Apóyanos

Activistas iraníes denuncian que niñas y jóvenes son un blanco del gobierno

Por EFE
    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

Activistas iraníes denuncian que niñas y adolescentes se han convertido en un nuevo «blanco» del gobierno en la teocrática República Islámica de Irán. Así lo denuncian voceros de ese país residentes en España, desde donde quieren alzar la voz.

Alertaron sobre «los miles de envenenamientos» que se producen en los centros educativos femeninos desde el pasado noviembre. Desde septiembre de 2022 Irán vive un proceso de protestas contra el gobierno del líder supremo, Alí Jamenei.

Este arrancó tras el fallecimiento en una comisaría de la joven Mahsa Amini, detenida por no llevar el velo islámico correctamente colocado en la calle.

Las protestas dejan cerca de 600 fallecidos, miles de detenidos y un movimiento feminista en alza.

Este movimiento reclama, con gran protagonismo de la población más joven, Derechos Humanos e igualdad de género.

Según denuncian organizaciones activistas de defensa de los derechos humanos en Irán, desde el mes de noviembre se han registrado al menos 5.000 envenenamientos. Todos con gases, en escuelas, dirigidos especialmente hacia las niñas.

«Quieren alejar a las mujeres de los colegios», determina la activista Arezoo Mojaverian, en una entrevista con EFE en Madrid. Ella expone las «terribles» situaciones que sufren las niñas y adolescentes en su país.

«Se trata de una estrategia del Estado para evitar que las niñas vayan a la escuela, quieren hacer cundir el pánico. Igual que hicieron cuando mataron a los niños pequeños, para mandarnos un mensaje de mirad hasta dónde podemos llegar», dice Mojaverian.

La activistas iraní explica que los envenenamientos se han dado en diferentes niveles educativos, «desde las escuelas primarias a las universidades». Donde, según denuncia, «han envenenado la comida de las residencias para evitar que los chicos salgan a las calles» a protestar.

Mojaverian tiene claro que detrás de los envenenamientos se encuentra el propio gobierno. Ironiza con el hecho de que aún no se haya encontrado a los responsables. «Esto no es algo que compres en una tienda y lo eches en las escuelas».

Actos «contra una generación»

La iraní considera que estos ataques tiene un objetivo claro «una generación de jóvenes» que ya no «cree» en el gobierno y «no tiene miedo de nada» porque «no tiene nada que perder».

A su juicio, a los responsables políticos del país «no les importa la gente» sino que forman «una mafia empoderada que tiene el dinero del país. Que es mucho, con muchos recursos naturales y un nivel de corrupción que no se puede imaginar».

La opinión de Mojaverian la comparte Shadi (nombre ficticio de otra activista iraní que prefiere el anonimato), quien analiza cómo se han ido dando los envenenamientos desde noviembre.

«Empezó en una ciudad muy religiosa y se expandió por 28 provincias, miles de estudiantes han sido envenenadas, con diferentes síntomas. Todas dicen que olían algo, como a naranja, tenían nauseas, otras tuvieron síntomas más serios y acabaron en el hospital», narra.

Además, Shadi, quien cree firmemente que el Estado está detrás de estos actos. También reclama que «cuando los padres van a denunciar la situación son arrestados».

Una revolución que ya no tiene marcha atrás

Para esta joven activistas, «la República Islámica de Irán es el mayor enemigo de las mujeres» y los envenenamientos «son la prueba» de ello.

«Lo que está pasando es algo único en la historia del mundo, cómo es posible que niños que van a aprender y a divertirse a las escuelas, tengan pesadillas por ir», piensa preocupada por sus hermanas menores.

A pesar de ello, cree que las protestas por la muerte de Mahsa Amini y el movimiento feminista posterior «ya no tiene marcha atrás».

«Creemos que no vamos a volver a la situación de antes. Estamos en un momento de silencio porque estamos preparándonos para hacer cosas más serias. Es algo que va a pasar pero no sabemos cuándo», comparte.

Y aunque desconoce los tiempos, confía en que «las nuevas generaciones no se van a conformar». «Van a demostrar al mundo que están aquí y que no tienen nada que perder».

«No queremos vivir como esclavos. Es un proceso que toma tiempo pero creo que vamos a terminar en algo bueno, soy optimista, esta generación va a hacer cosas buenas, este es el momento», enfatiza.

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional