Se dice fácil, pero las rodillas, los pies y la mente de quienes se atreven, gritan otra cosa. Para muchos, correr 42.195 metros es falta de cordura; para otros, es un acto de valientes. Sea cual sea la postura, muy pocas personas, estadísticamente hablando, pueden decir que corrieron un maratón en su vida. Sin embargo, este domingo 19 de marzo fueron más de 5.000 los aficionados del running los que pudieron tachar de su lista de metas el haber participado en el maratón y media maratón que el Banco de desarrollo de América Latina (CAF) preparó este 2023 en Caracas tras 6 años de ausencia.
Antes de lo previsto
El reloj marcaba las 4:00 am cuando, desde distintos puntos de la ciudad, comenzaban a verse peatones con ropa color naranja atravesando las cintas de prohibición de paso para carros en las calle y avenidas de Caracas. La organización fue enfática en ese punto: desde las 5:00 am comenzarían el cierre de vías. Al parecer, las atribuciones se tomaron desde mucho antes porque los atletas que se dirigían hacia Los Caobos –punto de salida del evento deportivo– se quejaban de no poder estacionar sus automóviles o de que sus familiares los “dejaron botados a mitad de camino” por falta de acceso una hora antes de lo estipulado.
Por Altamira, Las Mercedes, El Rosal, Chacaíto, Bello Monte y Plaza Venezuela, convivían los «gochitos» levantando sus mercados populares, deportistas a paso de correcaminos y quienes salían de los locales de moda de la zona, enfiestados y con ganas de seguir su faena, sin caer en cuenta de que, al menos por unas tres horas más, llegar a sus casas sería un tanto complicado. El contraste, paradójicamente, ponía en evidencia que hay una generación para todo.
5:30 am
Hubo caos. Nadie se atrevería a decir lo contrario. Colas infinitas de carros, gente en las avenidas transitando, atletas calentado, bocinas y gritos impacientados, y mascotas ladrando sin entender lo que ocurría frente a sus ojos. No obstante, nadie perdió los estribos, ni hubo faltas de respeto o se armó algún conflicto que necesitase intervención de las autoridades.
“¿Adónde voy?; ¿dónde me estaciono; será que quepo?, échame una mano ahí pal’puesto”, fueron de las frases que más se escuchaban. Nadie tenía temor de preguntar y todos estaban dispuestos a colaborar pues, ese día, a esa hora, algo los hacía cómplices.
El Parque Los Caobos carecía de iluminación. Celulares y linternas se usaron para sortear no solo el terreno irregular sino el asfalto, las piedras y los escalones. Sin embargo, poco parecía importar que una boca de lobo fuese a tragar a miles de caminantes anaranjados fluorescentes durante la madrugada. Tanto damas como caballeros, entre efusivos saludos, “buenos días”, abrazos y sonrisas, estaban enfocados en buscar el corral de 42 o 21K que garantizaría su salida.
La gran mayoría dejaba sus kits (bolsas identificadas con sus nombres) en manos expertas: un equipo especial de seguridad se encargaba de velar por el cuidado de pertenencias hasta que terminara el evento. Algunos aprovechaban para ir a los baños, dispuestos estratégicamente en cada sección del parque para evitar sorpresas. También se estiraban, calentaban el cuerpo y hasta ingerían pequeños snacks o geles energéticos de una vez, como si sus vidas dependiesen de aquello.
Ya casi era hora.
5:55 am
Las secciones de 42 y 21K estaban muy alejadas entre sí y eso causó confusión. La señalización de las áreas no estuvo del todo clara para los corredores, lo que generó cierta ansiedad, aunque nada grave.
Las emociones, mejor dicho, revoluciones, estaban a flor de piel. La euforia corroía el suelo a pisadas; las respiraciones se agitaban más y más; el espíritu deportivo de cada asistente amenazaba con llevarse por el medio a quien fuera. Todos iban acumulándose en su corral de salida.
Primero arrancarían los atletas de movilidad reducida, hombres y mujeres temerarios que, gracias a sus prótesis o sillas especiales, serían el ejemplo de la templanza y el brío entre miles de asistentes.
¡Pum! En punto de las 5:50 am, salieron para darle inicio a su faena. Esto solo significaría que 5 minutos después los atletas élite arrancarían su camino.
Los segundos se hicieron eternos entre aúpes, palmadas, gritos de apoyo y músculos aún estirándose, nerviosos, antes de la contienda. Estaba claro: la veintena de deportistas latinoamericanos que arrancarían vuelo, querían comerse el mundo. Se les notaba en las miradas, en las gotas de sudor que aparecían tempranas en sus frentes, en las sonrisas y las persignaciones que lanzaban al cielo dando gracias a Dios por permitirles estar ahí en ese momento.
¡Pum! Les llegó la hora y comenzó, realmente, la competencia. Argentina, Colombia, Brasil, México, Panamá, Perú y Venezuela estaban listas para darlo todo en aquel recorrido que se convirtió en “favorito” para muchos en la región a través del tiempo.
“¡Al fin, Caracas. ¡Al fin tenemos CAF!”, se escuchaba entre los atletas que en segundos tratarían de alcanzar las huellas que dejaron los élite.
¡Pum! Llegó el momento de brillar para ellos: alrededor de 1.500 corredores entregarían el corazón, el alma y el cuerpo en esos 42 kilómetros de distancia que los separaban del resto. Escasos 5 minutos después, el grupo de más de 3.000 que formaron parte de los 21K, les seguirían los pasos.
La ilusión, las ganas, la alegría, el entusiasmo, la expectativa pero también el miedo y la incertidumbre, se fusionaron para, en ese instante, fungir como catalizador entre miles de desconocidos unidos por un sueño que podría cambiarles la vida. Coexistieron muchas “primeras veces” y adultos mayores con temple de guerreros, también un elevado número de mujeres que sentaron un precedente en el encuentro: un 40% nunca congregado en un maratón de la región.
Entre las 6:15 y 9:00 am
En el parque instalaron pantallas LED para que familiares y visitantes pudieran ser testigos de lo que pasaba en las calles de Caracas. Mascotas, niños, abuelos y aficionados se sentaban en el piso o en bancos para a ver el minuto a minuto que CAF había preparado.
Se podía sentir todo: los rayos inclementes del sol caraqueño un domingo con cielo despejado; calles completamente libres –hasta de basura– que aseguraban el buen andar de los atletas; los vecinos gritando desde sus ventanas dándole ánimo a quienes participaban; las pancartas llenas de color y brillantina con palabras como “¡Sí se puede!” y “Venezuela”; toques de tambor, o música urbana a lo largo y ancho del kilometraje en algunas de las zonas más populares de Caracas. Todo convivía entre los puntos de hidratación y de atención médica desplegados por CAF durante el maratón.
Pasó 1 hora y 16 minutos cuando el primer ganador fue anunciado: el colombiano, José Mauricio González, conquistó la media maratón haciendo un tiempo de 01:03’07”, escoltado por los venezolanos Whinton Palma, con 01:06’15”, y Gregori Ibarra, con 01:08’41”, en segundo y tercer lugar, respectivamente.
Por su parte, la venezolana Joselyn Brea se hizo del primer lugar en la modalidad femenina con tiempo de 01:13’25”, consiguiendo récord nacional y del Maratón CAF; seguida de la panameña, Egris Arias, con 01:18’35”, y la también tricolor, María Garrido, de tercera, con 01:27’17”.
En la categoría de movilidad reducida, Juan Valladares se consolidó como el máximo campeón al alcanzar su quinto título con tiempo de 53 minutos y 40 segundos; mientras que en la modalidad femenina, Yenny Ruza se coronó con 01:41’48”.
El rey y la reina del Maratón CAF Caracas 2023
Fue tan reñida la competencia y tan parejo el tiempo, que durante el último kilómetro los corredores volteaban a verse entre sí intentando concentrarse en el paso que llevaban. Trataban de no perder la concentración casi sin éxito. Un gran premio estaba en juego, no podían permitirse aminorar el paso.
Cuando el cronómetro marcó las 2 horas 16’15”, el brasileño Justino Da Silva cruzó el arco de llegada de los 42K y se convirtió en el ganador del Maratón CAF 2023 y campeón panamericano. A pesar de no ser venezolano, la gente lo celebró como tal, llenándolo de alegría e inyectándolo de entusiasmo con gritos, dándole agua y su respectiva medalla de participación. En portugués, sus primeras palabras fueron “¡Gracias, Venezuela!”; ahogado en sudor, cansancio y mucha adrenalina, nunca dejó de sonreír ampliamente mientras era fotografiado y vitoreado.
Con ese tiempo logró superar por más de 2 minutos el récord impuesto en la edición de 2013. Segundos después cruzó, lamentándose, Derlys Ayala, de Paraguay, con un tiempo de 2 horas 16’39”. Quería ganar, se le notaba. El argentino Pedro Luis Gómez, lleno de ánimo y satisfacción, se quedó con el tercer lugar registrando un tiempo de 2 horas 16’53”.
Finalmente, la «estrella de la pista», la venezolana Magaly García, desató la algarabía cuando se convirtió en la primera mujer en cruzar la meta de 42K con tiempo de 2 horas 36’07”, consiguiendo también batir el récord de su categoría y ser la campeona panamericana. Bastó cruzar la meta para ponerse de rodillas, sacar una bandera de Venezuela, pegar un grito y mirar el cielo agradeciendo lo que había logrado.
La peruana Rocío Cantara le siguió en segundo lugar con tiempo de 2 horas 37’22”, seguida de Mirela Saturnino de Andrade, proveniente de Brasil, que marcó 2 horas 42’19”.
La actitud de las tres gritó al unísono: «¡Ganadoras!».
Maratón CAF: un final que es solo el comienzo
Los corredores en las calles seguían su curso. Algunos enfrentándose al cansancio, a la temperatura, a los juegos de la mente y a la trampa de la resignación. Nadie caminó, así fuese con lentitud, seguían el trote a paso de vencedores. Iban llegando graneaditos al punto de salida; algunos con tembleque en las piernas, otros con la garganta seca, unos pocos aguantando las náuseas o las lágrimas, pero ninguno con ápice de decepción. Todos estaban en la misma sintonía: conquistar un objetivo y llegar a la meta; sea como fuese.
Para los atletas, la realidad era otra. Después de un merecido descanso, masajes de descarga y un buen desayuno, llegó la hora de encontrarse con los medios de comunicación.
Junto con autoridades deportivas del país, encabezadas por el ministro de Deporte, Mervin Maldonado, y el presidente de CAF, Sergio Díaz-Granados, Justino Da Silva y Magaly García ofrecieron sus únicas palabras a los periodistas presentes en el evento.
El ganador de la competencia masculina dio gracias a CAF por la oportunidad y destacó la calidad y logística de la carrera. “Es muy emocionante para mí poder representar a mi país. «Quiero felicitar a todos los atletas, había mucho nivel y me dio mucho trabajo poder ganarles”, señaló.
Por su parte, Magaly García felicitó a los organizadores por traer de regreso la carrera a Venezuela. “Esta es una fiesta del deporte con un nivel muy alto ¡Gracias! Sobre todo a Dios, que nunca me abandona; a mi entrenador, a mi familia, a mi madre, a mis compañeros de entrenamiento y a todos los que creyeron en mí y se sumaron a apoyarme”. Asimismo, aprovechó para hacer hincapié en que ella llegó “sin ayuda o apoyo del ministerio o las autoridades competentes”, y formuló un llamado a que esto no siga ocurriendo: «Los atletas nos merecemos ser escuchados y tener la oportunidad de brillar gracias al soporte de entidades que crean e inviertan en nosotros. Esto debe dejar de ocurrir, nosotros no podemos hacerlo todo por nuestros medios, sobre todo las nuevas generaciones”.
El ministro de Deporte, ante esto, indicó que eventos como el Maratón CAF son sinónimo de compromiso. “Desde ya estaremos trabajando para el 2024 porque esta competencia llegó para quedarse. A pesar de que, actualmente, estamos viviendo momentos de escasez, de recortes y dificultades económicas, estamos aquí para superar cualquier adversidad, como hasta ahora hemos hecho. Todo lo conseguiremos con un trabajo articulado y mancomunado, con un objetivo superior: brindar esa posibilidad de unión de Venezuela, Latinoamérica y el Caribe”, destacó. “Hoy ratificamos el compromiso y lo elevamos. No solo por este evento sino también por nuestros atletas. Queremos que en 2024 sea el doble de corredores y el doble de países participando aquí. Estamos hechos para grandes cosas y estamos parados frente al sendero de la evolución del deporte”, añadió.
El presidente de la CAF dijo que el maratón está en el ADN de su organización. “Esto nace del compromiso y del amor que tenemos por Venezuela. Caracas es cultura y es deporte, por eso nos veremos las caras con nuevas ideas y retos en la edición del año que viene. Haremos de esta una competencia de talla mundial que debe y tiene que repetirse, pero con más exposición, más belleza y más trabajo, pero la misma pasión”, expresó. “¿Se viene Campeonato Mundial de Maratón CAF?”, preguntó mirando a Marcos Oviedo, vicepresidente de la Federación de Atletismo de Venezuela. “Amanecerá y veremos”, concluyó.
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