284 Green Street, Enfield, en el norte de Londres es el sitio de actividad de un poltergeist mejor documentado de Reino Unido.
Poltergeist viene del alemán poltern, hacer ruido, y geist, fantasma.
Durante 18 meses, comenzando en el verano de 1977, Peggy Hodgson, sus hijas y más de 30 testigos presenciales (incluidos vecinos, investigadores psíquicos y periodistas) vieron y oyeron muebles en movimiento, objetos volando, ruidos inexplicables y levitación.
La actividad se centró en las hijas Janet y Margaret Hodgson, con Janet de 11 años actuando como conducto de una voz misteriosa y áspera.
La BBC reunió a tres de los testigos de primera mano del evento conocido como el «poltergeist de Enfield».
La periodista Roz Morris, quien grabó al fantasma para la BBC; Graham Morris, quien tomó fotos de las niñas levitando, y el abogado Richard Grosse, quien interrogó al «fantasma», reunidos 40 años después de los eventos.
Con ayuda de ellos y con testimonios de la época, este es un recuento de lo que aseguraron que ocurrió.
La madre
En la noche del 31 de agosto de 1977, Peggy Hodgson entró en la habitación de sus hijos y vio como un tocador se movía por la habitación.
En una entrevista grabada, recuerda lo que sucedió: «Simplemente no podía creerlo; de hecho, lo empujé dos veces, y una tercera vez no pude moverlo».
El extraño evento fue acompañado por repetidos ruidos de golpes, por lo que Hodgson mandó a buscar a su vecino.
El vecino
Vic Nottingham no estaba en una mejor posición para explicar lo que presenció: «Escuché los golpes mientras entraba por la puerta principal. Recorrí toda la casa, sencillamente no pude entender qué era, así que al final pensé que solo había una cosa que podía hacer: llamar a la policía».
Algo extraño estaba pasando.
El policía
La policía Carolyn Heeps fue la primera en llegar a la escena y describió haber visto una silla deslizarse por la habitación: «Se levantó del piso, tal vez media pulgada (1,5 cms.), y vi que se deslizaba hacia la derecha unos 3,5 a 4 pies (1 a 1,2 metros) antes de que se detuviera».
La policía tampoco sabía qué hacer.
El fotógrafo de prensa
El fotoperiodista Graham Morris, quien en ese entonces trabajaba para el Daily Mirror, recuerda lo que sucedió cuando recibió una llamada al periódico, y fue enviado a la casa de los Hodgson con una tarea que —dice— «le cambió la vida».
Estaba claro que los extraños sucesos ocurrían cuando los niños estaban allí.
Morris se paró en la penumbra de la cocina mientras iban llevando uno a uno a los niños, dormidos en brazos de adultos: «La última en entrar fue Janet. De repente, las cosas sencillamente despegaron y comenzaron a volar por la habitación… A mí me golpeó un ladrillo de Lego (el juego) en mi ojo derecho».
Él está convencido de que los objetos no fueron arrojados. Se movió a la esquina para tener una vista clara de cada persona allí: «Ninguno de ellos estaba haciendo nada».
Las cosas despegaban y volaban por doquier.
Morris también describe una secuencia de fotos que tomó en el momento en que Janet «levitaba».
En la foto, Janet parece haber «subido desde una posición boca abajo, volando por la habitación y está en el aire».
El investigador psíquico
Maurice Grosse, de la Sociedad para la investigación psíquica, fue el examinador que dirigió la investigación.
En una entrevista en ese momento, explicó lo que vio con sus propios ojos: «Yo mismo vi canicas moviéndose de un lado a otro; vi la puerta moverse sin ayuda. También experimenté la reducción de la temperatura».
A principios de noviembre de 1977, Grosse confrontó la presencia en la sala de estar: «Cuando hice la pregunta: ‘¿Estás jugando conmigo?’ arrojó una caja de cartón y una almohada directamente a mi cara».
La reportera de radio de la BBC
La periodista de la BBC Rosalind Morris fue una de las primeras en reportar sobre el caso. Visitó a la familia en numerosas ocasiones e hizo un documental sobre el ‘poltergeist’ en 1978.
Rosalind Morris cubrió la historia en ese momento para BBC Radio.
Junto con Maurice Grosse hizo una vigilia nocturna mientras la familia estaba dormida: «Después de que las niñas se fueron a la cama, se produjo un estrepitoso ruido arriba en su habitación».
Morris subió las escaleras y parecía que algo había movido una silla al otro lado de la habitación, a una distancia de unos 2,7 metros.
Le pareció imposible que lo hubieran hecho las chicas, que de hecho estaban en la cama. En ese entonces declaró: «Algo arrojó la silla al otro lado de la habitación, estoy convencida de eso».
El abogado
Richard Grosse es el hijo del investigador Maurice Grosse.
Como abogado recién calificado ayudó a su padre a interrogar al poltergeist de Enfield y, como tal, es probablemente el único miembro de la Sociedad de Derecho inglesa que ha interrogado a un fantasma.
Grosse recuerda como «todos los días, al desayuno, mi padre tocaba una cinta o dos. Comenzaban con ruidos, golpes». Luego «pasó a golpear en respuesta al interrogatorio».
Pero después empezó a hablar, y Grosse fue su interlocutor.
En opinión de muchos, los verdaderos fantasmas eran las niñas mismas.
El «fantasma»
Una voz ronca y masculina comenzó a escucharse cuando los niños estaban presentes en la habitación. Parecía emanar detrás de Janet Hodgson, quien dijo que sentía que la voz provenía de la parte posterior de su cuello.
La voz se identificó como un antiguo residente de la casa, Bill Wilkins, que había muerto a la edad de 72 años.
Fue interrogado por Richard Grosse, quien le preguntó si recordaba cómo murió.
Respondió: «Tuve una hemorragia, y me quedé dormido. Morí en una silla, en la esquina de la planta baja».
Cuando le preguntaron por qué Janet no lo podía ver, la voz respondió: «Soy invisible… porque soy un G.H.O.S.T. (F.A.N.T.A.S.M.A, deletreado)».
La historia, de haber muerto en una silla en la esquina en la sala de estar, fue corroborada más tarde por Terry, el hijo del señor Wilkins.
Las hijas
Janet y Margaret Hodgson, las dos hijas en el centro del caso, fueron entrevistadas recientemente sobre sus experiencias hace tantos años.
Margaret cuenta que «todos estábamos en un estado terrible, muy asustados y cansados, y empeoró a medida que pasaba el tiempo».
Janet lo resume diciendo: «Fui utilizada y abusada, hubo levitación, hubo voces y luego… la cortina que se envolvió alrededor de mi cuello, que fue muy peligroso e hizo que me diera cuenta que eso podía matarme».
Definitivamente, desconcertante.
¿Era realmente un poltergeist?
¿Se trató de un verdadero fenómeno de lo paranormal? ¿O podrían haber sido más bien travesuras humanas?
Hubo muchos que pensaron que la familia lo inventó todo, utilizando trucos básicos de magia, para conseguir una casa nueva y mejor.
Pero aunque la Sra. Hodgson era madre soltera con cuatro hijos, la periodista Rosalind Morris niega esta posible motivación: «Ella tenía una buena casa, en lo que a ella respectaba, y de hecho se quedó en ella: fue donde murió en 2003».
La periodista admite que al principio ella misma era extremadamente escéptica y buscaba maneras de destapar el «engaño», pero encontró que la Sra. Hodgson era sincera y sin duda estaba «muy asustada».
El abogado Richard Crosse descarta un motivo financiero: «Nunca ganaron dinero con eso». Graham Morris respalda esto, sosteniendo que el «periodismo de cheques» no existía en ese entonces.
Richard Crosse rechaza las afirmaciones de que Janet Hodgson sufría de Síndrome de Tourette: «Esa voz, una vez que empezaba, hablaba incesantemente durante dos, tres horas». Y su padre Maurice dijo lo mismo de la posibilidad de que fuera ventriloquia: «Mantener este tipo particular de voz por un período de tiempo sin dañar las cuerdas vocales es absolutamente imposible».
Janet, la víctima del «fantasma», adopta una actitud firme frente a los escépticos: «No me importa lo que piensen, sé lo que sucedió y sé que fue real».
Toda esa actividad ocurrió durante 1977 y 1978, y en 1979 cesó.
Según Rosalind Morris, «hay una visión espiritual de lo que pasó —que tiene que ver con fantasmas, fuerzas externas— y una teoría de fuerzas interiores —de la psicología junguiana—.
«Esta última dice que es una persona joven con problemas la que está generando la energía y que a menudo tienen que ver con la pubertad. Janet estaba exactamente en esa etapa de su vida».
«Fue algo muy extraño y yo me involucré e hice un documental para que el público juzgara por sí mismo. Pero yo no sé qué causó todo esto. Solo sé que algo muy raro estaba pasando», señaló Morris, todos estos años más tarde.
Como ella, nadie sabe aún a ciencia cierta qué ocurrió en 284 Green Street, Enfield durante el verano de 1977.
Para muchos entonces y desde entonces no fue más que un truco muy bien montado.
Cualquiera sea la explicación, la historia que ya inspiró una serie de documentales y películas parece que seguirá siendo una fuente de fascinación durante mucho tiempo.
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