Con la vista puesta en reabrir la economía lo más pronto posible para mitigar daños, muchos países han empezado relajar las estrictas medidas de confinamiento adoptadas para detener la propagación del coronavirus.
Pueden permitirse algo así las ciudades que han conseguido aplanar la curva y registrar menos casos cada día, pero todos permanecen vigilantes a la posible señal de una segunda ola de infecciones.
Quienes dejan la cuarentena atrás han adoptado ciertas medidas en las que el resto de países tiene puesta la mirada para aprender y aplicarlas en el caso de que funcionen.
El caso más llamativo es el de Nueva Zelanda, que la semana pasada empezó a dejar atrás uno de los confinamientos más estrictos del mundo.
El país tenía en vigor lo que llamó estrategia de «eliminación» de la curva de contagios, que introdujo medidas fuertes al comienzo de la emergencia para evitar la expansión del virus.
La respuesta danesa fue dura y muy temprana sin haber registrado siquiera una solo muerte por coronavirus.
Fase «burbuja»
La estrategia ha dado sus frutos y esta misma semana algunas actividades económicas han vuelto a ponerse en marcha con algunos requisitos.
El principal, nada de servicio cara a cara, y la puesta en marcha del concepto «burbuja».
Cada persona puede relacionarse con un pequeño grupo de amigos cercanos o familiares, mientras que debe mantenerse a dos metros de otras personas.
En esta fase, la Unión Europea aconsejo a los 27 países miembros que actúen lentamente en el regreso a la vida normal y que basen sus medidas en el asesoramiento científico.
Alemania ya reabrió la semana pasada sus tiendas, pese a contar con un abultado número de infecciones.
Todos a la espera
La medida sitúa al país en el centro de las miradas internacionales a la espera de saber si esta estrategia provoca un rebrote de casos.
Y las autoridades permanecen vigilantes ante los efectos y dispuestas a reaccionar rápidamente ante ellos.
«En este momento, tenemos algunas medidas de levantamiento leves. Mantener la distancia y la higiene en las manos es más importantes que nunca. Debemos seguir monitoreando la situación muy de cerca», le dijo a BBC Mundo Marieke Degen, del Instituto Robert Koch de Virología, responsable de la estrategia alemana frente al covid-19.
Además, el gobierno anunció que el uso de mascarillas sería obligatorio desde el pasado lunes en el transporte público y en los supermercados.
Ventajas de las mascarillas
Aunque la OMS recomienda usar mascarilla en caso de tener tos o estornudos, y en el caso de los que están sanos solo para atender a alguien en quien se sospeche la infección, Degen cree que llevarla comunitariamente «puede contribuir a retrasar la propagación».
Y aunque reconoce que todavía no hay una base científica sólida para esto, dice que «parece plausible» creer que las mascarillas ofrecen protección, dice.
Así, el Instituto Robert Koch recomienda usarlas «en entornos en los que no siempre se puede mantener la distancia o en el que hay muchas personas», como es el caso del transporte público por ejemplo.
Para Alemania, la prueba final llegará el 4 de mayo con la reapertura de los colegios, aunque los eventos multitudinarios estarán prohibidos hasta el 20 de agosto.
Pocos niños y separados
La recomendación de Academia Alemana de las Ciencias, la institución que reúne a algunos de los científicos más reconocidos del país, es que la vuelta a las clases se haga en grupos de 15 alumnos como máximo.
Alemania puede empezar a relajar las medidas de cuarentena gracias a una detección rápida de casos.
El país tiene capacidad de hacer 160.000 exámenes por semana para detectar el coronavirus.
Es uno de los países del mundo que más test ha hecho a su población.
Esto permitió a las autoridades aislar a los infectados y ralentizar el contagio del coronavirus. También usar los ventiladores antes de que la condición de una persona infectada se deteriorara del todo.
Su gran capacidad hospitalaria y el cumplimiento estricto del distanciamiento social también han ayudado a la vuelta a la «normalidad».
Clases con distancia
Otro caso de éxito es el de Dinamarca, que a mediados de abril ya comenzó a revertir el cierre de las ciudades y de la actividad diaria.
Y los beneficios de actuar tan temprano han hecho que, después de un mes de cuarentena, los niños menores de 11 años están de vuelta en los colegios y guarderías desde el 15 de abril aproximadamente.
Eso sí, sentados en mesas que están separadas dos metros entre sí.
Pero ¿cómo pudo el país iniciar tan pronto la desescalada?
«En comparación con otros países europeos, Dinamarca fue uno de los primeros en adoptar medidas», cuenta Adrienne Murray, corresponsal de la BBC en Copenhagen.
El 11 de marzo se anunciaron una serie de restricciones, 12 días antes, por ejemplo, de que se introdujeran medidas en el Reino Unido.
Entonces, las reuniones se limitaron a 10 personas, se cerraron las fronteras y los trabajadores se quedaron en casa.
Sin embargo, el bloqueo de Dinamarca ha sido mucho menos restrictivo que el de Francia o el Reino Unido.
Inversión en el sistema de salud
No es obligatorio quedarse en casa y aunque los bares, gimnasios y peluquerías están cerrados, muchas tiendas permanecen abiertas.
Los datos sugieren que los años de inversión de Dinamarca en su sistema de salud están dando sus frutos.
«Todavía tenemos mucha capacidad, tanto en términos de camas normales, camas de cuidados intensivos y ventiladores», afirmó Hans Joern Kolmos, profesor de microbiología clínica en la Universidad del Sur de Dinamarca.
Noruega y Austria también fueron de los primeros países en Europa en reducir las restricciones lentamente.
Primeros pasos
En Austria, con solo 8,9 millones de habitantes, las pequeñas tiendas, las de bricolaje y reparación de bicicletas y los parques reabrieron el 14 de abril.
Su proximidad a Italia y a la realidad de contagios y muertes que estaba viviendo su vecino, hizo que las autoridades adoptaran estrictas medidas a mediados de marzo, adelantándose a los posibles contagios.
Está previsto que el resto de tiendas, los restaurantes y hoteles abran en mayo.
Las restricciones a las bodas y a los funerales siguen vigentes así como las multas a quienes rompan la distancia de seguridad o el aforo permitido en una tienda.
Los ciudadanos están obligados a llevar mascarillas en supermercados, taxis y transporte público.
Noruega y Bulgaria
Los niños regresaron a los jardines de infancia de Noruega el 20 de abril y a las escuelas secundarias una semana después.
En Bulgaria, los mercados de agricultores están reabriendo.
Las tiendas que venden materiales de construcción y bicicletas en la República Checa están de vuelta en el negocio y las reglas se han relajado para las áreas de recreación al aire libre.
España, que junto con Italia ha sido la más afectada por covid-19, permite desde el 14 de abril que los trabajadores no esenciales vuelvan a trabajar y para ello repartió mascarillas protectoras en las estaciones de trenes y metros.
Los niños pueden volver a salir a la calle acompañados de un adulto desde el pasado domingo.
Sin embargo, no son pocos los líderes que han dejado claro que pese a todo, la vida rutinaria permanecerá restringida durante un tiempo y las medidas de distancia social seguirán siendo estrictas.
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