Lo de país corrupto ninguna novedad es. Ocupar el deshonroso cuarto puesto en el mundo tampoco. Compararnos en la materia con Siria, Somalia o Sudán del Sur no debe ser cosa grata para nadie, cuando esas naciones nos disputan el lugar cumbre. Lo que sí sorprendió a todos, y no me lo niegues, es esta movida de mata ataja mangos, de perseguir, encarcelar y echar al pajón a compañeros de fechorías de luenga trayectoria junto al régimen. Pero como ellos se mueven entre la incertidumbre y la oscuridad, donde, según Bolívar, solo opera el crimen, no queda más que elucubrar junto a ustedes acerca de lo que de pronto cayó por sorpresa honda.
Pudiera ser que han decidido eliminar, desechar más bien, el sector más radical en el accionar, porque se vienen elecciones y hay que dar alguna muestra de decencia, como cuando al borracho de la casa se le viste y se le cuida y se le adorna, porque llega visita. Bueno pues, mandan a recoger. En ese sentido la excusa de la anticorrupción les viene al pelo porque, además, lucen gallardos, como gladiadores contra quienes han osado, oh descubrimiento fatal y repentino, ensuciarse las manos con unas migajas. Eso podría, entre los desavezados, subir la imagen del régimen que se convertiría en émulo casi del reformador de los derechos humanos, Bukele. Anda como de moda.
También puede ser que les robaron el botín, como dicen algunos por allí y desfalcaron parte de lo que debía estar guardado para la introducción de una venidera campaña. O que ciertamente le iban a disputar por esa ala, más terrorista dentro del régimen del terror, el poder a Nicolás en caso de unas proyectadas elecciones en las que parece ser que abundan los sectores a lo interno de los rojos que no lo quieren ya como su representante mayor en el manejo del gobierno. Sería una lucha de bandas por el control de la zona. También pudiera ser que quisieran el poder ya, sin esperar evento electoral alguno. Así sus compañeros se habrán visto en la obligación de apartarlos con degradación y desgracia. No será que les estorbaba ahora el putibar, Las Mercedes o la venta de autos. Tiene que ser más que eso.
Es posible que sea, ya han asomado algo al respecto, una justificación para proceder contra factores de la oposición por hechos, creados o no, semejantes. Es algo así como aparto los míos con vergüenza, pero ustedes tienen los suyos y por ellos voy meses antes de las posibles elecciones. Algo así como vamos todos limpios a la renovada disputa por el poder. Con lo cual algunos deben estar preparando sus maletas en atención al preocupante señalamiento de llevar ante la «justicia» venezolana sus casos, sumado a la tachaduras personales que implica. Equivalente a mencionar una especie de no somos solo nosotros, ustedes también.
Tal vez China, lo que les va quedando de apoyo ante el malbaratar ruso, la tragedia turca más las imposibilidades cubanas o iraníes, sugirió aminorar la presencia de fundamentalistas medio islámicos en el manejo del poder. Porque los chinos no hablan árabe, impedimento para la comprensión. Pudiera ser también una respuesta ampliada a las protestas de esos trabajadores que, figúrense, pretenden cobrar por su trabajo en lugar de abonar sudor y lágrimas para el sostenimiento de la revolución. Lo que los ha llevado a las calles de todo el país por casi 3 meses, porque dizque con 5 dólares al mes nadie vive. El elemento distractor que faltaba a nuestras turbias realidades. El complemento del no tengo con qué responder a mis responsabilidades, a mis obligaciones.
Ponga usted de su imaginación, como seguramente lo ha hecho en un ejercicio diario desde que se conoció la noticia de la caída de un ala del avión del socialismo del siglo XXI, todos los aspectos que han podido faltar para entender lo que ocurre en torno a los señalamientos de algunos dirigentes tradicionales, de los rodilla en tierra más conocidos del castro-madurismo, porque el pensamiento libre da para mucho. Lo que sí tengo la certeza en medio de estas tinieblas provocadas justamente para esconder fechorías es que ningún venezolano; supongo que tampoco ningún extranjero, por ilógico que sea en su meditar, se come el cuento de la persecución de la corrupción como el agente motivante de lo que pasa. Esto porque está a la vista que la cárcel que mandó a hacer el salvadoreño no bastaría para meter a todos los operantes del régimen en la materia que nos impulsa hacia el tercer lugar en el mundo, porque ningún país cuya inicial empiece con S puede estar por encima, según los cálculos de contralores y de asambleístas. Esto es una estratagema y más nada. Lo que no sabemos es cuál estratagema es.
Posiblemente el tiempo nos permita conocer la verdad de lo ocurrido. Hoy, ciertamente, no lo sabemos. Esto a todos nos intriga. Nos lleva nerviosos a elucubrar incómodos. Sigamos indagando.
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