La Vida Bohème quería trabajar en un disco. La agrupación tenía varias canciones listas, pero no se planteaba publicarlas como singles. Se negaba a trabajar bajo ese formato. Soñaba con el cuarto álbum de su carrera, luego de la trilogía Nuestra (2010), Será (2013), La lucha (2017). Una conversación llevó a los integrantes a cambiar de opinión y abrirse a la idea de explorar una nueva forma de presentar su música.
Todo pasó en Nueva York antes de la pandemia. Tenían grabadas cinco o seis canciones, entre ellas «Caribe, Caribe» (que da nombre al disco), «Josefina», «Manos arriba» y «Control». No eran suficientes para darle forma a un disco. De inmediato, la banda que actualmente integran Henry D’Arthenay, Sebastián Ayala y Daniel Briceño, viajó para reunirse con los productores Rudy Pagliuca, Carlos Imperator y Héctor Castillo para comenzar a trabajar en nuevas canciones.
En el proceso, Castillo –que ha trabajado con Gustavo Cerati y David Bowie, entre muchos otros artistas– les propuso trabajar en singles y no en un álbum completo. Aunque al principio la banda se rehusaba a la idea, el reconocido ingeniero de sonido los convenció de intentarlo. «Nos dijo que lo consideráramos, nunca lo habíamos hecho. Nosotros y nuestro manager accedimos”. La banda comenzó entonces a trabajar y a publicar las canciones que más adelante incluirían en Caribe, Caribe.
Aunque este formato de publicar singles es hoy la tendencia en la industria musical, La Vida Bohème quiso darle su toque personal. Las primeras canciones, publicadas durante la pandemia, las agrupó en dos EP, FR€€$$R y Titulares. «Comenzamos con este tipo de lanzamientos como si fuese una revista mensual, bimestral o trimestral. Mes a mes o cada tres meses lanzábamos un single (…) Era una estrategia que nunca habíamos desarrollado. Entonces, Caribe Caribe es un ejemplo de un punto medio de lo que conocíamos y lo que se está haciendo hoy en día», dice Sebastián Ayala, baterista de la banda.
La primera canción que publicaron fue «Último round«, luego siguieron «Acción», «¡Plis, plis, plis!», «Miami S&M» y «Control». Todas parte de FR€€$$R. Luego se conocieron los temas de Titulares: «Manos arriba», «El paraíso perdido», «Men vs Men» y “Josefina”. Finalmente, este mes lanzaron el resto de las canciones del disco, «Caribe, Caribe», «Trail Blazer» y «Aleros/Pompeii». «Para este álbum nos pareció jugoso tener canciones que todavía no habíamos mostrado y poder sacarlas todas de un solo golpe, aunque 60% de las canciones ya habían salido. Parte del atractivo para nosotros era dar ese golpe con varias canciones frescas, que es a lo que estamos acostumbrados», cuenta Ayala.
Para el baterista, el álbum también permite, a quienes aún no han escuchado los temas que lanzaron durante estos dos años, descubrir todas las canciones. «Nos dimos cuenta de que era una buena oportunidad de cerrar todo este proceso, el primer y segundo EP, con un álbum compilado con estas otras canciones frescas. Así, los que todavía no han escuchado todo lo que venimos haciendo, aquí lo tienen resumido y pueden escucharlo cuando quieran y con más canciones. Estratégicamente, me pareció muy inteligente y pragmático. A nivel artístico también nos llena muchísimo poder decir que tenemos el cuarto álbum de La Vida Bohème. Era lo que originalmente queríamos”.
Este álbum, a diferencia de los anteriores, no tenía un hilo conductor. Todas las canciones se trabajaron de forma independiente. «La trilogía fue un trabajo lleno de sangre, sudor y lágrimas. Pienso que crear un álbum conceptual es muy trabajoso; el resultado es hermoso, no tiene comparación, pero es muy trabajoso. No quiero decir ahora que hacer álbumes no conceptuales sea fácil. Para nada. También es difícil generar contenido así porque no estás trabajando para el concepto de un álbum completo, lo estás haciendo para 11, 12 o 13 conceptos diferentes. Como no tienes que enfocarte tanto en un solo hilo conductor o concepto narrativo es más fácil, pero es más complicado porque tienes que trabajar más de 10 conceptos distintos porque cada canción es un mundo».
El título del disco, nombre de la primera canción, hace referencia a una suerte de comunicación rítmica que está presente en cada tema. «Caribe, Caribe tiene que ver con ritmo y con el hecho de que la primera canción que abre el disco, que también se titula así, es muy rítmica. Decidimos ponerle este título doble porque a Henry (D’Arthenay) le gusta hablar sobre una suerte de clave morse de comunicación rítmica en las canciones. Para mí como baterista el ritmo es mi manera de comunicarme, entonces podríamos decir que esa repetición de la palabra tiene mucho que ver con eso», explica Ayala.
El mayor desafío para la banda fue trabajar a distancia por la pandemia. «Estuvimos a punto de no sacar nada, pero decidimos lanzar todo porque era una buena oportunidad para aprovechar esa pausa de material de muchos artistas y decir todo lo que queremos decir. Fue mucho trabajo, primero decidirnos y después defender esa estrategia. No es solo generar contenido para cada single, sino contenido de portadas, arte, diseño, videoclips. Eso fue lo más difícil. En nuestro YouTube hay casi 10 videos de las 13 canciones que hicimos a distancia. Fue un trabajón, pero comprobamos que sí se puede».
Y agrega: «Nos dimos cuenta de que somos buenos productores. Yo, en lo particular, me di cuenta de que soy buen productor de contenido, metódico, organizado, y gerente de proyectos. A todos nos tocó serlo y eso antes no nos cabía en la cabeza, pero todo ese esfuerzo y hacer cosas que antes no hacíamos nos unió. Ahorita tenemos un dream team de trabajo, los procesos obviamente pueden mejorar y van a mejorar, pero nos dimos cuenta que definitivamente tenemos un equipo de ensueño para generar lo que sea. A nivel de trabajo crecimos muchísimo y maduramos muchísimo».
Si bien este formato o dinámica es nueva para La Vida Bohème, su esencia musical se mantiene. «Musicalmente somos los mismos. Las nuevas canciones tienen los mismos elementos de siempre: guitarras, ritmos de batería, sintetizadores, coros, gritos. En ese sentido, nos complace mucho poder seguir defendiendo lo que hemos venido haciendo en nuestro tipo de composición».
Para La Vida Bohème trabajar bajo el formato de singles fue una experiencia positiva y se sienten complacidos con el resultado. «Lo hicimos y funcionó. Vimos un grato resultado, un muy buen resultado. Nuestros fanáticos más allegados y más sinceros estaban siempre ahí, consumiendo, comprando y criticando constructivamente. Estaban pendientes todos los meses, mes a mes, para saber qué era lo que íbamos a decir. Entonces, la comunicación se volvió aún más directa con nuestros fanáticos, nuestros seguidores más fuertes», asegura Ayala, quien se siente contento de poder decir que La Vida Bohème tiene su cuarto disco. «Caribe, Caribe nos tiene orgullosísimos, la respuesta ha sido increíble».
Aunque la banda aprendió mucho del trabajo que desarrollaron en la trilogía, la experiencia en Caribe, Caribe fue más enriquecedora. «Para mí fue súper nutritivo agarrar por otro lado, ir por el otro camino, y ver qué pasaba. Creamos un álbum que, para mí, es de los mejores que tenemos en nuestra carrera y siguiendo una estrategia que no es conceptual, sino que se trata de un cúmulo de canciones muy bonitas en un orden determinado para que sea disfrutado como una revista de varias ideas», dice Sebastián.
El año pasado La Vida Bohème regresó al país para presentarse tras varios años sin poder hacerlo. La última vez había sido en la primera edición del Cusica Fest, en 2019. El primer show de la banda fue en el Sunset Roll Festival, en Puerto La Cruz, en abril de 2022. Aunque no sabían que esperar, los cambios en la industria del entretenimiento en el país los sorprendió. «Teníamos casi tres años sin ir a Venezuela y el Sunset fue un buen ejercicio para ir y ver que, de alguna manera muy descabellada, las cosas están funcionando. Las personas encontraron la forma de hacer que todo funcionara como para poder decir ‘Oye, la gira de varias ciudades se podría dar’ y así fue», recuerda Ayala. Luego, el grupo visitó Valencia, Mérida y Caracas con su tour Último Round.
«Aunque todo fue mágico, al principio nos dio mucho gusto porque no sabíamos qué esperar, con cuáles problemas nos íbamos encontrar, cómo se solucionarían y si nosotros tendríamos que dar más de nuestra parte para que todo funcionara, pero en verdad todo fluyó y nos contenta muchísimo», añade el baterista, que destaca, entre las cosas positivas, la nueva generación de músicos con la que descubrieron. «Nos sorprendió mucho ver tanta creatividad, sobre todo en los artistas, que es de lo que nosotros sabemos. Nos encanta saber que a pesar de que puede haber sequía siempre habrá flora que pueda emerger. Eso se ve en todo el país, no solo en Caracas; en Puerto de La Cruz tienen una movida bellísima: Horus Tierra, Tayko, los Motherflowers, Ire Pelusa, todos panas y verlos triunfar es hermosísimo».
La banda quiere volver pronto a Venezuela y espera anunciar pronto una nueva gira por el país, que incluya más ciudades. «Queremos girar otra vez este año y si no lo hacemos nos vamos a poner bien triste. Tenemos muchas ganas de tocar las canciones de Caribe, Caribe. Cuando sacas material nuevo lo que más quieres es tocarlo en vivo. Como músicos que tenemos años tocando ‘Flamingo’ y ‘Radio capital’, queremos defender y mostrar lo nuevo. Obviamente, no vamos a dejar de tocar esas canciones porque nunca vamos a defraudar a toda nuestra fanaticada que nos acompaña desde hace ya casi dos décadas».
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