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13 ciudadanos y tres compañías rusas fueron acusadas formalmente este viernes por el Departamento de Justicia de EE UU de interferir en las elecciones presidenciales de 2016.
Se les acusa de »violar las leyes criminales para interferir en los comicios de EE UU y los procesos políticos», señaló la oficina del fiscal especial Robert Mueller, quien investiga la presunta interferencia rusa en la campaña.
Entre sus operaciones, figuran la comunicación de »información despectiva sobre Hillary Clinton, denigrar a otros candidatos como Ted Cruz y Marco Rubio, y apoyar a Bernie Sanders y al entonces candidato Donald Trump».
Entre los imputados, tres fueron acusados de conspiración para cometer fraude electrónico, mientras que cinco fueron acusados de robo de identidad.
Una de las tres empresas señaladas por las autoridades estadounidenses tiene sede en San Petersburgo, Rusia, y fue identificada como principal responsable de las operaciones que el departamento de Justicia califica de «guerra informática contra EE UU a través de identidades ficticias en redes sociales y otros medios de internet».
Entre las actividades de los acusados rusos estaba la comunicación de «información despectiva» sobre la candidata demócrata en las elecciones de 2016.
El documento judicial con las imputaciones sostiene que la preparación de sus actividades de interferencia comenzó en 2014, y que algunos de los acusados usaron sistemas informáticos en EE UU para ocultar el origen ruso de sus actividades.
«Los demandados, haciéndose pasar por individuos de EE UU y creando perfiles falsos, operaban páginas de redes sociales y grupos diseñados para atraer a audiencias estadounidenses», señala el documento hecho público este viernes.
El texto también apunta que los acusados «crearon y controlaron numerosas cuentas de Twitter diseñadas para aparentar que eran controladas por personas o grupos estadounidenses».
«Absurdo»
Tras conocerse la noticia, el fiscal general adjunto Rod Rosenstein dijo en conferencia de prensa que el documento señala que los acusados «conspiraron supuestamente para defraudar a EE UU al menoscabar las funciones legales de la comisión electoral federal».
Sin embargo, destacó que en el documento no se indica que algún estadounidense fuera «participante conocedor de esta actividad ilegal» ni que la intromisión afectara el resultado de las elecciones.
El gobierno ruso, por su parte, calificó la acusación de «absurda».
«¿13 personas interfirieron en las elecciones estadounidenses?¿Trece contra los presupuestos de 1.000 millones de dólares de los servicios de seguridad? ¿Contra el espionaje y el contraespionaje, contra los nuevos sistemas y tecnologías? ¿Absurdo? Sí», dijo la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Maria Zakharova.
Uno de los ciudadanos rusos señalados en la acusación, Evgeny Prigozhin, negó por su parte haber participado en la manipulación de las elecciones.
Yevgeny Prigozhin negó participar en cualquier injerencia en las elecciones estadounidenses.
«Los estadounidenses son personas muy impresionables, ven lo que quieren ver», dijo según publicó la agencia de noticias rusa Ria Novosti.
«Los respeto mucho. No me molesta aparecer en esta lista. Si quieren ver al diablo, que lo vean».
Investigación en curso
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, dijo que el presidente Donald Trump fue informado sobre las acusaciones en la mañana del viernes.
Las agencias de inteligencia estadounidenses creen que Rusia intentó influir en las elecciones presidenciales de 2016 a favor del candidato republicano Donald Trump.
En mayo del año pasado, Mueller fue nombrado asesor especial para investigar la supuesta injerencia rusa en los comicios.
Hasta el momento, su investigación llevó a que fueran imputadas cuatro personas relacionadas con Trump: su exasesor de seguridad en la Casa Blanca Michael Flynn; su exjefe de campaña Paul Manafort; su número dos en la campaña Rick Gates; y otro exasesor, George Papadopoulos, quien trabajó para Trump durante las elecciones
Trump ha sido acusado por la oposición de tratar de interferir en esta investigación en curso, lo que es negado por el presidente así como cualquier conspiración con Rusia durante la campaña electoral.