Al General (D/E) Oswaldo Sujú Raffo,
cabal defensor del Esequibo,
recientemente desaparecido
Solemos pedir prudencia en tan delicada materia, aunque muchas veces se le confunde con el silencio cómplice, o los eufemismos de ocasión. Lo cierto es que, recientemente, actualizando la noticia, la Corte Internacional de Justicia dictó recientemente una sentencia de carácter incidental en el marco de la demanda interpuesta por Guyana contra Venezuela, inexplicablemente aplaudida por los responsables del pausado arribo del problema a La Haya. A Nicolás Maduro y a la Cancillería se les advirtió con suficiente antelación de las consecuencias de la remisión ordenada por António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, a la vuelta de un largo año. Aceptemos, absolutamente nadie pudo declararse sorprendido por el plazo perentorio fijado con toda claridad a mediados de diciembre de 2016 por la instancia internacional. Junto con Mi Mapa incluye Nuestro Esequibo, mes por mes, en el curso de todo 2017, alertamos sobre el lento, pero seguro cumplimiento de un lapso de inequívoco cuño preclusivo, por todos los medios de comunicación disponibles, cuestionando las actuaciones de un mediador suficientemente autorizado por el referido secretario general, como el noruego Dag Halvor Nylander, añadido el deplorable impasse entre Rafael Ramírez y Samuel Moncada en torno a la embajada venezolana en Naciones Unidas, mientras los guyaneses diligenciaban eficazmente en Nueva York. Faltando poco, en fecha 25/02/17, el urgido problema lo planteamos a cámara plena en la Asamblea Nacional, proponiendo una comisión especial o mixta del parlamento, especializada y a dedicación exclusiva en la materia (https://www.youtube.com/watch?v=J9j4P2qy1-0&t=11s); en fecha 14/12/17, agotado el plazo, reiteramos la cuestión en rueda de prensa desde la sede legislativa (https://www.youtube.com/watch?v=ocmy75OtMU8); y, agotado el plazo, en fecha 06/08/18, en sesión plenaria formulamos alternativas concretas para una correspondiente política de Estado, finalmente aprobada la citada comisión (https://www.youtube.com/watch?v=gq8rJMO4zgA&t=29s).
Frente al régimen, hay autoridad moral para responsabilizarlo de la innecesaria situación en la que nos encontramos. Lo referimos porque hemos vivenciado personalmente el territorio del Esequibo, gracias a una inédita, irrepetible y también riesgosa incursión realizada hacia 2013, más allá del río Cuyuni. E, igualmente, dedicamos la debida atención al problema desde nuestras responsabilidades parlamentarias, en la perspectiva de una construcción del sentido común (http://www.ulpiano.org.ve/revistas/bases/artic/texto/REDIAJ/8/rediaj_2017_8_209-247.pdf), permitiéndonos desarrollar un intenso trabajo con un apasionado grupo de profesores de la Universidad Simón Bolívar en la especialidad y en la de las relaciones civiles y militares, derivando en tres artículos arbitrados que son motivos de personal satisfacción. Insistimos, por una parte, en la concepción y diseño de una política pública, otro ejemplo, en fecha 14/07/15 (https://www.youtube.com/watch?v=M8c6K73KVJw), desembocando en el apoyo de una Ley de Defensa de la Fachada Atlántica, y la promoción de una reforma parcial de la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación, como una Ley de Estadidad del Esequibo que fue curiosamente introducida en tres oportunidades al parlamento, dos de ellas en la plenaria, sin que luego apareciese por Secretaría. Por otra, en el reconocimiento y concurso de las organizaciones de la sociedad civil especializadas en la defensa de nuestro territorio, con quienes intensificamos nuestras relaciones de trabajo, compartimos innumerables foros dentro y fuera de la universidad, presenciales y virtuales, conjugando una amplitud de miras que bien expresamos al rebautizar una de las principales arterias viales del municipio Baruta (https://lbarragan.blogspot.com/2016/02/breve-version.html). Por decir lo menos, dudamos que una vocación semejante a la de toda una oposición genuina y venezolanista, tenga equivalencia en los sectores oficiales, u oficialistas. Y, por ello, nos encontramos con un país increíblemente en vías de su desterritorialización, a juzgar por el manejo irresponsable del problema esequibano, el control interno de grandes o pequeños espacios ejercido por grupos irregulares y la nada casual transterredad de casi 8 millones de venezolanos que buscan refugio en otras, distantes y ajenas latitudes.
Sostenemos, luce impensable desertar del proceso desplegado en La Haya. Nos adentramos a una etapa diferente y completamente inédita del problema que exige de una vocación y destreza, talento y probidad política, que van más allá de la mera invocación y alegación de las razones históricas y jurídicas que nos asisten, respecto a los complejos y sensibles intereses que asoma o cursa uno y otro extremo de la Fachada Atlántica. O el desplazamiento creciente, continuo y masivo de venezolanos hacia el más lejano este para el asombroso contraste de nuestras inmerecidas penurias y las promesas de un esplendor petrolero que, además, valga la acotación, podrá agravar las agudas contradicciones internas de la sociedad guyanesa. Por ello, trascendiendo a las consabidas circunstancias actuales de expolio de los recursos naturales que hicieron de lado el Acuerdo de Ginebra, luce pertinente con una superior convicción, disposición y habilidad, aquellas medidas provisionales que muy bien puede dictar la Corte que no está impedida estatutaria y reglamentariamente para hacerlo, “sin que sea indispensable acreditar el riesgo de un daño irreparable”, como atinó en prever el Dr. Héctor Faúndez Ledesma en un magnífico aporte hecho a la obra que coordinó con el Dr. Rafael Badell Madrid, intitulada La controversia del Esequibo (Academia de Ciencias Políticas y Sociales – Editorial Jurídica Venezolana, Caracas, 2022: 453-462).
Rechazamos la injusta generalización de un sentimiento y complejo de culpa que también se deriva de la propaganda y publicidad oficial, cuando ha de tocar ineludiblemente el tema. Lejos de desmayar, constituye un desafío extraordinario para el presente y futuro liderazgo democrático afrontar creadoramente una realidad que tiene correspondencia con un excepcional fenómeno de alcance universal: bajo sojuzgamiento, la quiebra inaudita de la otrora potencia petrolera y la desintegración territorial indispensable de revertir, cabe recordar, por razones relativamente diferentes a la que imaginó Francisco Herrera Luque en su novela 1999.
Forzados a una perpetua vecindad, igualmente los guyaneses afrontarán retos que, en el supuesto negado de una sentencia que pueda favorecerlos, no los relevará de las relaciones de interdependencia que la región exige y exigirá, tarde o temprano, a los fines de acceder limpiamente al libre y convincente desarrollo económico, bajo principios y valores que necesitan redescubrir y realizar. Por supuesto, en La Haya no hay libelo alguno que les avise al respecto.
@Luisbarraganj
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