Semana Santa, conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Los fieles católicos se congregan para celebrar la santa escritura que muestra los momentos más intensos de la liturgia, los cuales reflejan los padecimientos de Jesucristo. En este sentido, el obispo de la Diócesis de Trujillo, monseñor José Trinidad Fernández resaltó que este tiempo no es un espectáculo, sino un encuentro con el amor de Dios.
Un porcentaje elevado de la población festeja estos grandes momentos acompañados por las diversas tradiciones que transcienden en el tiempo. Todo inicia con el Domingo de Ramos, cuando la feligresía contempla como Jesús entró victorioso a Jerusalén, asimismo recuerdan al pueblo que lo aclamó con palmas en señal de alabanzas.
Trinidad Fernández, describe a Jesús en este primer día como el Mesías, el más esperado por las naciones, pero no para dominar y someter a los pueblos, sino para invitar a todos los bautizados a seguir los senderos del amor.
“La palma de olivo clama que Jesús es el Señor, es también la palma de tu vida que debe aclamar que es el único Señor”, sostuvo.
Representación del Espíritu Santo
La Semana Mayor también es semejante al tiempo de reflexión. Durante el Martes Santo las iglesias católicas acostumbran a celebrar la Misa Crismal, allí se renuevan las promesas bautismales, se consagra el Santo Crisma y se bendicen los Santos Óleos.
La palabra crisma significa unción, es la materia sacramental con la que son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación, también la reciben los obispos y sacerdotes al ser ordenados. Para los creyentes este óleo perfumado es la representación del Espíritu Santo.
Asimismo, el obispo explicó que desde la Catedral Nuestra Señora de La Paz en Trujillo, los sacerdotes diocesanos y el clero renovaron su consagración a Dios. «Oramos y acompañamos a nuestros sacerdotes para que, a ejemplo de Jesucristo buen pastor, anuncien al pueblo de Dios la palabra de salvación que nos lleva a vivir la cultura del encuentro del amor y de la paz», destaca.
Fieles al Nazareno
Hoy Miércoles Santo, es el día en el que las calles y avenidas son desbordadas por el fervor ardiente de un pueblo feligrés que aclama a Jesús con la cruz acuesta durante una procesión tradicional que representa el calvario que padeció Cristo.
Asimismo, Trinidad Fernández agregó que los niños, jóvenes y adultos asisten a las celebraciones vestidos de nazareno, para «pagar sus promesas por favores concedidos, también elevan oraciones y plegarias ante la imagen de Jesús de Nazaret».
En tal sentido, explicó que el color morado es significado de penitencia: “Solamente cuando el corazón del ser humano se humilla ante Dios, Él lo enaltece, lo eleva. Él lo hace a cada uno de los que se acercan con fe a pedirle al Nazareno, lo hace portador de su gracia y de sus bendiciones».
“Acompañemos en todas las misas de nuestras parroquias en la Diócesis de Trujillo, acompañemos al Nazareno que siempre está con nosotros y que nunca nos abandona. Las procesiones del Nazareno renuevan la fe en la Cruz bendita del Señor donde encontramos la rendición”, subrayó.
Triduo Pascual
El Jueves Santo los católicos a través de la liturgia que ofrece la Iglesia celebran el inicio del triduo pascual, el cual dura los días jueves, viernes y sábado, siendo los misterios centrales de la redención en la que se fortalece la vivencia de fe.
“Es día del amor, de ese mandamiento que el Señor no ha dejado de amarnos como Él nos ama, es esta la expresión de una vida nueva que comienza en el amor y vuelve nuestra vida para que en Cristo, quien es el amor del Padre hecho carne, podamos experimentar en Él esa fraternidad que todos debemos construir desde la solidaridad”, aseguró monseñor.
Este mismo día se rememora la institución de la Eucaristía, por lo que el obispo indicó que Jesús quiso quedarse en el pan de vida. Asimismo, dijo que: “El jueves santo, el día del sacerdocio de Jesucristo, volvamos a tener presente que los sacerdotes son fuente de bendición para la comunidad cristiana y pedimos perdón por las veces en las que no hemos sido capaces de llevar el evangelio de Cristo y de no tener una actitud cristiana, evangélica en nuestra vida, de nuestra entrega y del servicio al prójimo”.
Silencio y oración
El silencio y la oración son aspectos vivenciales del Viernes Santo, siendo un día de reflexión sobre la cruz de Cristo, en la cual murió por la humanidad. Desde la cruz, Él gritó al Padre desde el dolor. “En ese día tan especial en la Iglesia no se celebra la Eucaristía, es la celebración de los oficios santos que la liturgia nos pone para que esperando el Sábado Santo la gloria de la Resurrección vuelva a nuestro corazón, a la vida de los trujillanos y de aquellos hombres y mujeres que forman parte de este país para que la resurrección de Cristo haga posible una nueva humanidad”, agregó.
Finalmente, el obispo invitó a los fieles a que en la resurrección de Cristo vuelvan a Galilea, refiriéndose al pasaje bíblico donde los discípulos se encontraron con Él. “Volvamos a la Galilea de nuestra vida, para dejar que el Señor sea nuestro gozo, paz y alegría, el impulso en la acción evangelizadora, para que el evangelio nos haga a todos hermanos y hermanas”, concluyó.
Por: Rossiel Hurtado
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