, todo está bien. El déficit del presupuesto es de 2% del PIB, lo cual es totalmente asequible. Para los ministros,para el gobierno y para el presidente la situación en Rusia es muy estable y muy buena».
Por otra parte, argumenta: «Si lo miras desde una ventana de un apartamento en un 24º piso en un suburbio de Moscú, la situación es mala, los ingresos están disminuyendo y cada vez es más difícil mantener el estándar de vida».
Rusia está emergiendo de dos años de recesión. La enorme caída en el precio del petróleo en 2014 causó que la economía se contrajera drásticamente. Además, Estados Unidos y la Unión Europea le impusieron sanciones económicas tras su anexión de Crimea ese mismo año.
El valor del rublo cayó junto con el precio del petróleo y los consumidores dejaron de gastar a medida que se reducían sus ingresos. Se pronostica que la economía volverá a crecer este año.
La respuesta de Rusia a Silicon Valley
Pero ¿es posible encontrar una alternativa para el petróleo?
Bereziy se muestra optimista: «Hace 10 años era totalmente imposible hacer algo en este campo. No podíamos obtener subvenciones para investigación y desarrollo. Pero ahora es posible. Ahora existen muchas iniciativas».
ExoAtlet recibió dinero y apoyo de Slolkovo, una organización financiada por el gobierno para el sector de alta tecnología establecida por el entonces presidente Dmitry Medvedev hace siete años. Fue presentada como la respuesta de Rusia a Silicon Valley.
Skolkovo es una ciudad nueva que se encuentra a una hora de los suburbios de Moscú. Su elemento central es el parque tecnológico donde ya están instaladas cerca del 25% de las 1.700 empresas apoyadas por Skolkovo.
Otorga subvenciones de US$20 millones al año, así como asistencia en áreas como comercialización y acceso a laboratorios y equipos, y las compañías están exentas de pagar impuestos.
Pero los críticos dicen que se ha gastado demasiado dinero estatal en Skolkovo. Su construcción costó cerca de US$2.200 millones y ha tenido poco rendimiento. Y, al igual que con algunos otros grandes proyectos estatales rusos, en los primeros años ha sido salpicado por acusaciones de corrupción.
«Fue un período difícil, los primeros años del proyecto», explica Igor Drozdov, presidente de la Fundación Skolkovo, «porque muchas personas no creían que fuera posible crear algo aquí. Creo que todos los problemas vinieron de ahí».
Es evidente que Skolkovo no ha replicado el éxito de Silicon Valley en California, pero Drozdov insiste en que »si hablamos de las start-ups de Skolkovo, diría que entre 40 y 50 empresas ya son líderes mundiales en sus nichos».
Pero hacer negocios en Rusia es impredecible, como descubrí por un medio de una compañía con una oficina en Skolkovo. Tion fabrica sistemas de purificación de aire para la industria y hogares.
La mayoría de la compañía tiene su sede en la ciudad siberiana de Akademgorodok. Meses atrás, después de haber actualizado los purificadores de aire para hospitales, su jefe, Dmitri Trubitsyn, fue puesto bajo arresto domiciliario acusado de violar una ley de 2015 que penalizaba la venta de equipos médicos no registrados o falsificados.
Niega los cargos y 5.000 personas firmaron una petición apelando al presidente para detener el caso. En Rusia, se deben certificar los productos cada vez que se los modifica, no solo cuando se los lanza, un proceso que puede llevar años.
Mikhail Amelkin, director técnico de Tion, me dijo que «hubo una situación en la que no logramos obtener todos los certificados a tiempo». Pero también cree que «a alguien no le gustó el hecho de que Tion está creciendo tan rápidamente y dominando varios mercados».
Andrei Trubnikov construyó un imperio cosmético basado en plantas siberianas. Fundó Natura Siberica con US$5.000 a fines de los 90.
Hoy tiene una facturación anual de aproximadamente US$300 millones, emplea a 4.000 personas en el mundo y exporta a 45 países. Trubnikov es un hombre de pocas palabras, pero mientras caminábamos por su tienda insignia en el centro de Moscú me dijo: «No soy un hombre político, ya sabes. No me gusta la política».
Su mayor desafío al principio fue persuadir a las rusas a comprar cosméticos rusos. Pero cuando se impusieron sanciones al país en 2014 y Putin tomó represalias, afirma que los rusos comenzaron a tomar más en serio sus propios productos.
La recesión y la caída en el valor del rublo también hicieron que las importaciones fueran mucho más costosas.
A pesar de las dificultades que enfrentan las empresas en Rusia, muchas sí sobreviven e incluso prosperan.
Pero la burocracia, la corrupción y un sistema legal débil aparecen comobarreras al emprendimiento y, hasta que ese entorno cambie, la diversificación de la economía rusa es muy poco probable.