Ai Weiwei es uno de los artistas vivos más conocidos en la actualidad. Pero cuando se le preguntó recientemente cuándo se dio cuenta por primera vez de que quería ser artista, respondió: «¿Realmente quiero ser artista? Todavía estoy indeciso».
Para cualquiera que haya seguido la carrera de 45 años del activista y artista chino, tal respuesta no es sorprendente.
Si bien Ai ha pasado décadas ampliando los límites del arte, cuestionando las prácticas de varias instituciones y sacando a la luz los problemas sociales, también ha ofrecido una sensación de provocación y humor.
La obra de Ai trasciende los medios, habiendo trabajado con escultura, grabado, fotografía, instalación, escritura, cine y arquitectura.
Su nueva exhibición en el Museo del Diseño de Londres muestra el trabajo del artista de 65 años a través de una lente de diseño.
«Es una lucha contra lo que los humanos han hecho y siguen haciendo; cómo crean; qué eligen conservar y qué destruir», escribe el director del museo, Tim Marlow, en el catálogo de la exposición.
Y señala que la exhibición cuestiona «lo que revela todo esto sobre nuestros valores cambiantes social, cultural, económica y, por supuesto, políticamente».
Una de las piezas más famosas de Ai, una serie de fotografías titulada Dropping a Han Dynasty Urn («Tirando al suelo una urna de la dinastía Han»), de 1995, muestra al artista aparentemente destruyendo un artefacto de 2.000 años de antigüedad.
Las imágenes solidificaron a Ai como el iconoclasta prolífico que conocemos hoy.
«Como parte de la humanidad, los artistas construyen y deconstruyen para crear nuevas definiciones, escudriñando y evaluando constantemente nuestro sistema de valores y las posibilidades de nuestra existencia», le dice Ai a BBC Culture.
«Así es como siempre abordo los problemas, colocándome en el lado opuesto del problema, o incluso en el lado opuesto de mí mismo. Creo que esta medida es la más confiable».
¿Cómo han influido tus experiencias personales en tu trabajo?
En pocas palabras, todo lo que he hecho en el pasado, lo que estoy haciendo ahora y lo que haré en el futuro está dirigido hacia una pregunta: «¿Quién soy yo?».
Es de conocimiento común que nuestra comprensión de nosotros mismos está estrechamente ligada a nuestras experiencias de vida, recuerdos y cómo respondemos a las situaciones cotidianas.
Esto puede ser una lucha, ya que nuestra autopercepción no es algo que pueda separarse fácilmente de la realidad y los recuerdos.
Fue bastante tarde cuando completamente me di cuenta de esto. Durante más de 50 años antes de 2011, estuve muy confundido.
El 3 de abril de 2011 fui secretamente detenido. Fue un momento muy importante para mí porque esta experiencia me obligó a reevaluar mi situación, de dónde venía y quién era realmente. Después de 81 días en detención secreta, sorprendentemente me liberaron.
Fue entonces cuando me di cuenta de que necesitaba entender qué sucedió en el pasado, por qué mi padre, un poeta, se exilió y cómo me había influido el tiempo que pasé con él.
Aunque no puedo comprender totalmente por qué me vino a la mente lo que le pasó a mi padre, descubrí que aferrarme a mis experiencias personales y expresarlas era como aferrarme a algo que mantiene a flote a alguien que se hunde en el agua.
Has estado explorando artefactos antiguos durante unas tres décadas. ¿Ha cambiado tu comprensión de ellos durante este tiempo?
Mi interés por los artefactos antiguos comenzó en 1993 cuando regresé a Pekín desde Nueva York. Pekín me resultaba muy poco familiar, ya que había crecido durante la Revolución Cultural de Mao.
Se me hizo muy claro que tenía una comprensión limitada de mí mismo, mi país y la tierra.
Afortunadamente, entré en un período en el que se descubrió una gran cantidad de artefactos antiguos bajo tierra durante el rápido desarrollo de China.
Arriba, todo había sido limpiado y destruido, pero debajo, capas de tierra y lodo escondían miles de años de historia.
Durante un período de unos 10 años, me dediqué a investigar la historia a través de artefactos excavados. Estudié cómo la gente usaba diferentes ideologías, medidas, materiales y arte a lo largo de diferentes dinastías.
Esto fue increíblemente importante para mí porque sentí que el mundo que yo desconocía era demasiado vasto.
Este período de aprendizaje me dio una comprensión profunda del lenguaje y la artesanía, incluido cómo las tendencias y los cambios en el arte y el estilo a lo largo de diferentes períodos pueden servir como la base más importante para nuestra comprensión de la humanidad de una época en particular.
Has tenido una conexión interesante con Lego desde 2014. ¿Qué ha llegado a simbolizar Lego para ti desde entonces?
En 2011, después de mi liberación, estaba bajo vigilancia constante y no podía salir del país para exhibiciones. Fue durante este tiempo que descubrí Lego.
Me estaba preparando para una exposición sobre la libertad que tuvo lugar en Alcatraz, una antigua prisión federal de EE.UU., lo cual fue irónico dada mi propia falta de libertad.
Me di cuenta de que Lego podía ayudarme ya que era práctico y podía ser producido por otros, sin importar quién producía la obra de arte, dónde o en qué momento, sin cambiar mi creación inicial.
Llegué a entender que nuestra comprensión de la libertad a menudo surge de situaciones difíciles. Solo en las dificultades podemos encontrar formas de resolver problemas y desarrollar un lenguaje adecuado.
Más tarde, descubrí que Lego brindaba un soporte inimaginable para conceptos a largo plazo; el significado de una obra de arte se define por su concepto, y las medidas, el lenguaje y el vocabulario son componentes críticos solo cuando respaldan el concepto.
Lego me dio esta posibilidad y me permitió enfrentar los mundos fragmentados y coloridos de la política y la cultura que estaban muy alejados de nuestra comprensión convencional.
Como artista, un nuevo lenguaje es fundamental; un artista sin su propio lenguaje no puede sobrevivir. Sin un lenguaje, los artistas se convertirían en pálidos y débiles artesanos.
Lego me ayudó a ver la luz al final del túnel. Al usar este material, podía alejarme de mis técnicas personales y éste podría ser ampliamente aceptado por el público.
En la exposición tienes tres esculturas de papel higiénico hechas de vidrio y mármol, que hacen referencia a la pandemia. ¿Cómo los objetos cotidianos se convierten en artículos que tienen tanto peso?
En nuestra existencia cotidiana, la vida se experimenta un día a la vez.
Es en los objetos que encontramos en nuestra vida diaria y en los que nos sentimos seguros donde a menudo encontramos las percepciones más sorprendentes sobre nuestras condiciones de vida, tanto en términos de nuestra comprensión de ellos como de nuestra capacidad para alterarlos.
Estos objetos, denominados ready-mades («objeto encontrado») por Duchamp, desafían las estructuras conceptuales estables de las que hemos llegado a depender.
Dicho lenguaje subversivo tiene un poderoso impacto en nuestras vías neuronales y nuestro sistema de valores, ya que tiene el potencial de socavar nuestras estructuras preexistentes.
Un ejemplo de ello es el omnipresente papel higiénico. Este objeto tiene el potencial de recordarnos la fragilidad de la vida y la inestabilidad de nuestra comprensión de las situaciones sociales, nacionales, familiares y personales.
Si bien puede pasarse por alto en nuestra rutina diaria, ha adquirido un significado y una definición más amplios durante la pandemia, al igual que las mascarillas.
Puede verse como un monumento de este período de tiempo, un recordatorio tangible de lo que realmente importa en la vida.
La escala es una parte importante de tu trabajo. ¿Cómo dirías que esto influye en cómo las personas lo experimentan o lo entienden?
El tamaño de un objeto no es el factor más importante cuando se trata de la escala. Se trata más bien de encontrar la forma adecuada de expresar el concepto que queremos transmitir y determinar el volumen o la magnitud adecuada de la obra.
Por ejemplo, la producción de una semilla de girasol de porcelana requiere la misma cantidad de artesanía que la producción de 100 millones de semillas de girasol de porcelana.
Sin embargo, la creación de una instalación a gran escala de semillas de girasol requiere una cantidad significativa de tiempo y mano de obra, así como una inversión emocional, que difiere de las razones de la creación artística típica. Esto es lo que valoro.
Me gustaría combinar mis obras de arte con la vida cotidiana, de forma muy similar a cómo el arte puede integrarse en nuestras experiencias diarias.
A menudo, necesitamos una cierta cantidad de objetos para percibir el paso del tiempo, y nuestra comprensión del espacio puede verse distorsionada sin una cantidad adecuada de objetos.
Es por eso que creo obras de arte tanto a gran escala como pequeña. Inesperadamente, las obras de pequeña escala que tienen un gran significado para mí a menudo pasan desapercibidas para los demás.
Mientras tanto, las instalaciones a gran escala pueden simplemente distorsionar nuestra percepción de la realidad y reforzar nuestros juicios erróneos del mundo.
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