«La escasez de gasoil y diésel en Venezuela es muy grave. Si no hay una solución, aunque sea transitoria, en los próximos 15 días comenzará la paralización de toda la cadena productiva».
Es la advertencia de Aquiles Hopkins, presidente de Fedeagro, asociación que agrupa a los productores agropecuarios de Venezuela.
El experto cuenta que la escasez del diésel que sufre Venezuela ha llevado ya a que se estén echando a perder cosechas enteras en los estados occidentales debido a la falta de transporte para llevarlas a los mercados.
La siembra de la próxima temporada también está en peligro en un país en el que, según el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, dos tercios de la población no cuenta con un suministro estable y suficiente de alimentos.
El problema se siente en los campos de estados eminentemente agrícolas como Portuguesa o Táchira, pero también en ciudades como Caracas, donde las colas de autobuses y camiones para recibir el diésel gratuito que entrega el Estado ya son más largas que las de los particulares que esperan a que les surtan gasolina.
En la gasolinera de la avenida San Martín el transportista Alberto Guerrero espera resignado al volante de su viejo camión. «Llevo desde primera hora de la mañana aquí y aún no sé cuándo voy a poder llenar el tanque».
Se dedica al reparto de alimentos y artículos de ferretería por Caracas, pero dice que ha tenido que reducir su actividad por la falta de carburante. «Antes salía cinco días a la semana; ahora solo puedo hacerlo dos veces».
Los venezolanos se han acostumbrado en los últimos meses a lidiar con la creciente escasez de gasolina en el país con las mayores reservas probadas de petróleo del mundo. Pero en las últimas semanas han visto como el problema se extendía al gasóleo.
El diésel, también denominado gasóleo o gasoil, es un hidrocarburo líquido utilizado principalmente como combustible en calefacción y en motores de automoción, aunque tiene otros muchos usos.
Al tratarse del combustible más utilizado para el transporte de carga, incluidos alimentos y medicinas, los expertos alertan que el problema puede encarecer los costes, agravando el problema de la hiperinflación, y dificultar aún más el acceso a la comida.
«Si no se resuelve, aumentará drásticamente la inseguridad alimentaria en el país», pronostica Hopkins.
En este contexto, crecen las voces que piden respuestas al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela y reclaman al de Joe Biden en Estados Unidos que levante el veto a las importaciones de gasoil impuesto por su antecesor, Donald Trump.
Luis Vicente León, presidente de la consultora Datanálisis, cree que «los efectos humanitarios y sobre la economía pueden ser mayores que los de la escasez de gasolina».
Por qué falta el diésel en Venezuela
La producción de diésel en Venezuela se ha resentido por los problemas de Pdvsa, la petrolera estatal, que, en paralelo a la crisis económica que golpea al país, ha sufrido en los últimos años una caída drástica de su producción que la mayoría de expertos atribuye a la mala gestión de los gobiernos chavistas.
El Ministerio de Comunicación de Venezuela no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios de BBC Mundo. El gobierno venezolano lleva años culpando de los problemas de Venezuela a «la guerra económica» que atribuye a Estados Unidos.
El vicealmirante Edward Centeno, comandante de la Zona Operativa de Defensa Integral del Estado Falcón, admitió problemas en el suministro y dijo que Pdvsa trabaja para normalizar el suministro. «Producto del bloqueo, una parada para hacer el mantenimiento afecta», dijo, y llamó a la calma a la población.
Francisco Monaldi, experto en política energética del Baker Institute de Estados Unidos, dijo en declaraciones a El Estímulo que «las refinerías de Pdvsa venían presentando problemas muy severos, desde hace varios años, y estaban importando una parte sustantiva tanto de gasolina, como de diésel».
Según sus estimaciones, Venezuela consumía antes de la pandemia de covid-19 entre 60.000 y 65.000 barriles diarios de diésel, y más de la mitad eran importados.
Pero el grifo de las importaciones se cerró en octubre de 2020 por una decisión del gobierno de Donald Trump, que le dio otra vuelta de tuerca a su política de sanciones contra Nicolás Maduro.
Funcionarios estadounidenses les comunicaron entonces a la energética italiana Eni, la india Reliance y la española Repsol que hasta entonces venían intercambiando crudo por diésel con Pdvsa, que Washington no toleraría más esas prácticas.
Ya entonces un grupo de activistas y organizaciones sociales venezolanas dirigió una carta a Mike Pompeo y Steven T. Mnuchin, secretarios de Estado y del Tesoro, respectivamente, en la época de Trump, pidiéndoles que reconsideraran el veto a las importaciones de diésel por sus «consecuencias devastadoras para la población».
El diésel es utilizado en la generación de electricidad y en el suministro de agua en amplias zonas del país, además de ser crítico para los hospitales y clínicas que han recurrido a las plantas generadoras de gasoil como alternativa a las constantes fallos en el suministro eléctrico.
Luis Vicente León, presidente de la consultora Datanálisis, le dijo a BBC Mundo que «desde finales del año pasado no ha entrado nada de diésel importado en el país y las reservas se tienen que estar agotando».
Las estimaciones sobre cuánto tiempo más puede estirar el gobierno venezolano esas reservas varían según a quién se le pregunte y, aunque no ha habido un anuncio oficial al respecto, fuentes del sector petrolero le dijeron a la agencia Reuters que se ha empezado a aplicar un estricto racionamiento del diésel.
Mercados y negocios hosteleros ya han empezado a dejar de recibir algunas mercancías a causa de la escasez.
Los venezolanos ya sufrieron una situación similar con la gasolina en marzo de 2020, cuando, coincidiendo con el inicio de la pandemia de covid-19, las gasolineras del país se quedaron secas, lo que el gobierno sorteó semanas después encareciendo su precio e importando combustible de Irán.
Como sucedió entonces con la gasolina, ahora también la escasez parece estar engordando el mercado negro de diésel.
Según Hopkins, los agricultores se encuentran con que no hay gasóleo disponible, pero se lo ofrecen «bachaqueado». «Hay denuncias en todo el eje andino, donde se está vendiendo un tambor de 200 litros por entre 25 dólares y 40 dólares».
«No entendemos cómo, en la situación de emergencia en la que nos encontramos, no haya gasóleo para los sectores prioritarios y, sin embargo, sí lo hay en el mercado negro y para enviarlo en barcos a Cuba», se queja Hopkins.
Qué puede pasar ahora
Mientras el gobierno sigue sin pronunciarse sobre el tema, agricultores, ganaderos, transportistas y consumidores siguen en espera de una solución que evite el colapso.
Juan González, director para asuntos del Hemisferio Occidental del gobierno Biden, dijo en una entrevista a la cadena EVTV que Estados Unidos «no tiene prisa» por levantar las sanciones.
Según González, los dirigentes chavistas «intentan presentar como una situación humanitaria la propuesta de hacer intercambios de diésel, pero lo guardan para el ejército o se lo dan a Cuba, y dejan que el pueblo sufra».
Pese a comentarios como este, en los medios venezolanos crecen las especulaciones sobre un posible cambio de criterio en Washington.
Se recuerda además que, al contrario que otras sanciones, el veto a los intercambios de diésel nunca se puso por escrito, lo que debería hacer más sencillo abandonarlo.
«El gobierno de Biden ya ha dicho que es muy sensible a los temas humanitarios y este lo es, por lo que lo debe de estar estudiando», señala León.
Para este analista, si Washington no da marcha atrás, «no va a haber una desaparición total del diésel en Venezuela, pero el gobierno acabará importándolo de Irán y aumentarán el mercado negro y el precio. Al final, será la población la que asuma el costo».
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