De los más de cuatro millones de venezolanos que se estima abandonaron el país por la crisis política y económica de los últimos años, unos 40.000 acabaron en una pequeña nación del Caribe, a escasos 11 kilómetros de Venezuela: Trinidad y Tobago.
Pero este país de apenas 1.250.000 habitantes no es ningún paraíso.
Los vecinos recién llegados enfrentan la incertidumbre de un futuro sin papeles, la amenaza de la deportación y el recelo de la población local.
La BBC visitó Trinidad y habló con venezolanos y trinitenses sobre el impacto que la llegada de miles de desplazados está teniendo sobre la isla.