«Mi lema es romper las propias barreras. Ese es mi carácter».
Así habló ante una concurrida sala de prensa la esquiadora Eileen Gu, que este martes se convirtió en la deportista más joven en ganar una medalla de oro para China en unos Juegos Olímpicos de Invierno.
Y lo hizo con un espectacular 1620 –un salto de cuatro rotaciones y media, el primero que intenta en su carrera competitiva- en su tercer y último salto en el evento de big air (una disciplina de esquí acrobático).
Es el primer evento de los tres en los que se prevé que Gu saldrá con una medalla, según la empresa de análisis de datos Nielsen Gracenote.
Pero no son sus probabilidades de podio en Pekín las que están generando las discusiones más acaloradas sobre ella.
Nacida en San Francisco, Gu aprendió a esquiar en las prístinas laderas del lago Tahoe de California. Ahora representa a China, no a Estados Unidos, con lo que se ha colocado en el centro de un debate global sobre geopolítica y representación.
Y a pesar de su esfuerzo por desviar preguntas sobre su identidad, estado de ciudadanía e ideas sobre temas políticos, es poco probable que la controversia desaparezca.
¿Es estadounidense o china? ¿Es posible ser de ambos países en un mundo donde esas naciones tienen relaciones tensas?
«Nadie puede negar que soy estadounidense o que soy china»
Cuando Gu comenzó su carrera de esquí competitivo en 2018, lo hizo como estadounidense, pero cambió su afiliación a la Federación Internacional de Esquí al año siguiente.
Al hacer el anuncio, Gu, hija de padre estadounidense y madre inmigrante china de primera generación, dijo que quería «la oportunidad de ayudar a inspirar a millones de jóvenes durante los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín», el lugar de nacimiento de su madre.
Poco se sabe sobre su padre, y Gu usa el apellido de su madre.
Aunque su cambio a China se produjo en 2019, su participación olímpica la ha puesto nuevamente en el centro de atención.
Las especulaciones sobre su estatus de ciudadanía han abundado desde que Red Bull, un patrocinador corporativo, afirmó que la deportista renunció a su pasaporte estadounidense para competir por China, pero luego eliminó la línea ante la presión de un periódico estadounidense.
China no reconoce la doble ciudadanía, y Gu siempre se ha negado a revelar el estado de su nacionalidad.
Cuando el diario South China Morning Post le preguntó al respecto el año pasado, dijo: «Soy completamente estadounidense y me veo y hablo como lo hago. Nadie puede negar que soy estadounidense. Cuando voy a China, nadie puede negar que soy china, porque hablo con fluidez el idioma, conozco bien la cultura y me identifico completamente como tal».
Gu no respondió a las solicitudes de entrevista realizadas por la BBC.
El Consulado General de China en Nueva York le dijo a la BBC que Gu tenía que naturalizarse u obtener el estatus de residente permanente en China para competir en el equipo.
En 2020, el Ministerio de Justicia de China amplió las reglas para que los extranjeros puedan obtener la residencia permanente, de modo que aquellos que logren el reconocimiento internacional en el deporte, la ciencia, la cultura y otros campos sean elegibles. La expansión parecería aplicarse a Gu.
Gu y otros cuatro atletas pasaron por el proceso para obtener la elegibilidad para competir por China en los juegos de 2022, dijo el consulado.
Pero independientemente de lo que se diga en sus documentos oficiales, se enfrenta a preguntas difíciles como atleta nacida en EE.UU. que vive la vida de una adolescente occidental y, sin embargo, representa a un país cuyo gobierno ha sido ampliamente criticado por violaciones de derechos humanos y represiones antidemocráticas.
Gu expresó su apoyo al movimiento Black Lives Matter y se pronunció en contra de la violencia contra los asiáticos en EE.UU., pero permaneció en silencio sobre temas como el internamiento masivo de personas de la etnia uigur en Xinjiang y los arrestos de manifestantes a favor de la democracia en Honk Kong.
«No hay necesidad de ser divisiva», le dijo al diario The New York Times. Una postura difícil de adoptar, si no imposible, cuando varios países, incluido EE.UU., están involucrados en un boicot diplomático de los juegos de Beijing 2022 en protesta por el historial de derechos humanos de Pekín.
En China, sin embargo, ha sido bien acogida por los medios estatales. Apodada la «chica genio esquiadora» y «princesa de las nieves», ha aparecido en varios documentales de televisión del gobierno y también ha demostrado su potencial comercial al modelar para marcas de alto perfil y su inteligencia al obtener una plaza en la Universidad de Stanford.
Los acuerdos con el Banco de China, China Mobile y JD.com, un minorista chino, se encuentran entre sus contratos comerciales.
Gu y su equipo entienden claramente que deben andar con cuidado.
Al negarse a hablar con The Economist, su agente estadounidense, Tom Yaps, le dijo a la revista: «Si [Eileen] participa en un artículo que tiene dos párrafos que critican a China y los derechos humanos, eso la pondría en peligro allí. Una cosa y se arruina una carrera».
«Siendo una persona joven, todo el mundo está intentando averiguar quiénes son», escribió una vez Gu en un ensayo para The New York Times. «Tienes que tener cuidado con a quién le estás contando tus secretos».
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