Irán ha sido por años patrocinador y aliado de Hamás. Por eso, tras el inesperado ataque de Hamás en el que murieron centenares de personas en Israel el pasado sábado, se han desatado especulaciones sobre la posible implicación de Irán en la ofensiva.
Ghazi Hamad, un portavoz de Hamás, le dijo a la BBC que ese grupo contaba con el respaldo directo de Irán para el ataque.
Y el Wall Street Journal, citando fuentes anónimas de Hamás, afirmó que Irán dio la luz verde al grupo armado palestino para el ataque hace una semana en una reunión en Beirut y que ayudó durante varias semanas en la planificación de esta acción.
Pero Teherán ha negado su participación.
“Apoyamos enfáticamente y sin dudas la causa de Palestina; sin embargo, no estamos implicados”, expresó la misión iraní en las Naciones Unidas.
No obstante, las declaraciones de autoridades iraníes tras el ataque fueron de apoyo abierto y directo a la ofensiva.
Un asesor del ayatolá Alí Jamenei, el líder supremo de Irán, se pronunció el sábado para felicitar a los “combatientes palestinos” y manifestar su apoyo a la resistencia palestina “hasta la liberación de Palestina y Jerusalén”.
Y la televisión estatal iraní mostró el sábado a miembros del Parlamento coreando «Muerte a Israel» y “Palestina es victoriosa, Israel será destruido”.
La Casa Blanca manifestó que aún no ha visto pruebas que sugieran que Irán estuvo detrás de esta ofensiva específica.
Por su parte, el ex alto funcionario de inteligencia israelí Haim Tomer afirmó: “Es cierto que Irán es el proveedor número uno de equipamiento de Hamás, pero creo que la decisión fue al menos en 75% una decisión independiente de la dirigencia de Hamás”.
Con eso coincide Raz Zimmt, experto en Irán de la Universidad de Tel Aviv, quien señaló que Hamás actuó según sus propios intereses.
“¿Utilizó Hamás ayuda iraní? Sin duda, sí. ¿Tenía Irán algún interés en esta acción? Sí. ¿Necesita Hamás permiso iraní para operar? No”, explicó.
El embajador de Israel ante Naciones Unidas, Gilad Erdan, dijo que “es fácil entender que trataron de coordinarse”, refiriéndose a Irán y sus grupos militantes radicales aliados como Hamás.
Las sospechas
Las sospechas de que Irán estaría involucrado en el ataque que hasta este lunes ya había causado unos 900 muertos en Israel tienen que ver con que se da justo en el momento en que Estados Unidos está promoviendo un acuerdo entre Arabia Saudita e Israel.
Cuatro días antes del ataque de Hamás desde Gaza, el ayatolá Jamenei escribió en X (antes Twitter): “La posición de la República Islámica (Irán) es que los países que le apuestan a la normalización con Israel (como Arabia Saudita) perderán. Están apostando a caballo perdedor”.
Hezbolá, otro de los grupos militantes radicales aliado de Irán, reaccionó al ataque del sábado diciendo que este era “una respuesta decisiva a la ocupación continua de Israel y un mensaje para aquellos que buscan la normalización con Israel”.
Israel actualmente mantiene relaciones diplomáticas plenas solo con dos de sus vecinos árabes, Egipto y Jordania. Pero las negociaciones recientes habían allanado el camino hacia la normalización de la relación entre Israel y Arabia Saudita, algo que implicaría un remezón diplomático significativo en la región.
El ataque de Hamás a Israel debilita la posibilidad de que ese acuerdo se concrete.
El periódico saudí Asharq al-Awsat reportó, en ese sentido, que el momento en que se da la operación de Hamás es “sospechoso”.
“Irán no quiere una paz real, ni una paz entre Arabia Saudita e Israel, porque cambiaría la faz de la región”, afirmó.
En palabras del exoficial de seguridad israelí Eyal Hulata, tanto Hamás como Irán se han caracterizado por su deseo de sabotear ese acuerdo.
Según expertos, el acuerdo saudí-israelí es desfavorable para Hamás porque contempla una enorme inyección de dinero saudí a su rival, la (más moderada) Autoridad Palestina, que gobierna Cisjordania y defiende la solución de dos estados.
Si se fortalece la Autoridad Palestina, necesariamente se debilita Hamás, aliada de Irán, y por ende el “eje de la resistencia” antiisraelí.
Las circunstancias actuales, sin embargo, dificultan que Arabia Saudita siga adelante en el corto plazo con la propuesta de normalizar sus relaciones con Israel y la fuerzan a ratificar su defensa de los intereses de los palestinos, en sintonía con el resto del mundo árabe.
Esto se vio reflejado en un comunicado en el que Riad calificó el ataque como “el resultado de la ocupación, así como de privar al pueblo palestino de sus derechos legítimos y de no detener las provocaciones sistemáticas contra sus lugares sagrados”, lo cual evidentemente se aleja de la posición de Israel.
En la medida que crezca la contraofensiva de Israel contra la Franja de Gaza, le resultará más difícil a Arabia Saudita aceptar algún acuerdo con Israel.
Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos ha reafirmado su compromiso con lograr esta normalización, incluso cuando Israel prepara una guerra de gran escala contra Hamás en Gaza.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, planteó en varias apariciones en televisión que la región tiene dos caminos: la normalización de las relaciones o el terrorismo.
“¿Quién se opone a eso (la normalización)? Hamás, Hezbolá, Irán. Creo que eso lo dice todo. Realmente hay dos caminos ante la región”.
El establecimiento de estos lazos entre Arabia Saudita e Israel sería un paso muy importante en la ruta emprendida por Estados Unidos en años recientes y que llevó a la firma en 2020 de los Acuerdos de Abraham gracias a los cuales Israel estableció relaciones diplomáticas con Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos.
En ese contexto, el ayatolá Alí Jamenei arremetió contra los Estados árabes acusándolos de “traición contra la comunidad islámica mundial”.
La posibilidad de que Israel y Arabia Saudita, los dos principales rivales de Irán en Medio Oriente, establezcan relaciones diplomáticas y de cooperación es motivo natural de preocupación en Teherán.
Paradójicamente, un elemento central que ha propiciado el acercamiento entre Tel Aviv y Riad ha sido justamente el programa nuclear de Irán.
El viejo antisionismo iraní
La actual política exterior de Irán nació en la Revolución Islámica de 1979, cuando fue derrocada la dinastía del sha Mohammad Reza Pahleví, aliada de Washington, y se impuso un régimen musulmán chiíta, con una postura abiertamente antiestadounidense y antisionista.
Esa revolución se levantó en contra de los gobiernos apoyados por Estados Unidos, entre esos, por supuesto, Israel.
Según Aaron Pilkington, investigador en Asuntos del Medio Oriente de la Universidad de Denver, para las autoridades iraníes, Israel y Estados Unidos representan la inmoralidad, la injusticia y la mayor amenaza para la sociedad musulmana y la seguridad de Irán.
La hostilidad de Irán hacia Israel se deriva en parte de los estrechos vínculos de la CIA y el Mossad (el servicio de inteligencia israelí) con el SAVAK, el servicio de inteligencia del sha Pahleví (que funcionó hasta la revolución de 1979), el cual persiguió, encarceló, torturó, desapareció y asesinó a sus opositores.
El apoyo a la liberación palestina fue un tema central de la Revolución iraní.
Desde los años 80, Irán ha patrocinado a grupos militantes y operaciones militares antiisraelíes con millones de dólares y entrenamiento avanzado para miles de soldados.
Como parte de ese apoyo, además, Irán opera una sofisticada red de tráfico de armas hacia la Franja de Gaza, que por mucho tiempo ha permanecido aislada del mundo por un bloqueo de Israel.
“Las armas, los fondos y el entrenamiento iraníes permiten el aumento de la violencia militante palestina contra Israel cuando las frustraciones ebullen”, explica Pilkington.
“Eso no quiere decir que Irán ordenara el ataque de Hamás contra Israel ni que Irán controle a los militantes palestinos”, aclara el experto. «No son marionetas iraníes».