Cuando Javier Milei llegó a la presidencia de Argentina, el 10 de diciembre de 2023, se convirtió en el primer economista en la historia del país en alcanzar ese cargo.
Pero ese hito sería apenas uno de los muchos que marcaría en su primer año de mandato el primer libertario que gobierna una nación.
A pesar de no tener mucha experiencia política -recién ocupó su primer cargo público en 2021, como diputado- este año el excomentarista televisivo ha dominado completamente la escena nacional, incluso dejando su huella en la política internacional (fue el primer presidente extranjero que se reunió con Donald Trump tras su triunfo).
«Tiene una centralidad absoluta, que está basada en su forma disruptiva de hacer política y en su capacidad de iniciativa», dice el politólogo Miguel De Luca, del Instituto de Investigación Gino Germani, de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Milei, de 54 años, llegó a la presidencia prometiendo hacer frente a las dos principales preocupaciones ciudadanas: sanear la economía del país con la inflación más alta del mundo y reducir la inseguridad.
Y en un solo año logró grandes avances en ambas áreas.
La inflación, que se había disparado por encima del 25% mensual el mes que asumió, ha bajado al 2,7% por mes (la interanual llegó a bordear el 290% en abril y para octubre -última cifra disponible- se redujo al 107%).
En tanto el dólar -la otra obsesión de los argentinos- se mantiene estable. Y los bonos y acciones del país registran precios récord.
Por el lado de la seguridad, las muertes en la ciudad de Rosario, que se había convertido en la «capital de los homicidios» de Argentina debido a la violencia narco, se redujeron drásticamente.
Y ya casi no hay «piquetes» (o protestas con cortes de calle), que por años fueron una pesadilla diaria para quienes debían transitar por el ajetreado centro porteño.
Todo esto explica por qué, a un año de asumir, Milei mantiene su popularidad (fue elegido en segunda vuelta con el 56% de los votos y hoy tiene niveles de aprobación de entre el 53% y el 56%, según las últimas encuestas de Opina Argentina y Poliarquía, respectivamente).
Esto, a pesar de que los argentinos han vivido uno de los años más duros de su historia, con la peor recesión de América Latina, una caída fuerte del consumo masivo (retrocedió un 15% entre enero y noviembre según la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios), y el mayor salto de la pobreza desde el colapso económico de 2001-2002, con un aumento de más de 5 millones de pobres desde que asumió Milei.
En BBC Mundo hacemos un repaso del primer año del líder libertario y te contamos cuatro cosas inéditas que ha hecho y que suponen un cambio radical para Argentina.
1. Presidente sin partido
En la historia argentina nunca hubo un outsider que, en apenas dos años y sin estructura partidaria, lograra alcanzar la primera magistratura del país.
«Una de las leyes de hierro de la política argentina era que era necesario tener un partido político para garantizarse la victoria en una elección presidencial», dice De Luca.
Sin embargo, Milei no lo tenía. La Libertad Avanza (LLA), su agrupación, nació como una coalición electoral integrada por varios partidos para impulsar la candidatura del economista a diputado por la ciudad de Buenos Aires, en 2021.
Fue solo en septiembre de este año, ya con Milei en la presidencia, que LLA obtuvo el status jurídico como partido nacional.
No obstante, el economista libertario logró imponerse por dos factores, señala el analista: primero, la decepción por el fracaso de los dos últimos gobiernos, encabezados por partidos tradicionales (el kirchnerismo peronista y el macrismo).
«Y segundo, por la propia figura de Milei, alguien con un discurso más orientado hacia las redes sociales que hacia las formas tradicionales de hacer política», afirma el politólogo.
Pero, aunque ese dominio del mundo digital le permitió armar una base de fervientes seguidores, en especial hombres menores de 35 años que lo viralizaron y le dieron trascendencia nacional, la ausencia de una estructura partidaria lo perjudicó.
Aunque ganó la presidencia, el mileísmo no obtuvo una sola gobernación y apenas logró menos del 10% de los escaños en el Senado y el 15% en la Cámara de Diputados.
Con estos resultados, muchos analistas auguraron que el gran problema de Milei sería la gobernabilidad.
Sin embargo, en su primer año de mandato, logró que se aprueben sus principales propuestas.
¿Cómo lo hizo?
Marcos Novaro, director del Centro de Investigaciones Políticas (Cipol), le explicó a BBC Mundo que el presidente supo aprovechar la fragmentación de los partidos políticos tradicionales para gobernar en minoría.
“Aportó mucho su pragmatismo, su cintura para negociar y llegar a puntos de entendimiento con una mayoría muy amplia de legisladores de oposición que estaban fragmentados en un montón de expresiones con mucha dificultad para coordinarse entre sí”, afirmó.
Pero para algunos el factor más definitorio fue que aprovechó una herramienta que presidentes anteriores ya habían utilizado para gobernar con una minoría en el Congreso: los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) y los vetos presidenciales, que le permitieron circunvalar el parlamento de forma legal.
Los críticos advierten que gobernar por decreto y desoyendo al Congreso pone en riesgo la división de poderes y debilita la democracia.
«Milei quiere gobernar como un monarca, a puro veto y DNU. Hay que pararlo», denunció en X el diputado socialista Christian Castillo.
Con todo, Milei, un economista sin experiencia en gestión pública, ha demostrado tener gran habilidad política, dice Novaro.
“Es un político muy intuitivo, muy astuto y tiene una enorme capacidad para construir poder y bastante instinto para conservarlo”, completa.
2. Nuevo estilo presidencial
No solo su uso -o abuso- de decretos ha generado cuestionamientos sobre la forma en que gobierna Milei. También es muy objetado por sus modos y por sus constantes agresiones contra muchos de los que piensan diferente de él.
Desde su cuenta personal en X -en donde se define solamente como «Economista»-, el presidente suele criticar y descalificar a otros, ya sea de forma directa o likeando o republicando mensajes de sus seguidores, y en un tono que se aleja mucho de la tradicional mesura asociada a su cargo.
Su gran caudal de posteos contra todo tipo de personas, desde economistas o políticos que lo cuestionan hasta dirigentes universitarios, empleados estatales, artistas, científicos y académicos -la mayoría de ellos progresistas y muchos afectados por sus recortes presupuestarios- suelen incluir lenguaje soez y referencias escatológicas.
También ha sido criticado por mensajes homofóbicos y por utilizar la palabra minusválido como un insulto.
El estilo frontal de Milei no solo está reservado para el mundo digital.
En entrevistas y discursos llama a referentes de izquierda «cucarachas«, e incluso ha insultado a otros presidentes como Luiz Inácio «Lula» da Silva, Andrés Manuel López Obrador o Gustavo Petro.
Ni siquiera los propios del gobierno han quedado a salvo del temperamento tempestuoso del mandatario, quien en su primer año ya despidió a decenas de funcionarios, entre ellos a su jefe de Gabinete, al ministro de Infraestructura y a su canciller.
También ha enfriado su relación con la vicepresidenta, Victoria Villarruel, a quién definió como una persona que «no tiene ningún tipo de injerencia en la toma de decisiones».
Los detractores de Milei advierten que sus diatribas contra quienes piensan diferente, muchas veces viralizadas por sus seguidores en X, pueden fomentar la violencia política. Y alertan que las constantes remociones de funcionarios afectan la estabilidad del gobierno.
También preocupan a muchos observadores las constantes agresiones a la prensa.
Milei suele llamar «ensobrados» (que reciben sobres de dinero) a muchas de las principales figuras periodísticas del país.
También ha llamado a los periodistas «corruptos, sucios, prostituidos, mentirosos, extorsivos» y “delincuentes del micrófono”, comentarios que le han valido constantes denuncias de las principales organizaciones de prensa.
“Gracias a las redes sociales se les terminó el privilegio de casta que han tenido durante tanto tiempo y que han ejercido con tanta violencia. Por eso, acepten que el mundo cambió para bien y a ustedes se les acabó el monopolio de la palabra”, escribió en X el 20 de noviembre.
Marcelo Longobardi, un prestigioso profesional que suele ser blanco de las agresiones de los libertarios, afirmó que «Milei es un autócrata que dice y hace cualquier cosa».
Sin embargo, los seguidores del mandatario afirman que simplemente es alguien genuino que dice lo que piensa.
También celebran sus otras excentricidades, como usar el pelo desordenado (lo llaman «el Peluca«) o cantar rock en sus mitines, todas características que lo llevaron a ser famoso antes de entrar en la política y que hoy lo distinguen de la tradicional «casta política» a la que dice despreciar.
«Si no, no sería yo», se justifica Milei cada vez que se aparta de las formalidades de su cargo.
3. “El mayor ajuste en la historia de la humanidad»
Milei no solo llegó a la presidencia de manera inédita y tiene un estilo de gobernar inédito. También hizo cosas que nadie había hecho antes.
Para empezar, cumplir desde el día uno con una promesa electoral: terminar con el déficit fiscal.
El economista libertario echó mano de la metafórica motosierra que utilizó como símbolo durante su campaña y arrasó con el gasto público, recortándolo un 35% en el primer semestre del año -equivalente a 5,6 puntos del Producto Interno Bruto (PIB)-, algo sin precedentes en la historia moderna de Argentina.
Según el propio Milei, se trató del «mayor ajuste en la historia de la humanidad» y su objetivo era lograr que Argentina deje de tener más gastos que ingresos (o déficit fiscal), un problema que ha aquejado al país durante 113 de los últimos 123 años y que explica sus constantes problemas de inflación.
A pesar de que muchos dudaban de que el gobierno pudiera sostener el superávit fiscal -tener más ingresos que egresos-, logró mantenerlo, lo que ha sido clave para bajar la inflación, según los expertos, ya que se cortó con la emisión monetaria (la impresión de billetes para cubrir el mayor gasto), lo que fogoneaba los precios.
Milei también sacó del rojo a las reservas del Banco Central, que heredó con un saldo negativo.
Y le está devolviendo credibilidad financiera a Argentina: el llamado “riesgo país”, un índice que cuantifica lo riesgosa que es considerada la deuda pública para los inversores extranjeros, está en su punto más bajo en cinco años.
Tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco Mundial pronostican que en 2025 Argentina será el país de la región que más crecercá: un impresionante 5%.
Sin embargo, el costo que han pagado los argentinos por este ajuste sin precedentes ha sido enorme.
De hecho, parte del motivo por el que el crecimiento del año próximo será mayor que el del resto de las economías latinoamericanas es que Argentina partirá desde el último lugar.
La recesión que causaron las medidas de Milei hizo que este año el país sea el que más cayó económicamente: un 3,4%, según ambos organismos internacionales.
Y este freno de la economía agudizó la pobreza, que aumentó 11 puntos desde que llegó Milei, el mayor salto en 20 años.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec), 7 de cada 10 niños argentinos es pobre. Y más de la mitad de la población -casi el 53%- no llega a cubrir sus necesidades básicas.
Si bien el gobierno atribuye este deterioro a las políticas anteriores del kirchnerismo, fue el reacomodamiento de precios que hizo Milei al asumir, incluyendo una brutal y repentina devaluación del peso -que perdió la mitad de su valor contra el dólar, cuya cotización estaba muy retrasada-, lo que hizo que el aumento fuera tan pronunciado.
Milei ha reconocido que el “sinceramiento de precios” llevó a que la pobreza aumentara al 57% en el primer trimestre. Pero asegura que, a partir de entonces, las correcciones económicas que está haciendo están generando una baja en los índices de pobreza, un dato en el que coincide el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA).
A comienzos de noviembre, Milei también anunció que «la recesión terminó» y prometió que “de ahora en adelante todo lo que queda es crecimiento”.
A pesar de su optimismo y de la buena situación macroeconómica, las encuestas muestran que cerca de la mitad de la población desaprueba de su gestión, un reflejo de que muchos aún no ven mejoras en su situación económica y otros reprueban sus constantes ataques contra emblemas de la educación, la cultura, la ciencia y el periodismo.
4. Peso fuerte
Quizás la cosa más inesperada que hizo Milei en su primer año fue apreciar el valor del peso, moneda a la que durante su campaña definió como «excremento«.
Dos de las políticas que lo distinguían como candidato eran su propuesta de dolarizar la economía y «dinamitar» al Banco Central.
Por eso ha sorprendido que, lejos de destruir el peso y la institución que se encarga de gestionar la política monetaria, Milei los ha fortalecido.
Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de la consultora Orlando J. Ferreres y exmiembro del Consejo de Asesores Económicos del gobierno, explicó a BBC Mundo que el presidente «decidió postergar» sus planes, ya que se encontró con un problema: la enorme deuda que el Central había contraído con los bancos privados durante los gobiernos anteriores.
«Si dinamitabas el Banco Central con toda esa deuda, lo que iba a pasar es que ibas a tener un problema con el sistema bancario», afirmó.
El economista explicó que «al arreglar el problema del Banco Central y el del déficit del Tesoro, dos de los mayores problemas que tenía el peso argentino, empezó a apreciarse la moneda«.
El gobierno dejó de emitir pesos, lo que llevó a que estos aumenten de valor, detalló.
Sin embargo, Milei asegura que su proyecto original sigue en pie. En un discurso ante empresarios dijo que su plan es que haya una «dolarización endógena» que eventualmente torne innecesario al Banco Central.
«Significa permitir el uso del dólar o cualquier otra moneda de cambio en una libre competencia de monedas», explica Spotorno. «El peso va desapareciendo porque la moneda de ahorro de los argentinos es básicamente el dólar».
Pero esta novedosa estrategia de Milei ha traído un problema inesperado: Argentina se puso cara en dólares.
Es algo que no solo incrementa el costo de vida de los argentinos, sino que además preocupa al sector turístico, que ya no recibe la ola de visitas extranjeras de los últimos años y prevé una temporada de verano muy complicada, con un éxodo de argentinos a países vecinos como Brasil, Chile y Uruguay.
Asimismo ha generado inquietud en la industria, ya que producir, tanto para el mercado local como para exportar, se encareció.
Pero, a pesar de que existe un consenso de que el valor del dólar oficial -el que está controlado por las autoridades- está retrasado con respecto a la inflación, el gobierno asegura que no volverá a hacer una gran devaluación del peso que reforzaría la moneda estadounidense.
El ministro de Economía, Luis Caputo, dijo que el plan es que converjan el dólar oficial y el «blue» (o dólar libre), la principal referencia de precios en este país, cuyo valor ha bajado en los últimos meses.
Una vez que esto ocurra, y que el gobierno termine de sanear las deudas del Banco Central, estarán dadas las condiciones para el próximo gran desafío de Milei: el levantamiento de los controles de capital (o «cepo») que hoy limitan el acceso al billete estadounidense y cuya eliminación es considerada por los analistas como un paso esencial para atraer inversiones y volver a generar confianza en Argentina.
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