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Cuando la BBC publicó la historia de Stacey, una mujer que explicaba por qué no quería tener sexo con el hombre que amaba, empezó a recibir decenas de cartas de lectores que aseguraban ser también asexuales.
Todos ellos se describían «aislados en un mundo hipersexualizado».
Estos son algunos de sus testimonios.
«Me siento irrelevante en una cultura enfocada a la búsqueda de pareja»
«Al ser asexual me siento irrelevante en una cultura enfocada a la búsqueda de pareja: ¿cuántos aspectos del día a día (la moda, el ocio, el entretenimiento) hablan de atraer o satisfacer al otro?
No estoy en contra de tener pareja, pero me siento excluida de esa posibilidad, porque ¿quién invertiría tiempo y esfuerzo en una relación que no le proporcionará nada de sexo?
Ser invisible en ese sentido es, en cierta manera, un privilegio. No ser parte de la multitud te permite observar las relaciones humanas de una forma más objetiva. Pero si lo analizas en exceso, empiezas a ver que eres un excedente. Quizá algún día lo acepte, pero aún no he llegado a ese punto».
Sarah, Cambridge (Inglaterra).
«Disfrutaba con los besos, pero a la hora del sexo mi cuerpo simplemente se apagaba»
«Soy un hombre de 35 años y acabo de darme cuenta de que soy asexual.
Siempre me sentí atraído por la gente, desarrollaba sentimientos románticos muy rápido y tuve muchas citas.
Foto: Getty Images
Cuando me gustaba alguien, disfrutaba con los besos y el contacto físico, pero a la hora del sexo mi cuerpo simplemente se apagaba.
Pensaba que podría tratarse de problemas de rendimiento y lo seguía intentando. Pero eso no hizo más que provocarme una gran vergüenza y destruir mi confianza durante años.
A pesar de desear desesperadamente una relación, me había resignado a quedarme solo y sin hijos para siempre. Pero recientemente he leído varios artículos sobre la asexualidad y no puedo describir el alivio que siento al, por fin, poder nombrar qué es lo que me hace diferente.
Incluso empecé a soñar con encontrar a alguien que lo llegue a entender».
Matt
«El sexo no me resulta doloroso ni me repugna. Simplemente no me da placer»
«Descubrí que soy asexual hace unos meses, cuando un terapeuta me lo sugirió. Hasta entonces no sabía cómo llamarme a mí misma.
Comencé a ser sexualmente activa a los 17 y en la universidad tuve un novio al que amaba, pero que no me atraía en ese sentido. Al principio pensé que se debía a la falta de experiencia, pero nada cambió con el tiempo.
Cuando rompimos comencé a cuestionar mi sexualidad más, a preguntarme si era lesbiana y si fue eso lo que me hizo sentirme de aquella manera con mi novio.
Descubrí que mi cuerpo sí podía excitarse, pero era como si mi mente estuviera desconectada y ya no pudiera sentir nada.
Tener sexo no me resulta doloroso ni me repugna. Simplemente no me da placer.
Supe de la existencia de la organización Asexual Awareness, Community, Education and Support (ACES) y de su página de Facebook y me alegra haber encontrado a gente que se siente como yo o de forma similar. Aunque me preocupa no hallar nunca a alguien para una relación romántica.
Estoy abierta a la idea de tener sexo para complacer al otro, pero el hecho de que yo no lo disfrute parece ser una gran barrera para la gente. Siento que voy a estar sola toda la vida».
Devi, Kent (Inglaterra)
«Nunca tomé la iniciativa en el sexo y me alegraba que mi esposo tuviera amantes»
«Tengo 60 años y dos matrimonios fallidos, pero nunca he disfrutado de las relaciones sexuales con otra persona.
De adolescente era fácil rechazar el sexo, porque era lo que se esperaba de una chica ‘decente’. Pero por presión familiar me casé a los 21 y dejé de tener excusas. Amaba a mi marido y quería satisfacerlo, pero no sentía deseo sexual y odiaba tener que experimentar una relación física.
Nunca tomé la iniciativa en el sexo y me alegraba que mi esposo tuviera amantes, porque me quitaba la presión de tener que satisfacer sus necesidades.
Sentía una culpa abrumadora por ser tan fría y asumí toda la responsabilidad por el fin de mi matrimonio.
Foto: Getty Images
No podía entender cómo era posible que amara tanto a alguien pero me desagradara de esa manera que me tocara.
Hace diez años me volví a casar, esta vez con un hombre mayor que me hizo creer que su deseo sexual se había agotado. Desafortunadamente no era así y se tomó muy mal mi renuencia a tener relaciones sexuales.
Me forzó a realizar actos sexuales y terminé odiándolo. Ahora estamos pasando por un amargo proceso de divorcio. Viendo en retrospectiva, creo que no debí haberme vuelto a casar nunca».
Gill, Londres
«Estaba enamorado, pero la simple idea de tener sexo me resultaba repulsiva»
«Soy un tipo de 52 años y he rechazado el sexo desde que tengo memoria. De joven era sexualmente activo, pero eso nunca me satisfizo.
Más allá de ver a mi pareja sentir placer, (mantener relaciones sexuales) era algo que odiaba.
He tenido varias relaciones fuertes en las que había mucho amor. Incluso estuve felizmente casado en una ocasión, hasta que el matrimonio terminó en fracaso, por una sola razón: mi total desinterés por el sexo.
Aunque estaba enamorado y feliz con pasar el tiempo acurrucados en el sofá o en la cama, la simple idea de tener sexo me resultaba repulsiva. Y eso hacía que, en un momento dado, las relaciones acabaran.
Foto: Getty Images
Ahora llevo 11 años soltero y, aunque serlo no me guste especialmente, es bastante más fácil que tratar de encontrar al otro 1% o 3% que es como yo.
Solo espero que cada vez más gente joven sea consciente (de qué es ser asexual) y sea abierta sobre su sexualidad, para que puedan encontrar a alguien similar y llevar una vida normal, llena de amor, en una relación sin sexo.
Jon, Runcorn (Inglaterra)
«Encontrar una comunidad que te ayude a entender que no eres una persona defectuosa es muy importante»
«He sabido que era diferente al resto desde que tenía 13 años. Pero intenté fingir e incluso salí con varios compañeros para ver si (lo que me pasaba era que estaba desarrollando el deseo sexual) de forma lenta.
No fue hasta los 15 cuando me encontré con el término asexual y supe que así soy yo.
Nunca se lo diría a mis padres o a mi familia. Existe una gran brecha generacional y de conocimiento entre nosotros y (estoy segura) de que nunca oyeron hablar del tema ni lo entenderían.
No son cuestiones nuevas. Han estado ahí durante mucho tiempo. Pero la gente mayor está diciendo que es una nueva moda. Es ahora cuando escuchan sobre ello por primera vez, gracias a las maravillas de internet.
Pero el hecho de que ahora puedas encontrar online a una comunidad de gente que se siente como tú y que puede ayudarte a entender que no eres una persona defectuosa es muy importante».
Tabitha, Bristol (Inglaterra)
«Ser asexual en un mundo en el que todo gira casi exclusivamente en torno al sexo ha socavado la confianza que tengo en mí misma»
«Con 28 años y a pesar de que llevo cinco sabiendo que soy asexual, aún lucho para aceptarlo. Se debe en parte a la actitud abrumadoramente negativa y de desdén que me ha mostrado la gente cuando he tratado de explicarles que soy Ace (asexual).
Siempre me dicen: «Simplemente no encontraste a la persona ideal» o «eres una mojigata».
Ser asexual en un mundo en el que todo gira casi exclusivamente en torno al sexo ha socavado la confianza que tengo en mí misma.
Foto: Getty Images
Ser parte de una generación que ha sido constantemente bombardeada con el sexo desde los medios me ha dejado sintiéndome extremadamente aislada y retrógrada.
Sinceramente, vivo con el temor de que moriré sola porque soy incapaz de tener sexo.
Estoy contenta con lo que soy pero el mundo que me rodea no lo está.
Y como consecuencia, me estoy volviendo una ermitaña social, porque es más fácil que vivir con el desdén de un mundo hipersexualizado».
Lucy, Cornualles (Inglaterra)
«No creo que (mi pareja) haya entendido bien lo de mi falta de sexualidad y tiende a pensar que soy gay»
«Soy un hombre de 42 años y no fue hasta hace poco que supe qué es la asexualidad y cuán bien encajo en ese concepto.
De adolescente escribía diarios. Estaban llenos de la usual angustia ante la vida, pero lo más interesante era que todos los sentimientos y pensamientos hacia las chicas sobre los que escribía eran románticos, casi platónicos, en lugar de las fantasías eróticas y salpicadas de sexo que se supone que los adolescentes deben tener.
No disfruté de mis primeros encuentros sexuales, a pesar de que fueron interesantes como una especie de misiones de descubrimiento.
Desde aquellos, cada encuentro que he mantenido —independientemente de mi relación con la persona en cuestión— ha sido insatisfactorio.
Solo tiendo a excitarme ligeramente en posiciones en las que soy completamente pasivo, en las que no tengo el control.
He probado con la mayoría de las posturas, he experimentado mucho, pero casi ninguna me funciona. No las disfruto y, como consecuencia, tampoco lo hace la persona que está conmigo.
Tengo una compañera desde hace tiempo. Le llamo así porque no me parece adecuado describirla como mi amante o novia, ya que no encajamos en los estándares normales.
A pesar de que compartimos cama con regularidad, ni siquiera nos besamos. Ni qué decir de cuestiones más íntimas. No creo que haya entendido bien lo de mi falta de sexualidad y tiende a pensar que soy gay».
Ian, Nottinghamshire (Inglaterra)