En el siglo XVI Juan de Pimentel, gobernador de la provincia de Venezuela, realizó el primer plano de la ciudad: una cuadrícula con las calles y esquinas. Cinco siglos más tarde, la capital de Venezuela se expandió a los pies de El Ávila y hoy es el caraqueño quien dibuja su propio mapa. LuisRa Bergolla, comunicador social de 47 años de edad, también se propuso mapear la ciudad a su manera. El resultado de la exploración urbana resultó en [CCSen365], un programa de la asociación civil Collectivox que desde febrero de 2016 reúne a una manada urbana que recorre la capital.
Inspirados por el libro Caracas del valle al mar: guía de arquitectura y paisaje de Federico Vegas, Iván González Viso y Peña de Urbina Peña, [CCSen365] ha logrado conquistar los cuatro puntos cardinales de la ciudad con recorridos históricos y temáticos. Desde sus inicios no paran. Ni siquiera durante la pandemia el colectivo ha dejado de reconciliar al caraqueño con su ciudad. Algunas de las experiencias incluyen Ccs Cinética, donde visitaron obras del maestro Carlos Cruz-Diez; Hacia Caracas futura, Damero fundacional, Hacia La Florida, Por los rieles de Antímano, Remapeando la Ciudad Universitaria y, recientemente, recorridos virtuales por Museo de Ciencias y Visita a los siete templos.
Luego de cinco años reconociendo y reinterpretando el patrimonio de la ciudad, Luis Bergolla, gerente general de Collectivox, hace un balance positivo del programa: «Nosotros irrumpimos con un modelo de recorrido diferente. Con una alta convocatoria de personas, yendo a las zonas rojas de la ciudad, entrando a los sitios con las mayores restricciones de acceso y cambiando el modelo de un solo guía que se aprende un guion y lo repite. Nosotros empoderamos a los verdaderos protagonistas: los vecinos, investigadores o fundaciones que tienen un conocimiento profundo de estos bienes y queremos que ellos nos cuenten sus historias como guías», comenta.
«Cuando fuimos a la Plaza O’Leary teníamos a la hija de Francisco Narváez quien no solo es hija del escultor que hizo las fuentes de la plaza, sino además es la directora de la Fundación Narváez, que rescató y restauró las fuentes. Si ibas al edificio Junín en El Paraíso, que data a los años cincuenta, el guía era uno de los vecinos. Ellos hablaban de por qué valoraban esa edificación y cómo conservaron los materiales originales en el edificio con el paso del tiempo. Y el año pasado cuando hicimos recorridos dedicados a Carlos Cruz-Diez, nos acompañó su nieto Gabo Cruz y él nos habló en el Centro de Acción Social por la música sobre el maestro», señala el creador de [CCSen365].
De cada caminata es importante dejar registro, pues se trata de acontecimientos efímeros. Con la crónica, fotografía y video se guarda para la memoria colectiva lo que ocurrió en cada experiencia. Durante los primeros dos años la participación era gratuita y la contribución era subir a las redes sociales un post con un breve texto e imagen sobre lo vivido y hacer uso de las etiquetas #CcsEn365 y la propia del recorrido. Más tarde, invitaron a periodistas y escritores para que los acompañaran y generaran relatos sobre el recorrido. A partir de entonces cada participante se convierte en un cronista de Caracas.
También, el relato en imagen y palabra publicado en redes sociales genera un impacto positivo en otras personas. Es decir, partiendo de que el miedo frena al caraqueño para explorar su ambiente, leer o ver que ir a un lugar que parece peligroso, realmente no lo es, resulta en una experiencia grata. Cada usuario se convierte en un embajador de la ciudad y comparte entre sus contactos lo bueno del recorrido. Así se genera un círculo digital que deriva en más personas animadas a participar en las rutas de [CCSen365].
La historia de este programa comenzó en 2015 cuando Bergolla y su equipo buscaban espacios en Caracas para jóvenes entre 15 y 30 años de edad provenientes de zonas populares. Esto formaba parte del proyecto Busca tu espacio, llevado adelante por Collectivox, la Unión Europea y el British Council. Allí ofrecieron espacios en la ciudad para utilizarse de manera gratuita por jóvenes con ideas de emprendimiento, deportivas o culturales. Entonces, con el fin de ubicar más espacios, se encontraron con propietarios que entendían el proyecto y estaban dispuestos a ceder por algunas horas o días su infraestructura. Además, entablaron una conexión más profunda con la ciudad al conocer nuevos espacios.
Caracas es privilegiada por su clima y naturaleza, además, tiene un importante patrimonio cultural. Y si bien algunos son privados, Bergolla asegura que pueden ser apreciados como parte del patrimonio colectivo. El remapeo que realizan parte de la necesidad de acercar al caraqueño a espacios, obras de arte, edificios, casas emblemáticas, plazas o bulevares. Pero eso no era suficiente. El interés de LuisRa lo llevó a adentrarse en espacios menos frecuentados, unos que muchos no se atreven a conocer.
La capital venezolana es considerada como una de las ciudades más peligrosas del mundo. Sus habitantes lo saben y por ello crearon sus propios espacios seguros dentro de ella. Hay zonas que no pisan por miedo. Entonces, ¿cómo se recorre la ciudad más peligrosa del mundo? Bergolla se planteó esa pregunta y encontró una respuesta atinada: el efecto del cardumen. De esa manera, un grupo de personas se convierte en una masa capaz de espantar cualquier amenaza, una manada urbana, como él la llama. Usualmente los grupos son de entre 100 y 150 personas, pero una vez alcanzaron los 202 participantes en un recorrido por San Bernardino en 2016.
«Siempre desechamos la idea de contratar guardaespaldas o pedir acompañamiento de policías porque si hacías eso, en ese momento, hipotecabas tu derecho a circular libremente por la ciudad. No solamente queremos hacer recorridos para valorar el patrimonio y cambiar la percepción, también queremos que estas experiencias sean ejercicios de ciudadanía. Ejercer la ciudadanía como hombres libres donde solo necesitas la cédula de identidad para circular libremente. Si vas acompañado de escoltas, pierdes esa condición», comenta el comunicador social.
Otra variable para [CCSen365] era la selección del recorrido y para ello toman en cuenta dos factores: que tenga un número significativo de bienes patrimoniales y que sea una zona con altos índices de percepción negativa. Basado en la filosofía de los puntos rojos (donde ocurren la mayor cantidad de siniestros en una zona), intervienen para cambiar la percepción de los caraqueños sobre su ciudad. Y esto lo realizan a través de la valoración del patrimonio como una estrategia para seducir al ciudadano. De esa manera sale a la calle a conectar con sus espacios a través de recorridos urbanos.
La manada urbana, los guías e invitados especiales van acompañados por centinelas que garantizan el éxito de la excursión. Ellos se unen como voluntarios y son los ojos y oídos del grupo. Además, durante las primeras visitas a lo que será el recorrido, donan horas para ayudar a Bergolla a identificar lugares de interés, generar guiones, cronometrar la caminata y tomar en cuenta detalles que usualmente se pasan por alto, pero que son esenciales. Para participar los voluntarios llenan un formulario en la página web y se postulan.
«Nuestro aporte podía venir en transformar la percepción que había de miedo en la ciudad. En lugar de hacer intervenciones físicas del espacio, empezamos a hacer intervenciones psicológicas del espacio público. No podíamos bajar los números de muertes violentas, pero sí cambiar la mente, el cristal con el que el caraqueño empezaba a ver la zona que era como territorio de miedo», dice Bergolla sobre el objetivo que se ha propuesto con [CCSen365].
El reconocimiento de zonas continuó. Leyeron estudios realizados por el Observatorio de Violencia y otros publicados por universidades venezolanas. Tras ese proceso encontraron que la mayor percepción de miedo está localizada en urbanizaciones, pero estadísticamente el mayor número de crímenes ocurría en zonas populares donde la sensación de temor era menor. Esta contradicción llamó la atención de Bergolla, pues es un tema psicológico difícil de vencer. El miedo, sin embargo, no está atado a estadísticas, sino que se alimenta de otras variables diferentes a cifras, como experiencias, historias o noticias.
En cinco años la capital ha cambiado. Los problemas sociales y económicos aumentaron, y la movilidad se complicó debido a la falta de billetes y escasez de gasolina. Sin embargo, el gerente general de Collectivox ve luz en la oscuridad: emprendedores de toda índole que apuestan por el buen servicio y variedad en sus productos. A ellos los ve como activos que se suman a la oferta cultural y recreacional de la ciudad. «Caracas tiene altos contrastes, solo alguien que vive aquí puede entender esa tensión tan fuerte entre lo bueno y lo malo. Nosotros buscamos generar una experiencia que esté en el punto medio», agrega.
Para el activista social, la Caracas ideal es una donde pueda transitar como peatón de manera libre; donde la oferta de medios de transporte no se limite a un carro particular ni a horarios. La libertad, dice, se siente en la movilización. Por ello, desea que en el futuro Caracas cuente con espacios donde pueda moverse de manera cómoda y segura. También, espera que la cantidad de espacios para disfrutar de los bienes patrimoniales de la ciudad aumenten, incluso aquellos que no pertenecen al sector público.
Incluso durante la pandemia
Durante 2020 el confinamiento fue la norma en Venezuela, en el mundo. Había poco tiempo para salir y explorar la ciudad. Sin embargo, para LuisRa Bergolla el encierro no era nuevo, los caraqueños se confinaban antes del covid-19 por miedo. «Ya estábamos acostumbrados a un distanciamiento urbano. Ya buscábamos la casa como trinchera para protegernos. La pandemia en Caracas hace del camino uno más cuesta arriba porque lo que habíamos avanzado en el terreno de reocupar la calle, el covid-19 nos obligó a echar dos pasos hacia atrás», añade Bergolla, quien, a pesar de lo negativo, rescata que la pandemia les permitió probar recorridos virtuales.
Desde marzo la necesidad de salir llevó al equipo de [CCSen365] a trabajar en experiencias virtuales. El primero de ellos fue Los siete templos desde casa (en Semana Santa). Tomaron fotografías en 360°, redactaron textos interpretativos y grabaron archivos de voz (que llaman cápsulas sonoras) para subirlos en su sitio web. A eso se sumaron las visitas guiadas en vivo por Instagram al Museo de Ciencias o la Quinta de Anauco. Con el paso a la virtualidad, [CCSen365] exploró nuevas tecnologías y no solo cumplieron acercarse a las personas en Caracas, sino que dieron con una audiencia fuera del país: la diáspora venezolana.
Este 24 de julio, con motivo de celebración del aniversario de Caracas, realizarán nuevamente su ruta más ambiciosa: De Catia rumbo a Petare. Dividida en 9 caminatas, esta experiencia podrá disfrutarse de manera presencial y virtual a través de Telegram. Allí podrá apreciarse la riqueza del espacio público caraqueño a través de historias narradas por arquitectos, vecinos e historiadores urbanos sobre los íconos de cada zona entre el este y oeste de Caracas. Esto en colaboración con el Archivo de Fotografía Urbana y el colectivo musical El Marchante.
Al día siguiente, el domingo 25 de julio, [CCSen365] ofrecerá un intercambio en vivo a través de su cuenta en Instagram para recorrer e interpretar piezas clave del Museo de la Fundación John Boulton, su relación con Simón Bolívar y la Batalla de Carabobo, que este año conmemora su bicentenario.
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De Catia rumbo a Petare, un recorrido de largo alcance (21 km), surgió de un comentario que hizo el arquitecto Federico Vegas a propósito del año 2067 cuando Caracas cumpla 500 años de fundada. Para entonces, espera el arquitecto, el peatón será el protagonista de la ciudad y podrá recorrerla longitudinalmente y disfrutar de plazas, bulevares y cafés en ese eje. Bergolla no quería esperar 47 años para esto y lo propuso como primer recorrido del año.
«Tenemos que tonificar la masa muscular desde ahorita para poder llegar a ese momento. Y si ahora no están las condiciones para eso, es bueno ir pensando en cómo será posible. Queríamos comprobar que eso descrito por Vegas es caminable, placentero y bioseguro. Nosotros no estamos descubriendo el agua tibia, cualquier venezolano que se respete ha hecho esa ruta porque se ha ido la luz, el metro no funciona o salimos a marchar; pero esta vez queríamos hacerlo desde la contemplación. Y demostramos que era posible a través de caminatas cortas de una hora», puntualiza.
Si bien han visitado los cuatro polos de la ciudad, para [CCSen365] el próximo desafío es La Guaira. «En 2016 eran 10 recorridos que seguían la expansión de Caracas. Comienza con el Damero fundacional, luego Catia porque es la expansión de la ciudad al litoral y el tercer recorrido fue El Paraíso porque se extendió hacia el sur. El último era La Guaira, pero no pudimos hacerlo porque terminamos el año con una exposición fotográfica de todo lo que capturaron con sus cámaras los participantes. El año pasado lo teníamos planteado, pero por la pandemia fue suspendido. El recorrido está ya diseñado en papel, pero nos falta ejecutarlo», explica el comunicador social.
Bergolla confiesa que le gustan aquellos lugares difíciles de acceder. Está obsesionado con el Observatorio Cagigal y una iglesia diseñada por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva en el sector F del 23 de Enero. «Son recorridos que me gustaría realizar. Pero mi conquista tipo Everest sería el Observatorio Cagigal, que está muy cerca del Guarataro, y es una edificación que pertenece a las Fuerzas Armadas, de manera que es probable obtener un no rotundo y, además, está muy cerca de colectivos que hacen vida ahí. Mezclar esas dificultades me encanta».
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Además de reconciliar, revalorar y reinterpretar el patrimonio, una de las metas de [CCSen365] es hacer del ciudadano guardián y centinela de su ciudad. «El patrimonio es el ancla, la historia de sus habitantes. Son páginas de un libro que hablan de la ciudad y sus habitantes. Ayudan con la identidad incluso cuando no estás. Queremos crear una masa crítica para ese proceso de reconocimiento, hacia dónde vamos y de dónde venimos. Que sean los primeros custodios del patrimonio que habla de todos nosotros. Así poner las condiciones mínimas de salvaguarda para que los caraqueños que no han nacido puedan disfrutarlo a futuro», finaliza.
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