En la Isla Nublar hay peligro. Un volcán se activa y los dinosaurios están a punto de extinguirse, nuevamente, en el lugar donde habitan luego de la caída del imperio tecnológico que los creó y que los mantuvo como la principal atracción de un parque para miles de turistas ansiosos de disfrutar esta obra hecha por el hombre.
La película Jurassic World: El reino caído continúa la historia iniciada en 2015, solo que esta vez sus protagonistas tomaron caminos separados. Claire Dearing (Bryce Dallas Howard) lidera un grupo que lucha por los derechos de estas criaturas, mientras que Owen Grady (Chris Pratt) está absorto en preocupaciones menos trascendentales. Todo tranquilo.
El largometraje, dirigido por el español Juan Antonio Bayona, sigue la tradición de esta franquicia: el debate sobre la ética en la ciencia, esta vez vinculado a temas más comunes en la discusión ordinaria.
Si el volcán arrasará con toda la vida jurásica en la isla, por qué entonces invertir recursos para salvarlos cuando ya hace años estaban extintos. Entonces surgen grupos a favor de los derechos de estos animales. Miles piden al gobierno que intervenga para sacar a los dinosaurios de Nublar. El Senado debate. El doctor Ian Malcolm (Jeff Goldblum) es incorrecto políticamente. En él no hay cabida para sentimentalismos.
El filme logra sumir en la expectación con toda esta discusión sobre lo que debe hacerse o no. Con guion de Derek Connolly y Colin Trevorrow, esta secuela hace una lectura de un contexto en el que se discuten, en mayor o menor medida, temas espinosos como el derecho a la vida, el aborto, la reivindicación de la mujer y el papel del Estado en las dinámicas sociales, más allá de las implicaciones morales de los avances científicos, como ocurrió en los noventa con Jurassic Park y el ambicioso proyecto del multimillonario John Hammond (Richard Attenborough) de clonar a los dinosaurios a partir de una muestra de ADN encontrada en un mosquito.
De repente, cuando ya hay suficiente tensión por la discusión, comienza la acción que se espera de la saga. Un plan secreto empieza a tambalearse por un hecho que no había sido tomado en cuenta por los protagonistas, aunque responde a un patrón conocido en películas anteriores. Pero no importa, no resta para nada fuerza al problema presentado.
Jurassic World: El reino caído, que se estrena hoy en la cartelera venezolana, es una historia de aventuras que supera las expectativas con una importante participación de los papeles infantiles, en este caso a través del personaje Maisie Lockwood (Isabella Sermon), especialmente cuando empieza a concretarse la resolución del conflicto, momento en el que vuelven a plantearse varias de las preguntas iniciales en el largometraje.
Llama la atención la contribución de la niña y la forma en la que se pliega a las disquisiciones de la trama, especialmente en una película dirigida por Bayona, cineasta muy enfocado en dramas y dilemas familiares, como se ha visto en las cintas El orfanato (2007), Lo imposible (2012) y Un monstruo viene a verme (2016).
En contra de este filme juega la poca trascendencia de personajes secundarios, muy por el contrario de lo que ocurre por ejemplo en Jurassic Park. Su presencia solo sirve para resolver asuntos urgentes o para los momentos que buscan la hilaridad ante tanta tensión en la historia de la que ya se vislumbra una próxima entrega, eso sí, con una trama que alcanzará el tema geopolítico en pos de un nuevo orden mundial.
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