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Bosnia-Herzegovina ¿una amenaza para los Balcanes?

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Milorad Dodik, presidente tripartito de Bosnia-Herzegovina (B-H) y además líder serbio, es un aliado de Rusia e intenta la secesión de la República Serbia (no Serbia). Entre los presidentes de Croacia y Serbia, también prorrusos, el presidente Dodik es líder. ¿Nuevamente Bosnia-Herzegovina representaría una amenaza para la estabilidad de Los Balcanes?

En un contexto mundial definido transitoriamente por la guerra en Ucrania, los actores asumen posiciones diametralmente opuestas, incluso en temas que históricamente han sido superados, como por ejemplo la condena a los crímenes contra la humanidad.

No extrañaría que el escenario fuese ideal para desconocer acuerdos internacionales que hasta ahora han asegurado el balance de poder en la región balcánica. Los acuerdos de paz de Daytona, firmados en 1995 para poner fin al conflicto armado en B-H, definieron, entre otros temas, que la Federación de B-H (FB-H) y la República Serbia (RS) conformarían el país y las tres principales etnias del país (bosnia, croata y serbia) representarían el sistema de gobierno. Aunque, al respecto de esto último, una decisión de la Corte Europea de los Derechos Humanos (2009) juzgó discriminatorio que otras 14 etnias minoritarias no tengan representación, ni menos participación política en el país (Juliecoeur, 2022).

A pesar de su indudable utilidad, los acuerdos de paz establecieron un sistema que no aseguró la libre expresión de la ciudadanía, esta condición ha impedido la adopción de leyes para prevenir enfrentamientos étnicos entre los diferentes grupos. Así mismo, la falta de participación ciudadana ha facilitado la corrupción generalizada y el detrimento de la economía (Hernández, 2021). La ausencia de la acción ciudadana durante más de 30 años ha permitido una profunda dicotomía en el modelo de gobierno dividido entre el federalismo y el centralismo.

Esta división de modelo B-H ha impulsado que los líderes de la República Serbia, entre ellos el presidente Didok, promuevan un referéndum para decidir su independencia, y al mismo tiempo crear una tercera entidad de mayoría croata (Juliecoeur, 2022), siendo la etnia que representa al menos el 15% de la población de B-H (statistika.ba, 2013). Además, el gobierno de la RS se manifestó contra la existencia de un modelo de justicia único en el país y la adhesión de B-H a la OTAN. Asimismo, anunció la creación de una fuerza armada serbia, reemplazó en su territorio instituciones de seguridad pública e inteligencia antes federales por otras unilaterales. Estos hechos, sumados a la alianza prorrusa, anunciarían un potencial escenario de confrontación política, pero no necesariamente bélica.

Según el presidente Dodik, el plan secesionista sería la respuesta a la supuesta victimización de los serbios de Bosnia-Herzegovina, después de la decisión del alto representante de Bosnia, Valentin Inzko, de prohibir la negación del genocidio (recordemos que la Corte Penal Internacional acusó a Serbia de no impedir la masacre de Srebrenica y no condenar los responsables).

Estas acciones han obligado a los Estados Unidos de América e Inglaterra imponer sanciones al presidente Dodik por incumplir los acuerdos de paz de 1995. En respuesta, el mandatario tripartito ha expresado mayor interés en afianzar una alianza con China y Rusia. Es importante agregar, el apoyo del presidente Dodick a la agresión rusa contra Ucrania y a los referendos rusos en las áreas invadidas para legitimar, de manera espuria, su autoridad lo cual aislaría a B-H de Occidente. De igual manera, el apoyo del recientemente reelecto presidente húngaro, Viktor Orbán, reconocido por su posición nacionalista y conservadora elevaría las tensiones étnicas en una región volátil antes estas amenazas.

La aspiración del presidente Dodik de establecer un Estado mono étnico ha reavivado la sensación de inseguridad de las personas bosnias no serbias, especialmente quienes sobrevivieron a los horrores de la guerra (Juliecoeur, 2022). Queda por ver el interesante desarrollo de esta compleja situación.

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