Días atrás recordaba varias acciones en las que participé durante mi paso por la AN como diputado por el estado Mérida sobre el Esequibo, territorio en reclamación desde hace más de un centenar de años. Entre ellas, la colaboración en la elaboración y entrega de un proyecto de ley que certificaba la creación de un estado llamado Esequibo, propuesta elaborada por el doctor Sergio Urdaneta, que incluía parte del municipio Sifontes del estado Bolívar y llegaba hasta la zona en reclamación.
Esta propuesta tiene sus partidarios y sus adversarios por motivos políticos y técnicos. Pero lo cierto es que al presentar la idea en el año 2015 ante la entonces Asamblea Nacional bajo dominio del oficialismo, fue –y sigue siendo– un acto de audacia. Para el citado año, como el diputado y amigo Luis Barragán tuvo a bien asomarlo, parlamentarios de distintas corrientes suscribimos el proyecto y lo consignamos de acuerdo con lo previsto por el Reglamento Interior y de Debates. Después, no se supo más, no apareció por ningún lado, fue tragado por la burocracia madurista.
Días atrás, a cámara plena, el diputado Luis Barragán replanteó el asunto. No podemos obviar el importante trabajo ya hecho sobre una materia que ha recibido todo el desplante y la negligencia del régimen por casi tres años. Y no podemos obviarla porque la misma discusión de un Proyecto de Ley Especial de Creación del Estado Esequibo cuenta con dos ventajas: actualiza el diagnóstico del problema y sensibiliza, así como también moviliza, a la ciudadanía en torno a lo que se ha convertido bajo este régimen socialista en una tragedia.
Vino a mi memoria una situación que, en otro contexto, podría aparecer como una anécdota graciosa, si no fuese (como lo es) una tragedia. Luego de consignado el proyecto sobre el estado Esequibo en la Secretaría de la AN, se obtuvieron copias y se recorrieron diferentes despachos oficiales para que no hubiese pretexto alguno o alegaran los diputados oficialistas el desconocimiento del proyecto. Con paciencia fuimos y entregamos ejemplares en el despacho del otrora presidente de la AN, Diosdado Cabello; y en el del presidente de la Comisión de Política Exterior, Yul Yabur; en los ministerios de Relaciones Exteriores, Interior y Justicia, Ambiente y Defensa; así como también en la comandancia general de los diferentes componentes, aunque la nota «graciosa» fue la de remitirlo a Nicolás Maduro.
El diputado. Luis Barragán y mi persona fuimos al Palacio de Miraflores, cuyas vías de acceso estaban cerradas y, por supuesto, nos costó entregar el documento, puesto que no existía una taquilla que se encargase de la recepción de este tipo de correspondencia; las que existían tramitaban correspondencia para viviendas, ayudas económicas, medicina, etc. Por nuestra insistencia llamaron a un oficial de la Casa Militar, quien ordenó su recepción después de identificarnos como diputados de la República y tener una pequeña discusión. No se podían tomar fotografías ni grabar videos, pero sí notamos que estaban llegando unos motorizados de los llamados colectivos y uno que otro gritó:»¡Esos dos son diputados escuálidos!». Hecha la consignación, Luis y yo nos confundimos entre las personas que comenzaban a hacer las colas para pedir favores al gobierno, tomamos caminos diferentes para regresar y nos reencontramos, media hora más tarde, en una esquina de la avenida Urdaneta.
Ya había suscrito también este servidor proyectos como los referidos a la Fachada Atlántica, Consejo de Seguridad de la Nación y trabajábamos en unas ideas para la modificación parcial en materia de Identificación y Ambiente. La cuestión del Esequibo ameritaba nuestra especial atención. El tiempo nos ha dado la razón. El trabajo realizado por muchos venezolanos para lograr recuperar parte importante de nuestro país no puede ser olvidado. En estos momentos, estamos a punto de perder definitivamente el territorio en reclamación a menos que cambiemos este régimen.
@freddyamarcano
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