Ni tu pareja, ni tus padres ni tus colegas. El que posiblemente va a tener que soportarte por más tiempo es tu colchón. No en vano, pasamos un tercio de nuestra existencia en horizontal. Y, sin embargo, no solemos tratar como se merece a este compañero de vida.
¿Que no? Hagamos juntos un examen de conciencia.
¿Eres de los que cambia las sábanas con frecuencia o lo haces cada año bisiesto, cuando no hay más remedio y la tela tiene ya tantas bacterias que ha cobrado vida propia y veis juntos su serie favorita?
Acaso te sientas sobre las que deberían ser tus pulcrísimas sábanas con la ropa que traes de la calle, aquella que ha pasado por el metro, el bar, el parque. ¿Y cómo limpias las manchas?
Déjame adivinar, eres de los que cree en el mito romántico de desayunar en la cama y, por ende, sometes tu colchón a posibles riesgos como café, zumo de naranja y vaya a saber qué más líquidos perniciosos.
Por último, ¿le das la vuelta a tu colchón periódicamente o ya tiene tu forma tan definida que podrían hacer tu molde de cera con él?
Si has respondido que sí a, al menos, uno de estos interrogantes, puede que debas seguir leyendo para evitar que tu colchón sea digno de aparecer en una escena de CSI.
«He manchado mis sábanas blancas…»
Tanto si te ha pasado como en la canción de Lalo Rodríguez o no, lavar la ropa de cama es esencial para la salud de tu colchón y la tuya propia.
No, que la mantengas sin cambiar por semanas y meses no la hará más cálida y acogedora. Será un gran caldo de cultivo para bacterias y olores.
Para mantener limpio el colchón, cambia las sábanas semanalmente, según recomienda la Sleep Foundation, una organización que se dedica a estudios sobre la calidad del sueño.
También es recomendable lavar las fundas de las almohadas y las mantas y edredones, aunque con menor frecuencia que las sábanas. Las primeras, una vez al mes. En el caso de mantas y edredones, según su uso, puede ser al final de la temporada de uso. En el caso de que uses funda para el edredón, será más sencillo lavarla y puedes hacerlo con más frecuencia.
También es importante lavar las almohadas, pero antes revisa si se pueden lavar a máquina.
Idealmente, lo mejor es lavar todo con agua caliente, así nos desharemos de los ácaros del polvo, invisibles pero bien molestos -sobre todo- para alérgicos y asmáticos. Antes de hacerlo, mira las etiquetas para evitar que se encoja, se dañe o pierda color.
Una vuelta al año no hace daño
O dos.
Los minuciosos incluso le dan la vuelta al colchón cuatro veces al año para mantenerlo en buen estado.
Dependiendo del diseño que tenga, puede bastar -según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU)- con poner la parte de la cabeza en los pies. También se puede dar la vuelta completamente, es decir, poner cara arriba lo que durante meses estuvo boca abajo.
O ambas cosas.
Algunos colchones incluso tienen tejidos diferentes para la temporada de invierno o de verano.
¿Cuándo darle la vuelta? Puede ser una buena idea hacerlo hacerlo cuando arrecie el frío o empiece el calor, así tendrás aseguradas las dos vueltas que recomiendan los expertos.
Si quieres ir más alla, puedes hacerlo con cada cambio de estación.
Hay algunos colchones que no se pueden rotar por tener zonas diferenciadas o con refuerzos para determinadas áreas.
¡Ah! Que alguien te ayude a mover el colchón. No vaya a ser que, haciendo algo que es bueno para tu espalda, termines lastimándola.
A la vez que mueves el colchón, puedes probar a hacer un pequeña limpieza general pasando el aspirador para eliminar todo el polvo que pueda acumular.
Si quieres, puedes incluso ponerle bicarbonato sódico, en seco, sobre todo el colchón. Déjalo actuar un buen rato, incluso unas horas. Después, quita todo con un cepillo para ropa y pasa el aspirador.
No te olvides de aspirar con frecuencia en tu habitación y, en concreto, debajo de la cama. Esto, idealmente, deberías hacerlo una vez a la semana.
Para cada mancha, su truco
Pero, más allá de una limpieza general y un refrescamiento cada tanto, hay manchas que deben eliminarse lo antes posible para que el colchón no sea un nido de bacterias y eliminar olores indeseables.
Tengan el origen que tengan las manchas, hay dos cosas que hay que evitar: empapar el colchón y frotarlas. Esto solo va a empeorar las cosas.
Ponte guantes, aguanta la mancha con una toalla para que no se extienda. Y limpia mancha por mancha, si es necesario, repitiendo el proceso varias veces hasta que desaparezca. Cuando una esté lista, pasa a la siguiente.
Al terminar, enjuaga la zona. Pero, recuerda hacerlo con un paño o toalla muy escurridos.
En el caso de las manchas de saliva y sudor, las más habituales en colchones y almohadas, puedes utilizar un quitamanchas para tapicería o un limpiador enzimático.
Comprueba antes de aplicarlo que el limpiador es adecuado para el material del tapizado del colchón. La OCU también recomienda una pequeña cantidad de lavavajillas a mano suave disuelto en una taza de agua templada con unas gotas de vinagre blanco como opción.
Para eliminar manchas de sangre de un colchón, prepara una pasta espesa de bicarbonato sódico usando la menor cantidad de agua posible. Pon el colchón de lado y aplica la pasta. Después de unos 30 minutos estará seca y podrás cepillar suavemente el colchón para eliminar los restos.
Repite la operación hasta que salga la mancha. Por último, pasa suavemente una esponja humedecida en agua con sal. Un remedio rápido y eficaz para una mancha reciente consiste en aplicar agua oxigenada sobre la mancha e ir absorbiéndola con un algodón o una gasa.
Cuando hayas terminado humedece un paño limpio con agua para enjuagar suavemente la zona, luego aplica bicarbonato de sodio, déjalo reposar y elimínalo después con un cepillo suave o aspirando suavemente.
Si no funciona, cámbialo
Para las manchas de orina, previamente puedes tener la precaución de poner un protector extra para el colchón que sea impermeable, lavable y reutilizable. También hay salvacamas que no cubren todo el colchón, sino un área específica. Los hay de un solo uso y también reutilizables.
En el caso de estas manchas así como las de vómito, hay que actuar cuanto antes. Las sustancias químicas de este tipo de fluidos puede dañar el colchón.
La recomendación de la OCU es que, tras quitar el exceso de fluidos, disuelve un poco de lavavajillas a mano o espuma para tapicería en agua templada y añade unas gotas de amoníaco. Aplica la mezcla sobre el colchón con una esponja o paño. Luego pasa un paño humedecido en agua limpia con unas gotas de antiséptico como alcohol o agua oxigenada y seca bien la zona con un paño seco o con papel absorbente como el de los rollos de cocina.
En cualquier caso, con cualquier mancha, no pongas el colchón en posición normal hasta que esté seco.
Para el colchón aplica el mismo principio que para el amor: es eterno mientras dura.
En el caso que nos ocupa, los fabricantes suelen recomendar un cambio cada 8 o 10 años. Aunque no es una ciencia exacta.
Pero si ya no te da lo que necesitas, si te molesta cada noche en vez de darte placer o descanso puede que sea el momento de buscar otras opciones.