Si superaste el asco y el pavor, y te atreviste a matar de un pisotón a una cucaracha, lo más probable es que ese cadáver -que ahora toca despegar de tu zapato- sea el de una cucaracha alemana.
Da igual si estás en Buenos Aires, Ciudad de México, Nueva York, San Petersburgo o Calcuta, porque de las 4.500 especies que existen, la alemana (Blattella germanica) es la que ha logrado conquistar el mundo.
En la pileta de la cocina, en recovecos húmedos y oscuros, deslizándose por los desagües y las cañerías… Excepto en medio de la naturaleza, estos insectos parecen estar por todos lados.
Originaria de Asia (específicamente del este de India y Bangladesh), la cucaracha alemana se expandió por el planeta a través de dos rutas en direcciones opuestas, según reveló un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences que analizó muestras de ADN de 281 especímenes de 17 países.
La primera ola migró desde el Golfo de Bengala en el Océano Índico hacia el oeste, hace unos 1.200 años.
La siguiente, hace aproximadamente 390 años, se dirigió hacia el este.
Hizo escala primero en Indonesia, desde allí probablemente viajó hacia Europa, llegando finalmente al continente americano hace unos 120 años.
Las guerras y el comercio facilitaron estas migraciones. ¿Pero cómo lograron una vez en el terreno sobrevivir en ambientes de climas tan diversos?
Las ventajas de la calefacción (para las cucarachas)
En parte, la respuesta, está en la globalización.
“Como son insectos restringidos a ambientes interiores, y rara vez están afuera, las condiciones ambientales exteriores no hacen una gran diferencia”, le explica a BBC Mundo Qian Tang, investigador de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, y coautor del estudio.
“Y, con la globalización, las viviendas cada se parecen cada vez más, y comparten las mismas características”, agrega.
Las mejoras en las condiciones de la vivienda -como el uso de calefacción en invierno- hicieron que para estas cucarachas, que no toleran bien el frío, su hábitat se volviera más confortable.
Y los estándares de higiene modernos, al contrario de lo que podríamos suponer, le dieron a la Blattella germanica una ventaja por sobre el resto de las especies.
Una casa más limpia “hace que para otras especies de cucaracha sea más difícil encontrar comida”, explica Tang.
“Sin embargo, las cucarachas alemanas -que son pequeñas (miden entre 1 cm y 1,5 cm) y viven en grupo- se comportan de forma cooperativa para buscar alimento”.
“Por lo tanto si una encuentra comida, deja algún rastro para que otros miembros de la colonia puedan acceder a ella. Es decir, es una especie más eficiente para encontrar alimento en una vivienda relativamente limpia”, añade.
Por otra parte, muestran una rápida evolución en la resistencia a los insecticidas, a diferencia de otras especies, lo cual las hace menos vulnerables a los intentos para eliminarlas.
¿Alemanas?
Descifrado su origen, que no guarda relación con Alemania, la pregunta es por qué acabaron entonces con este mote.
Según argumenta Tang, la primera vez que las vieron en Europa fue en los almacenes de comida del ejército durante la Guerra de los Siete Años (1756 -1763).
Cada bando del conflicto llamaba a estos insectos con el nombre de su oponente: para los soldados rusos eran “cucarachas prusianas” (por el antiguo estado alemán), mientras que los enemigos de Rusia las llamaban “cucarachas rusas”.
Unos años más tarde, el biólogo sueco Carl Linneus las clasificó y les dio primero el nombre de Blatta germanica (Blatta en latín significa que evita la luz) y germanica porque los especímenes que analizó fueron recolectados en Alemania.
Recordemos también que Suecia luchó en la Guerra de los Siete Años contra Prusia.
El género más tarde pasó a llamarse Blattella, para agrupar a las variedades más pequeñas de cucarachas.
Cómo acabar con ellas
Volviendo a la cucaracha que todavía está pegada -o no- en tu zapato… ¿Cómo podemos combatirlas, dado que pueden provocar alergias y enfermedades?
Dado que es un insecto de ambientes interiores, los productos naturales no funcionan, dice Tang.
Lo que sí ayuda, explica, es lidiar de la mejor manera posible con los desechos de comida para reducir la cantidad de individuos, y utilizar insecticidas, aunque las cucarachas desarrollan rápidamente resistencia a los productos.
Además, “basándonos en nuestro conocimiento, sabemos que le temen al frío”, apunta Tang, con lo cual reducir o apagar la calefacción en invierno, si el problema se ha vuelto serio, puede contribuir a controlarlas.
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