Recientemente vimos en familia la extraordinaria película argentina que recuerda el proceso judicial que se desarrolló en ese país, para no dejar impunes los crímenes de lesa humanidad cometidos por los jerarcas de la dictadura, que se ensañó contra miles de ciudadanos argentinos.
El largometraje titulado Argentina 1985 proyecta en la pantalla los espeluznantes sucesos acontecidos en esa era dictatorial, destacando el rol jugado por el emblemático fiscal Julio César Strassera, quien, asistido por un elenco de jóvenes abogados, hizo posible que del Juicio de las Juntas se confirmara el funcionamiento de ese régimen de terrorismo de Estado que desaparecieron miles de personas y torturaron a otros miles más, entre los años 1976 y 1983.
Viendo la película escuchamos al actor Ricardo Darín pronunciar la frase “Nunca más.” Darín personificó magistralmente al fiscal Strassera y nos hizo recordar el momento en el que soltó esas palabras para sugerirle a la humanidad que nunca más se repitieran esos actos abominables. Desde entonces esa frase es coreada en manifestaciones contra las violaciones de los derechos humanos, teniendo como punto de partida 1984, año en que con esas palabras se le dio nombre a la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) para titular el programa de televisión y el informe final, sobre su labor de pesquisas, editando un texto que ha sido publicado en continuos formatos.
Esa frase la utilizó Antonio Ledezma el día en que le correspondió hablar ante la plenaria del Parlamento Europeo para agradecer, en nombre de los venezolanos, el premio Sajarov, que recibió en noviembre de 2018. Lo hizo para reclamar solidaridad con los presos políticos y justicia para las víctimas que habían perdido la vida a manos de la dictadura venezolana. Hoy, la incorporo a estas líneas para gritarle al mundo que nunca más debe aplicarse en Venezuela una Lista Tascón.
¿Por qué no debemos pedir que el CNE, reducido ahora a una oficina electoral del régimen madurista, controle las primarias?
El argumento de que “ese CNE será el que organizará las elecciones que supuestamente se realizarán el próximo año 2024” no es suficiente para desmontar la rogatoria de los venezolanos dispuestos a participar en una consulta popular transparente, como estarían llamadas a ser las elecciones primarias. Se ha pretendido desprestigiar la solicitud de que ese aparato gobiernero no meta sus manos en un evento estrictamente de la oposición, alegando que “eso es un capricho de María Corina Machado”. Pues bien, no es así. Se trata de evitar que se repita la Lista Tascón. Si ese proceso lo controla el CNE, le entregaríamos los nombres y apellidos, con dirección, lugar de trabajo y demás señas incluidas, a los funcionarios de la dictadura que se encargarían de confeccionar otra lista que serviría de base para emprender otra cacería humana contra empleados públicos, pensionados, jubilados, en fin, contra cualquier ciudadano que estaría desde ya manifestándose en contra de esa dictadura que nos oprime.
Otra cosa: la capacidad que tendría la dictadura para entrometerse en la escogencia del abanderado de la oposición. Solo basta con recordar lo que el vocero autorizado de la empresa Smartmatic que estuvo a cargo del sistema de voto electrónico empleado en las elecciones a la Asamblea Constituyente de Venezuela denunció el 1 de agosto de 2017: «Hubo manipulación del dato de participación». El director ejecutivo de la compañía, Antonio Mujica, en una conferencia de prensa realizada en Londres afirmó que Smartmatic estimaba «la diferencia entre la cantidad anunciada y la que arrojaba el sistema en al menos 1 millón de electores».
Otra cosa, ¿se puede llamar capricho de María Corina Machado la exigencia de que los millones de venezolanos desplazados por todo el mundo ejerzan sus derechos? Desde luego que no. Se trata de un derecho inalienable de todo ciudadano venezolano a participar en cuanto evento sea necesario el concurso de los venezolanos comprometidos con los mejores destinos para nuestro país.
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