En Brasil, el país con la tasa de embarazo adolescente más alta de América Latina, este es el mensaje que el gobierno está lanzando a los jóvenes: detente, reflexiona, disfruta de tu adolescencia y no te quedes o dejes a alguien encinta.
La campaña se llama «Adolescencia primero, embarazo después» y su puesta en marcha está a cargo de los ministerios de Salud y el de Mujeres, Familia y Derechos Humanos.
Y apunta a la audiencia en las redes sociales, para lo que usa el hashtag #tudonoseutempo (todo a su debido tiempo).
Apoyo evangélico
La campaña «no surgió de una idea o de un momento de locura de un ministro fundamentalista», dice Damares Alves, quien dirige el Ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos y también es pastora evangélica.
«Fue un año de conversaciones, porque necesitamos reducir los números. Tuvimos el coraje de decir que vamos a hablar sobre retrasar el inicio de las relaciones sexuales».
La campaña está teniendo buena acogida entre el creciente número de evangélicos del país.
Isabella Brito, de 15 años, forma parte de un grupo de jóvenes en la Iglesia de la Paz en Tatuape, un distrito de São Paulo.
«Cuando tienes una relación antes de casarte, conectas con esa persona, pero puede tener consecuencias como el embarazo y enfermedades», dice.
«Así que creo que hay que guardar ese momento para cuando te cases, para cuando sea muy importante».
Consejos para abstenerse
Aunque los ministerios no usaron la palabra «abstinencia» cuando lanzaron la campaña, una de las organizaciones que Alves consultó fue Eu Escolhi Esperar (Decidí esperar), un grupo que impulsa precisamente eso y fue iniciado por el pastor evangélico Nelson Junior.
Nelson Junior explica que Alves le habló de intentar llevar a Brasil organizaciones proabstinencia como las que existen en Estados Unidos, algo que no funcionó en el pasado.
Ahora, como ministra, vio la oportunidad de impulsar esa postura y el pastor evangélico no podría estar más feliz.
«¿Por qué no decirle a la gente que espere?», pregunta. «Es lógico, no ideológico o religioso. Una cosa que debemos superar aquí, en Brasil, es este nuevo debate sobre que todo lo que proviene de la religión es malo».
Empoderamiento de las mujeres
Pero Danie Sampaio cree que la religión es parte del problema.
Es doula (una mujer que fue madre y aconseja y ayuda a embarazadas) y trabaja con adolescentes en algunos de los suburbios más pobres de São Paulo.
Danie me presenta a Vitoria Maria de Oliveira, de 20 años, que está embarazada de 36 semanas de su primer hijo y es la última de sus amigas en tener un bebé.
«Comencé a tener relaciones a los 15 años», me cuenta, y explica que no recibió mucha educación sexual hasta que tuvo 16 o 17 años. A su familia no le gusta hablar de sexo.
Cuando descubrió que estaba embarazada, Vitória quedó en shock.
Empieza diciendo que la de la abstinencia le parece una idea inteligente, pero añade que saber cómo evitar quedar embarazada le habría sido más útil.
No está de acuerdo con el aborto, y sobre los condones dice que «son monstruosos» y que a pocos adolescentes les gusta usarlos.
Información, no abstinencia
«Necesitamos hablar más con las mujeres para romper tabúes que las limitan, creencias que sus madres y abuelas les transmitieron», dice Danie Sampaio.
Y agrega que la cultura machista y la «hipersexualización» de las mujeres en Brasil son los mayores obstáculos para reducir los embarazos adolescentes.
«La abstinencia no es el camino, la información lo es: entender tu cuerpo y decir ‘no'».
El gobierno dice que continuará brindando información sobre anticonceptivos, y que alentará a los adolescentes a hablar con sus familias y a buscar consejos de salud.
Pero los críticos creen que se necesita hacer más para mejorar la educación sexual en las escuelas.
Helena Bertho, directora editorial de la revista feminista Azmina, es una de esas críticas.
«El enfoque debe estar en hacer que la educación sexual funcione mejor, pero va en la otra dirección», opina.
«Ellos (el gobierno) no abogarán por los dos (abstinencia y educación sexual), porque hacerlo significaría mejorar la educación sexual. La abstinencia es algo en lo que tú crees. No debes hacer una campaña para que los jóvenes no tengan relaciones sexuales, deberías educarlos y decirles que es una de las opciones».
¿Religión o ciencia?
Los expertos también citan investigaciones que muestran el fracaso de las campañas de abstinencia.
«Las creencias e incluso las religiones se confunden con evidencia científica», afirma Rossana Francisco, presidente de la Asociación de Obstetras y Ginecólogos en el estado de São Paulo.
Pero «la salud está determinada por la evidencia científica», añade.
El hecho de que el gobierno conservador de Brasil haga énfasis en la religión no debería sorprendernos, pero es motivo de preocupación para algunos.
«Existe el mito de que cuando ofreces educación sexual, aumentas el interés por el sexo. Pero debemos aprovechar todas las oportunidades para que los adolescentes puedan hablar sobre opciones de vida, métodos anticonceptivos y que elijan el momento para ser madres».
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