Las escenas vistas en el aeropuerto de Puerto Príncipe son una muestra más de la crisis migratoria que viven muchos haitianos.
Decenas de personas corrían desesperadas por sus pertenencias, que fueron dejadas en la pista de rodaje sin ninguna identificación.
Otros intentaban volver a entrar al avión en el que habían llegado, mientras que algunos arrojaban zapatos y otros objetos a la aeronave. Tres agentes de inmigración de EE.UU. resultaron heridos.
Todos eran migrantes que fueron deportados luego de que su entrada o solicitudes de asilo fueran rechazadas en el país norteamericano.
Eran parte de un grupo de hasta 13.000 haitianos que estaban bajo un puente fronterizo entre México y EE.UU., en un precario campamento, a la espera de que sus peticiones sean procesadas por las autoridades estadounidenses.
Eran parte de un grupo de hasta 13.000 haitianos que estaban bajo un puente fronterizo entre México y EE.UU., en un precario campamento, a la espera de que sus peticiones sean procesadas por las autoridades estadounidenses.
No obstante, lo acontecido estos últimos días responde a una crisis migratoria que viene desarrollándose desde hace tiempo.
Aquí te dejamos cinco claves.
1. La mayoría no viene directamente de Haití
Haití ha pasado en las últimas dos décadas por crisis que le han impedido superar su prolongada pobreza.
Dos grandes terremotos, varios huracanes, inestabilidad política y económica, violencia en las calles y hasta el reciente asesinato del presidente Jovenel Moïse han obstaculizado cualquier proyecto de desarrollo, tanto nacional como multinacional.
La ONU estima que casi 4 millones de haitianos, de cerca de 11,5 millones, padecen inseguridad alimentaria. Un quinto de la población, cerca de dos millones de personas, se havisto forzado a emigrar.
La falta de opciones para viajar a Estados Unidos ha llevado a miles de haitianos a buscar refugio en otros países en los últimos años, principalmente a los que pueden acceder sin visa en América Latina.
De hecho, Chile y Brasil son los principales países de donde salió la mayoría de los miles de migrantes haitianos rumbo a EE.UU. en los últimos meses, indicó el canciller mexicano Marcelo Ebrard este miércoles.
Los haitianos se han sumado a migrantes de otras nacionalidades que están huyendo en números récord.
México registró la llegada de 147.000 indocumentados entre enero y agosto, el triple de 2020, mientras que las autoridades de EE.UU. detuvieron unos 212.000 migrantes solo en julio, la primera vez que se supera la barrera de los 200.000 en 21 años.
2. ¿Por qué ahora?
Si bien muchos haitianos han intentado establecerse en países de América Latina, los que se han marchado hacia EE.UU. señalan que tuvieron que hacerlo por la falta un buen empleo o un estatus legal.
En la frontera de México, Jenny Joseph, una haitiana de 37 años, dijo a la agencia Reuters que había vivido durante dos años en Chile, pero se fue porque nunca pudo obtener documentos para estar en el país.
Explicó que su primo fue deportado de regreso a Haití con su familia después de tres días en el campamento de Estados Unidos, por lo que ella había decidido «mantenerse alejada del lado estadounidense».
A eso se suma la creenciade que bajo el gobierno de Joe Biden la política migratoria sería menos dura, y la reducción de algunos controles fronterizos en países latinoamericanos impuestos durante la pandemia de covid-19.
A su llegada a la Casa Blanca, Biden prometió ser más «humano» hacia los migrantes y aquellos en busca de asilo que predecesor republicano, Donald Trump, si bien desde su administración se ha tratado de desincentivar a los migrantes de cruzar la frontera en numerosas ocasiones.
Según el canciller mexicano, el flujo actual de haitianos «se debe a que Estados Unidos (…) amplió hasta el 2023 el programa TPS» que brinda un estatus de protección temporal a quienes ya están en EE.UU.
Algunos haitianos fueron animados a viajar a EE.UU., pero «los están engañando», consideró Ebrard.
El gobierno estadounidense ha advertido que no hay facilidades para acceder al país.
Desde el foco del problema, en la ciudad de Del Río, Texas, el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, recalcó el lunes que las fronteras «no están abiertas» y que los migrantes «no deben emprender el peligroso viaje» hasta ahí.
3. El Título 42 de EE UU
La política antiinmigratoria del presidente Donald Trump redujo las posibilidades de solicitar asilo en EE.UU. y la pandemia de coronavirus limitó aún más las opciones para acceder al país.
El gobierno de Biden ha mantenido la activación por parte de su predecesor del conocido como Título 42, una excepción en la ley de salud del país, que permite restringir la entrada de extranjeros por vía terrestre por motivos sanitarios (incluso para quienes tienen visa).
En resumen: la frontera está cerrada para actividades no esenciales y eso incluye a los solicitantes de asilo o refugio.
La norma, además, permite a las autoridades de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP, por sus siglas en inglés) la deportación inmediata de extranjeros indocumentados. Más de 940.000 indocumentados detenidos han sido expulsados desde el año pasado.
Esta política ha sido denunciada por organismos internacionales, pues pone en riesgo a quienes huyen de su país por temor a perder la vida.
«Las expulsiones sumarias y masivas de personas que se están llevando a cabo actualmente bajo el Título 42, sin detectar las necesidades de protección, son incompatibles con el derecho internacional», dijo este miércoles el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi.
En un comunicado, criticó a las «condiciones deplorables» que pasan los haitianos en la frontera con México, tras las imágenes del campamento precario bajo el puente y la polémica actuación de agentes fronterizos a caballo persiguiendo a migrantes con riendas.
La propia Casa Blanca denunció el comportamiento de las autoridades fronterizas, considerando «terribles» las imágenes, y anunció que ya no serán usados caballos para perseguir a los indocumentados.
4. La crisis en otras fronteras de América Latina
Lo que ocurre en EE.UU. es solo una parte de la alarmante situación que se vive en otras fronteras del continente por la llegada masiva de migrantes.
La Defensoría del Pueblo de Colombia informó que hay unos 19.000 migrantes (un número récord) varados en la ciudad de Necoclí, a la espera de un turno para cruzar a Panamá, país que permite la entrada de 250 por día por motivos sanitarios.
La mayoría de ellos son haitianos, pero también hay migrantes de Venezuela, Cuba y países de África. Las malas condiciones en las que aguardan han generado problemas sanitarios para adultos y niños, además de falta de alimentos.
Desde ahí hacen un peligroso recorrido por las selvas y pantanos del Darién para continuar por los países de Centroamérica.
Y en la frontera de México y Guatemala se ha generado otra problemática en las últimas semanas.
En coordinación con EE.UU., el gobierno mexicano ha aplicado controles más estrictos sobre los migrantes que entran al país en esa frontera, lo que ha llevado a confrontaciones con migrantes que se quejan de la lentitud del proceso.
Incluso ha habido confrontaciones violentas, una de ellas a inicios de septiembre en la que migrantes haitianos fueron golpeados por agentes migratorios mexicanos, ahora bajo investigación.
«Estamos desesperados», dijo a la agencia AFP Maximil Marcadieu, de 28 años, quien pasó casi dos meses viajando desde Chile solo para quedarse atrapado con miles de personas debajo de un puente en la frontera entre México y Estados Unidos.
«Mucha gente sueña con ir a Estados Unidos y ahora están deportando a todos», lamentó.
5. ¿Qué alternativa tienen?
Los haitianos no saben qué puede pasar, pero tienen claro que no desean volver a Haití.
Marie Chickel, de 45 años y con dos hijos de 10, explicó que no pudo dormir en el campamento de Ciudad Acuña, México, porque había rumores de una redada de agentes migratorios mexicanos.
Viajó desde Chile pensando que podría entrar a EE.UU. y ahora está en la incertidumbre.
«Si no puedo cruzar [a EE.UU.] y si puedo encontrar papeles aquí para trabajar, para enviar a mis hijos a la escuela, puedo darle las gracias a Dios», dijo a la agencia AFP entre sollozos.
Otros haitianos del lado estadounidense no fueron informados de que serían devueltos a su país, lo que causó la ira de quienes han llegado a Puerto Príncipe de manera sorpresiva.
«Ni siquiera nos dijeron lo que estaban haciendo», dijo Sonia Piard entre lágrimas al diario The Washington Post.
«Dijeron nuestros nombres y dijeron que nos llevarían a otro lugar. No sabíamos que íbamos a regresar a Haití. Nadie nos dijo que íbamos a regresar a Haití. Necesitamos volver a Chile, pero ahora no nos queda dinero ni hogar. ¿Qué será de mis hijos?», lamentó.
Dada la magnitud del problema, el canciller Ebrard, el secretario de Estado de EE.UU., Anthony Blinken, y otros funcionarios de países de América Central se reunirán este jueves en el marco de la Asamblea General de la ONU para dialogar sobre la situación.
«Se tiene que tener una respuesta, pensamos nosotros, de carácter regional y con apoyo también de la Organización de las Naciones Unidas para apoyar que la situación en Haití pueda mejorar lo más pronto posible», manifestó Ebrard.
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