Comunidades de zonas controladas por el Clan del Golfo salieron este domingo a marchar. Le piden al Gobierno que vuelva a declarar el cese al fuego con este grupo armado, el mayor del país.
Esto para poder llegar a una solución negociada que traiga paz a sus territorios.
«Pedimos al Gobierno y a los grupos alzados que por favor cesen, que el cese al fuego bilateral vuelva a ser real para que vuelvan los diálogos y pueda haber paz total en el territorio». Aseguró a EFE Marisol Ruiz, líder de la Mesa de las Víctimas del municipio de Unguía, en el Darién chocoano.
En esta región del noroeste colombiano, pegada al Caribe, personas de varios municipios salieron a las calles con camisetas y pancartas pidiendo «Paz Total con Justicia Transicional». Fue en una jornada en la que se conmemora en Colombia el Día de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas, donde han realizado eventos culturales y deportivos.
“Hoy debemos manifestarle al Gobierno que una paz con hambre no dura, una paz sin oportunidades no es estable, una paz sin educación no tiene futuro. El sueño de la paz se debe concretar a partir del goce efectivo de nuestros derechos fundamentales”, manifestó Ruiz al término de la movilización en Unguía.
Por eso ahora le reclaman al Estado y a los grupos armados que no quieren «más guerra» ni tener que seguir poniendo hijos para la causa. «Las mujeres somos el fortín de guerra en la violencia», subraya esta lideresa.
Tensión tras la suspensión
El pasado 19 de marzo, el Gobierno anunció que suspendía el cese al fuego bilateral que tenía vigente desde el inicio del año con el Clan del Golfo. El mayor grupo criminal de Colombia heredero de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Esto después de que lo acusara de atacar a la Policía y de instigar el paro minero que mantuvo en jaque la región del Bajo Cauca durante 33 días.
«La fuerza pública debe actuar de inmediato contra las estructuras de la organización mafiosa», alegó el presidente colombiano, Gustavo Petro, en un mensaje en su cuenta de Twitter. Después de anunciar que se reactivaban «todas las operaciones militares» con este grupo.
«Había una tranquilidad relativa con el cese bilateral», argumenta Ruiz, que añade que «al presidente romper el cese bilateral todo se tensionó».
Esta lideresa tiene miedo que la ruptura del cese al fuego vuelva a traer hostilidades y que el Estado entre a militarizar los territorios.
«La comunidad en parte le tiene más miedo a los helicópteros (militares) cuando vienen bombardeando», asegura Ruiz. No niega que en la zona hay cultivos de coca que ya han sido blanco de operaciones militares.
Movilizaciones armadas
Hay cuestionamientos del Clan del Golfo, también autodenominado Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC). El grupo está instrumentalizando protestas civiles como estas para sus propias causas.
Como ya lo hizo, a juicio del Gobierno, con el paro minero del Bajo Cauca, que provocó la ruptura del cese, y en los fines para reivindicarse como grupo político.
Sin embargo, las AGC lo negaron esta semana en un comunicado. En él insisten en que los actos son programados por las comunidades y organizaciones sociales sin su apoyo. Ni que participen «en forma alguna en su coordinación».
«Obvio que nuestros hombres y mujeres de inteligencia saben lo que se va a adelantar, pero hasta ahí llega nuestra intervención», dijeron.
El Clan del Golfo quiere que le den estatus político para así conseguir una negociación con el Gobierno y no el sometimiento a la Justicia del que se ha hablado hasta el momento.
«Que haya una igualdad de condiciones para que los grupos se puedan sentar a dialogar porque están hablando de sometimiento. Yo no creo que esa gente vaya a aceptar sometimiento, ellos van a querer justicia transicional para sentarse a hablar», consideró Ruiz.
Lamenta que al final las poblaciones son las que quedan «en mitad de esta pelea».
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