Cuando uno piensa en una máquina de «vending», es fácil imaginarse las dispensadoras de refrescos, café o chocolatinas que encontramos en los centros comerciales o en las salas de espera de los hospitales.
A menudo se «tragan» las monedas o no devuelven el cambio. Y muchas veces los productos se quedan atascados entre hierros giratorios que parecen querer dejar de funcionar en el momento más inoportuno.
Podría parecer que las máquinas expendedoras -un invento de finales del siglo XIX que se desarrolló con la Revolución Industrial- tienen los días contados.
Sin embargo, en los últimos años han evolucionado. Ya no sólo distribuyen tabaco, preservativos, golosinas o billetes de metro; también venden productos de lujo.
Te mostramos algunas de ellas
En Singapur, la marca de compraventa de autos de lujo Autobahn Motors (ABM) ofrece hasta 60 vehículos de alta gama en su máquina expendedora en una torre de 15 plantas.
Puedes comprar en ella un Lamborghini, un Ferrari, un Alfa Romeo o un Porsche, entre muchos otros modelos.
Todos ellos pueden verse a través de los cristales del edificio y los clientes hacen su selección a través de una aplicación. Dos minutos más tarde, el auto seleccionado llega hasta la planta calle gracias a un sistema de elevadores.
Desde que se inauguró en diciembre esta torre de 45 metros de altura ha vendido algunos de los deportivos más caros del mundo, desde los más nuevos a los coleccionables.
Y no es la única: hay máquinas similares en Estados Unidos y Japón que permiten convertir su concesionario en una sala de exposición de alto nivel.
Pero el sistema del «vending» se aplica a otros negocios de lujo.
Las máquinas de la empresa Gold To Go (oro para llevar, en español) venden monedas y lingotes de oro.
En su pantalla, su precio se actualiza cada 10 minutos, según el valor del metal precioso en el mercado.
La primera debutó en un hotel de Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), pero también pueden encontrarse en Las Vegas (EE UU), Madrid (España) y centros comerciales y aeropuertos de decenas de ciudades en Europa, América y Asia.
Otro ejemplo son las máquinas dispensadoras de caviar y champagne que se encuentran en Beverly Hills, California (EE UU).
Incluyen una selección completa de caviar y otros productos alimenticios poco convencionales, como caviar Beluga Imperial, del que puedes comprar una onza por US$500, explican en el diario estadounidense LA Weekly.
Pero si no quieres una opción más económica puedes optar por comprar una onza de otra marca por US$30.
La empresa, Beverly Hills Caviar, está gestionada por un joven matrimonio que patentó la tecnología «porque necesitábamos muchos ingenieros para hacerlo bien», le contó Kelly Stern, una de las fundadoras, a la prensa local.
Las máquinas tienen unos niveles muy precisos de temperatura, ventilación, oxígeno y luz para poder mantener la calidad del producto. Y, por supuesto, alta seguridad (cámaras incluidas).
Por otra parte, en Japón, productos que en otros lugares son convencionales, como las fresas, se venden por cientos de dólares. Y sí, también en máquinas dispensadoras.
Mikio Okuda, propietario de la granja Okuda Farm, vende 80 gramos de fresas en su máquina dispensadora por US$477.
Pero hay otra máquina de «vending» todavía más excéntrica.
Es semiautomática, está en un hotel de lujo de Miami (EE UU) y vende todo tipo de productos de lujo, desde viajes en yate hasta esposas de oro de 24 quilates por US$150.000, deportivos Bentley e incluso penthouses de más de US$1 millón.
Pero ¿cómo meter un ático de lujo en una máquina de «vending»?
Bueno, después de ver una dispensadora de 15 pisos, probablemente, todo es posible.